(✓) 𝐂𝐋𝐎𝐒𝐄 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 •˖* Blake Gray

thirty two; i don't want to

1/2.

Tomando un gran bocado de aire salgo de mi habitación rumbo a la "sala de juegos" que tenían aquí en la clínica, que básicamente era una sala de recreación donde se nos permitía jugar con los juegos de mesa o simplemente leer un libro.

En la clínica los días para mi pasaba con lentitud, como si un solo día fuera una semana completa, pero era algo más que entendible no todos estaríamos cómodos en tener que internarte en una clínica por tu salud mental.

—Aine, ¿que tienes ahí? —una de las tantas enfermeras me pregunta al percatarse que yo hacía lo posible por esconder mi mano izquierda.

—Na-nada. —respondo nerviosa y por ende tartamudeando. Al ver que la enfermera intentaba acercarse hacia mi retroceso unos cuantos pasos y temerosa por que descubriera hago lo posible por esconder mi mano, pero mis intentos fueron en vano, la enfermera había sido más rápida en tomar mi mano y salir a relucir mi autolesión.

—Aine.

—Lo siento. —respondo avergonzada. —Yo no logré controlarlo. —era cierto, yo no había logrado controlarlo, había estado sumergida en un ataque y sin mi consentimiento yo había hecho eso, una herida más que evidente.

—Lo siento, pero conoces el protocolo.
—menciona algo apenada.

El area terapéutica o como a mi me gustaba llamarla, la sala oscura. Odiaba aquella sala, no solo por que te obligaban a mantener charlas infinitas con un psicólogo, si no que en dicha sala tus medicaciones aumentaban y por ende lograban que tu parecieras un zombi deambulante, calmantes que lograban que no sintieras absolutamente nada.

—No, no. Por favor no. —le ruego a la enfermera mientras que intentaba alejarme, pero una vez más la enfermera fue más rápida y junto con otras dos enfermeras más logran rodearme para que yo no escapara.
—Yo no quiero. —sollozó.

Me odiaba a mi misma en aquellos momentos, me odiaba por no haber pedido ayuda antes y haber dejado que toda esta situación empeorara, había dejado que mis ataques solo fueran en aumento.

—¡No, no! —gritó sin importarme nada al sentir como ellas comenzaba a empujarme y guiarme hacia dicha sala. —¡No quiero, no quiero, no quiero! —repetía una y otra vez con desesperación, sintiendo como las lágrimas caían y como yo ahora estaba pasando por un nuevo ataque.

—Aine. Por favor, relájate y respira. —me indica una enferma cuando se percataron que mi respiración comenzaba a ser acelerada, y era en estos momentos cuando debían de actuar con rapidez por que al haber pasado por una situación fuerte los síntomas podía empeorar, siendo el más grave taquicardia.

(...)

Me encontraba sentado sobre el borde de la cama, bebiendo de la pequeña caja de leche de frutillas, envuelta en una manta como si esta fuera mi refugio.

No había logrado evitar que no me llevaran a la sala oscura, por que si lo habían hecho y me habrían obligado a hablar con un psicólogo por horas y la peor parte es que mis medicaciones las habían aumentado.

Toc, toc.

Un leve toque en la puerta de mi habitación fue el que provocó que saliera de mi transe y pasara a cambiar mi mirada del suelo hacia la puerta.

—Pase. —artículo, saliendo todo en un hilo de voz.

La puerta de mi habitación lentamente es abierta y por ella entra mi hermano, logrando que en mi rostro una pequeña pero notoria sonrisa apareciera.

—¿Que haces aquí? ¿Como te han dejado entrar? —preguntó una vez que mi hermano había entrado a mi habitación.

Me parecía extraño que Jack se encontrará aquí, yo no lo había llamado para que viniera, ademas las horas de visitas ya habían finalizado hace más de tres horas atrás.

—Ellos me han llamado, bueno en realidad a papá pero fui yo quien atendió el teléfono.
—me aclara mi primera duda, mostrándome una cálida sonrisa. —Y por el horario de visitas no te preocupes, me han permitido estar aquí hasta que tú logres quedarte dormida.

Sin que yo tuviera que decírselo a Jack el toma asiento junto a mi, pasando sus brazos por mi diminuto cuerpo y envolviéndome en un abrazo.

Para este momento ya lágrimas escurrían por mis mejillas sin cesar y el pequeño empaque de leche de frutas vacío ya se encontraba en el suelo. Acariciando mi cabeza Jack susurraba una y otra vez cosas reconfortantes, cosas que realmente me hacían feliz y me alentaban.

—Lo siento. —mencionó sorbiendo mi nariz a la vez que arremangaba la manga de mi sudadera y salía a relucir esa autolesión.

Jack inmediatamente en silencio tomó mi mano con fuerza. Odiaba todo esto, odiaba tener que sentirme así, odiaba tener que ver como mi familia sufría al igual que yo, pero había hecho una promesa. Había prometido no rendirme y atravesar por esto y simplemente no podía rendirme ahora.

—Sabes que mamá, papá y yo estaremos aquí.
—me susurra Jack. —Siempre lo estaremos.
—menciona atrayéndome una vez más a el y dejando un beso en mi coronilla.

—Tengo miedo. —admito.

—Todos tenemos miedo, todos los días. Es normal temer por nuestros problemas pero aún más tememos no poder afrontarlos, pero tú si puedes y lo estás logrando. —con delicadeza Jack acaricia mi mejilla y con su pulgar limpia aquellas lágrimas. —Es normal temer pero no te rindas.

Okay creo que para este momento todas están más que aburrido de esta historia, o bueno yo así lo creo. Pero en verdad quiero mostrar la importancia de tener conciencia de lo que comentamos en las redes sociales, si alguna vez hemos criticado a alguien ya sea detrás de una pantalla o en persona, pero en verdad debemos de tener consciencia por eso. Tener consciencia por que en verdad no sabemos por lo que esta persona está pasando, no sabemos lo que esta afrontando y mucho menos lo que siente, si tiene problemas de autoestima, ataques, etc.

En verdad tomen un momento de consciencia y piensen en cuantas personas pueden estas pasando por situaciones difíciles.

Y si tú estás pasando por una situación difícil no dudes en enviarme mensaje, yo haré lo posible por ayudarte por que en verdad se que sobrellevar esto no es fácil, sobrellevar ataques no son fáciles, lo peligrosos que pueden ser estos y también se lo horrible que se sienten. estos.

-ortiz