13

297 43 0
                                    

En la lucha feroz por la existencia queremos algo que dure, y nos llenamos la cabeza de basura y de datos,con la tonta esperanza de conservar nuestro puesto.
Oscar Wilde.

Agobiados y con necesidad de distraernos, tomamos una ruta alejada de las zonas más concurridas antes de volver a casa de Jacob. Enoch dijo conocer un camino rápido y desierto, y en menos de un minuto ya estábamos recorriendo la orilla del río Acequia Infecta.

Esa zona del Acre aún no había sido reparada. En verdad dudaba que se pudiese salvar algo de ese sitio. Siempre y cuando pudiésemos soportar el mal olor de las aguas del río , nos mantendríamos pegados al borde para evitar la cercanía de los lúgubres edificios.

- ¿ Cómo pueden rebajarnos a limpiabotas después de nuestras proezas en la Biblioteca de Almas ? - se quejó Victor - Salvamos a las ymbrynes. Merecemos más .

- Estoy de acuerdo - dijo Horace - ¿ Ayudante del anacronista en el Departamento de Indumentaria? Debería estar asesorando al Consejo Ymbryne sobre estrategia, como poco ¡ Veo el futuro, por el amor de los pájaros !

- Pensaba que Miss Peregrine creía en nosotros - suspiré.

- Y cree - me aseguró Olive - Esto es cosa se las otras ymbrynes. No nos conocen como ella.

- Se sienten amenazadas por nosotros - dijo Enoch - Para ellas solo somos niños peculiares , pero poderosos.

Un ruido proveniente del río llamó nuestra atención y se sintió un chapoteo .

- ¡ Un monstruo acuático ! - gritó Claire .

En verdad no era un monstruo como habíamos pensado. Se trataba de un hombre grueso de piel pálida como un pez. Nadaba a nuestro lado, totalmente sumergido salvo por la cabeza y los hombros.

- ¡ Deteneos ! - gritó el hombre - ¡ Tengo una pregunta que haceros !

- ¿ Es usted peculiar ? - dijo Millard .

- Así es. Me llamo Itch - respondió - Solo quiero saber si sois los pupilos de Alma Peregrine .

- Si - respondió Bronwyn.

- ¿ Es cierto que os movéis a vuestro antojo sin envejecer instantáneamente?

- Si, es verdad - dije.

- ¿ Y cuándo reiniciarán nuestros relojes internos ? - dijo Itch - Ya va siendo hora de cambiar de escenario .

- No es tan sencillo - le dije - Lo que pasó fue un accidente . Podríamos haber muerto.

- ¡ Lo que pasa es que no queréis compartir vuestro secreto ! - exclamó .

- No es verdad - alegó Millard - Ni siquiera sabemos si es posible replicar el efecto. Las ymbrynes lo están estudiando .

- ¡ Las ymbrynes ! - dijo escupiendo agua por las branquias - Aunque lo supieran jamás lo dirían .

- Miren - intervino Jacob - Aquí todos somos peculiares. No hay motivos para discutir.

- ¿ Y tú qué sabes ? - replicó el hombre - Te crees nuestro salvador, pero no eres más que un falso profeta .

- ¡ Yo nunca he dicho que fuera un profeta ! - intentó explicar el ojiazul - Nunca he dicho que fuera nada.

- ¡ Llevas demasiado tiempo en la Acequia ! - le gritó Enoch a Itch - ¡ Se te ha podrido el cerebro!

Dimos media vuelta y salimos caminando con la mayor dignidad posible. Itch nos siguió, gritando blasfemias e insultos, pero continuamos nuestro camino. Dejamos atrás la parte más peligrosa de la ciudad y volvimos al centro lo más rápido que pudimos .

- Veintidós minutos cuarenta segundos - dijo Miss Peregrine a penas salimos al jardín - Es el tiempo que os habéis retrasado.

- Queríamos tomar un atajo, pero nos hemos perdido - mintió Emma .

Miss Peregrine nos dio un discurso sobre puntualidad, para luego adoptar su forma de pájaro y volar a lo alto del tejado de la casa.

- ¿ Qué acaba de pasar ? - preguntó Jacob en voz baja.

- Es lo que hace cuando necesita estar a solas - explicó Victor.

- Debe de estar muy enojada - dijo Emma .

- Soporta mucha presión - la disculpó Olive.

- ¿ Y lo paga con nosotros ? - dijo Hugh - no es justo.

- Ahora mismo hay muchos peculiares que no quieren hacer caso a las ymbrynes - les dije - Miss Peregrine siempre ha dado por hecho que nosotros la obedeceríamos .

- ¡ Pues que se meta sus broncas por las plumas traseras ! - soltó Enoch.

Todo lo que queríamos y necesitabamos era descansar. Entramos a casa y Horace nos preparó una deliciosa cena. No podía dejar de pensar en las palabras de Enoch ¿ Me amaba ? Todo se había vuelto confuso y sin sentido. Él era una maldición, una maldición realmente molesta.

- Deja de torturarte - me dijo Emma en voz baja .

- No sé de que hablas - respondí.

- Victor me lo contó todo - dijo - No tienes que mentirme, solo intento ayudar. Estoy aquí para lo que necesites.

- Gracias, Emma - dije con sinceridad - Ahora mismo lo único que me apetece es darme una buena ducha y cerrar los ojos hasta mañana.

- Te entiendo - asintió - Las rupturas suelen ser difíciles.

- ¿ Victor y tú rompieron ? - exclamó Bronwyn con los ojos llenos de lágrimas, provocando que todos nos mirasen.

- ¿ Rompieron ? - dijo Olive sorprendida - ¿ Cuándo?

- Antes de volver al Acre - dijo Enoch.

- ¿ Cómo lo sabes ? - inquirió la pelirroja.

- Melina me lo dijo - respondió encogiéndose de hombros.

Continuaron lanzando preguntas sin detenerse y la situación no hacía más que ponerse casa vez más incómoda. Me puse de pie con brusquedad y fui corriendo a mi habitación . Estaba a punto de explotar , pero no podía permitirme ser débil . Aquella era mi condena : tener el corazón roto.

I found you [ || ]Where stories live. Discover now