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El rumor había sido rápido entre sus compañeros, ya todos sabían de su curiosa relación de tres, y aunque no les tocaron directamente el tema era claro que tenían dudas. Fue esa la razón por la que Midoriya les pidió que se sentarán todos a cenar juntos, y tomó la valiente decisión de ser sincero con ellos.

—Por favor, si los incomodamos comuniquenlo para comportarnos mejor frente a ustedes.

La mayoría lo observaron curiosos y acomplejados.

—¡Deku-Kun!— Uraraka se levantó de golpe, asombrada y siendo la primera en comprender—. ¿Por qué nos harían sentir incómodos? ¡Ustedes no hacen nada malo!

—De hecho, nosotros deberíamos disculparnos— Aportó Iida—. Hemos estado haciéndonos preguntas sin filtro sobre ustedes, sin pararnos a pensar que los haríamos sentir mal, nosotros somos quienes se disculpan

—No necesito nada—. Ladró Bakugou

—Katsuki-Kun, te queremos mucho—. Mina lo abrazó, aunque él rubio se resistía

—¡Pues yo a ustedes no!

—Bakubro, nosotros te apoyamos

—¡Pelos de mierda, no me toques!

—Midoriya— Irina se acercó a él con vergüenza—. Mis disculpas si el día que jugamos Pocky te sentiste incómodo por culpa mía, o si te cause problemas ante Shoto y Katsuki

—¡Irina-Chan, no debes disculparte por nada! Tú no sabias de lo nuestro, no me causaste problemas.

Shoto se sintió bien de que Katsuki e Izuku fueran aceptados por el resto.

—Todoroki-Kun— Yaomomo tocó suavemente su hombro—. Estoy muy orgullosa de ti

—¿Uh?

—Es que yo... Yo ya sabia de esto, escuche por accidente una conversación de ustedes cuando volvíamos de la fiesta de San Valentín, pero no quise ser imprudente

—¿Guardaste el secreto así sin mas?

—Claro, somos amigos Shoto-Kun

¿Amigos?

Él no pudo evitarlo y abrazó con fuerza a la pelinegra, que correspondió calidamente al contacto.

Tenía amigos, siempre soñó con tener de esos.

...

¿Habia pecado de confianza aquella tarde? Si alguien le dijera a Shoto Todoroki que no debía salir de la residencia jamás, él estaría dispuesto hacer caso, pero no había nadie que pudiera salvarlo de aquello.

Izuku había quedado con él, él peliverde tenía la intención de invertir en un traje para su Cam Show y Todoroki estaba dispuesto a dialogar con sobre la posibilidad de ayudarlos si así querían y si de esa forma ganaban más dinero.

Volviendo a la realidad.

El violento golpe de su pecho contra el suelo sacó el aire de sus pulmones, su mejilla golpeó tan fuerte que la sintió arder y un quejido desesperado salió de su boca.

—Te di una advertencia

—¡Ahhhhh!

Ese había sido un grito de Midoriya. Con dificultad buscaba la dirección de donde venía.

—No te autorice que levantaras la vista.

Otro grito, pero esta vez, le había partido el alma escucharlo.

Se levantó de golpe y con dificultad, pero logro estabilizarse solo para ver aquella imagen de terror.

El risueño Izuku Midoriya, sostenido por cuatro hombres que intentaban a toda costa no soltarlo. Aún así, Midoriya daba pelea tan bien como podía y buscaba zafarse. Tenía un pómulo morado, la camiseta rota por un lateral y sangre salía de su boca, tiritaba de rabia y desesperación.

—No lo hagas— Suplicó Shoto—. Él está enfermo, van a matarlo, ¡van a matarlo!

—Un daño colateral para que vuelvas tu camino original.

De pronto abrieron la puerta y Shoto reconoció los gritos; gruñidos y amenazas despenadas de Bakugou. Sus ojos iban inyectados en una cólera desquiciada, golpeaba; pateaba e incluso mordía a quien se le intentaba acercar, pero lastimosamente eran siete contra él sólo.

—... O dos, dos daños colaterales en tu camino.

Estaba tan lleno de odio que pensó seriamente en lanzarse hacia él y golpearlo hasta la muerte, pero había casi veinte hombres enemigos en la habitación y debía pensar con la cabeza fría.

—No tomes una desicion precipitada— Pidió Shoto—. Tienen familias que los esperan, y estarán tristes por ellos

—Lo se, me tome la libertad de imvestigarlos. Katsuki Bakugou, hijo de la ex comandante de fuerzas especiales Mitsuki, ¿verdad? Convenientemente no tiene buena relación con su madre— Enji soltó una risa ligera—. Y el otro, Izuku Midoriya, huérfano de padre y con un madre enfermiza. Con esta mano podría mandarla matar a ella, y con esta otra lo mataría a él, y nadie recordaría sus patéticas existencias por qué no le importan a nadie. Dime Shoto, ¿cuál de ellos te importa más? A ese le daré una muerte más piadosa y rápida.

Se mordió con fuerza el labio para evitar soltar una exclamación de cólera. Al otro lado de la sala, Bakugou le regresó la mirada con desesperación. Midoriya ya ni siquiera respondía cuando lo movían.

—¿Y luego qué? ¿Me ataras a tú brazo para toda la eternidad? ¿Seré tú marioneta y te desharas de todo aquel que intenté hacerme feliz?— Lo retó—. La única forma en que me tendrás controlado será si los dejas ir libres y con todos sus miembros del cuerpo intactos

—No estas en posición de exigir

—¡No estoy exigiendo nada imposible, te estoy pidiendo algo que no acabaría con la poca humanidad que te queda! Dejalos ir y controlame, o matalos y jamás en tu vida me volverás a ver por qué voy a  desaparecer como si la tierra me hubiera tragado.

Enji levantó su arma y apuntó hacia el inconsciente peliverde.

—No huiras si no te lo permito

—¡No!

Lo siguiente que Shoto supo era que un ruido atronador lo cegó por momentos. Habían entrado a la habitación más personas de las que podía contar, ataviados con sendas armas y trajes de policía, quien los dirigía era un corpulento hombre rubio de ojos azules que lanzaba órdenes a diestra y siniestra. Un golpe en la mandíbula lo hizo trastabillar, y aunque intentó correr hacia Midoriya o Bakugou, sus débiles piernas no se lo permitieron.

Se desplomó sobre el suelo, viendo de forma borrosa como un tiro atravesaba la garganta de su padre.

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