19

241 35 0
                                    

El hombre es el propio creador de su cielo y de su infierno. Y no existen más demonios que los susurros de su propio ego.
Eliphas Levi.

Adelaide nos condujo al otro extremo del patio . Tomamos café con buñuelos sentados a una mesita de la sala de Adelaide. Junto a la puerta había una maleta preparada.

- ¿ A qué se debe esa maleta ? - pregunté.

- Me marcho - respondió él.

- Eso dices siempre - dijo Potts riendo.

- Cualquier día de estos - replicó Adelaide - Me voy a Kansas City, a ver a una antigua novia.

- No irás a ninguna parte - le espetó el señor Potts - Estás atrapado aquí,como todos los demás .

Pasados unos minutos de silencio, terminamos de saborear los buñuelos.

- Espero ni parecerles demasiado directa, - dije - pero ¿ cuál es su peculiaridad?

Adelaide tosió y bajó la vista.

- ¿ Qué oa parece si salimos a tomar el sol ? - propuso el señor Potts, fingiendo no haber escuchado mi pregunta.

- Claro - asintió Emma . 

Salimos y nos despedimos de Adelaide y de Potts. Me sentía realmente apenada por lo ocurrido, y el hecho de que mi pregunta hubiese creado aquel incómodo entorno, se me antojaba embarazoso.

- Gracias por la comida - les dije en forma de despedida - Y perdonen si mi pregunta les ha incomodado.

Ambos hombres fingieron no haberme escuchado tampoco esta vez y desaparecieron en la cabaña de Adelaide.

- Fósforo - le dijo Enoch a Emma , sucio de grasa hasta los codos - Te necesito.

Seguimos al castaño de camino al garaje, y también Paul se nos unió en el trayecto .

- ¿ Me he pasado al preguntarles a esos tipos por sus peculiaridades ? - pregunté .

- Las destrezas peculiares son como los músculos - explicó Millard - Si dejas de usarlas durante mucho tiempo, se atrofian. Quizá han perdido sus habilidades y les ha dolido que preguntaras por ellas.

- No ha sido por eso - dijo Paul - No se les permite.

- ¿ Qué quieres decir ? - preguntó Emma .

- La banda que domina la zona decretó una ley según la cual nadie puede usar su peculiaridad excepto ellos. Contratan soplones para asegurarse de que nadie lo haga.

- ¡ Por el pájaro ! - exclamó Millard - ¿ Qué clase de país es este ?

- Uno muy cruel - dije.

- ¿ Acaso hay alguno que ni lo sea ? - suspiró Paul.

El garaje tenía más aspecto de granero que de otra cosa. No había nadie por los alrededores ; el bucle debió crearse un domingo o un día de vacaciones. Víctor había empujado el Aston Martin a un saliente vacío con herramientas colgadas de las paredes. Enoch ya casi había reparado el coche, solo faltaba soldar unas piezas de metal, y para ello, necesitaba el fuego de Emma .

I found you [ || ]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum