✯°•Capítulo Trece•°✯

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Renacer

Hitori se encontraba muy motivada en ese momento; Se había comprometido a entrar en la habitación extraña una vez que encontrara a los demonios libres. Y por fin había conseguido eso.  Tardó una semana más de lo esperado, pero lo logró. Al fin pudo encontrarlos y, luego de mucho esfuerzo, consiguió que confiaran en ella. O que al menos uno de ellos lo hiciera. 
     Su espíritu estaba radiante y lleno de vida, pues todo estaba yendo tal como había planeado. Además, ya había podido ver a Enmu e incluso acercarse aún más a él, por lo que se sentía mejor. 
     Con todo eso en mente y el plan marchando mejor que nunca, le pidió a Akaza que la acompañara a descubrir el secreto yacente en esa habitación, pues él había estado a su lado en cada paso del plan y mucho antes de eso también, por lo que le parecía que era lo correcto. 
     En un principio el varón se rehusó, mas terminó cediendo a la intriga. 
     Por la noche, ambos se adentraron en la ajada casa. Entonces llegaron al exterior del cuarto que revisarían.  Hitori se sintió mareada y con escalofríos ante la puerta del lugar, que era la única en toda la casa que permanecía intacta. 
     —¿No piensas entrar? -Dijo Akaza, desesperado—. 
     —Claro que pienso entrar -Soltó ella-. Solo que tú no tienes nada de paciencia—. 
      Respiró profundo, repitiéndose que eso no era nada comparado a todo lo que había hecho en su vida, y de ese modo pudo conseguirlo.
     La puerta se recorrió hasta quedar completamente abierta, dejando al descubierto una maravillosa habitación.  Estaba más cuidada de lo que esperaban; Sabanas de magnífica calidad se extendian por el suelo, muebles de excelente material adornaban las esquinas y todo estaba sorpresivamente limpio.
     —Se ve bien -Akaza recorrió cada rincón con inquieta mirada, sorprendido—. 
     Hitori, por su lado, se encontró en un momentáneo shock. Ese lugar la hacía sentir una nostalgia indescriptible, y también la invadía de una inmensa pena. 
     —Akaza, -A pesar de su repentino malestar, no se detendría- revisa los muebles. Tal vez encontremos algo ahí—. 
     Ambos demonios buscaron por cada rincón de la habitación, pero los esfuerzos fueron nulos; Todo lo que encontraron fue ropa elegante femenina, joyería y demás tonterías sin valor. 
     —No comprendo…   Debería haber algo más. Sé que hay algo más por algún lado -Acarició su cabello blanco para apaciguar el estrés—. 
     No estaba satisfecha con lo que se habían encontrado, por lo que puso toda su concentración en buscar algún rincón, algún sitio donde se pudiera esconder una respuesta.  
     «¿Yo dónde lo escondería?». 
     De alguna manera, esa pregunta la hizo comprender cosas.
     Las paredes de ese lugar tenían una estructura hueca donde podrías esconder cosas si es que lograbas  hacer un agujero. Y eso era justo lo que había visto; Un cuadrante de la pared se veía extraño y sobrepuesto, por lo que inmediatamente dedujo que estaría allí su gran hallazgo. 
     Tras unos minutos de pensarlo, desprendió el trozo de pared.
     —Increíble. Realmente había algo aquí -Akaza miró por encima de Hitori la brecha en la pared—. 
     Ella sacó lo que había dentro de esta; Una caja mediana de madera bastante resistente. 
     —Ábrela ya. Tardas mucho—. 
     —Lo hago como puedo…   Ten un poco de paciencia, ya la abro -Dijo ella, desprendiendo la polvorienta tapa—. 
     Dentro había un montón de papeles que parecían ser cartas, además de un extraño artículo de joyería. 
     —Esto es estúpido. Tanto para nada -Desilusionado, apartó la vista de la caja-. Al menos revisa qué dicen—. 
     En sólo diez minutos que habían pasado, Hitori experimentó la mayor tensión de su vida. Por su frente corría sudor y su corazón latía demasiado rápido.
     —No puedo…   Akaza, debes leerlas tú -Respiró profundo para recobrar el aliento, luego le extendió a Akaza todas las cartas de había—. 
     —Qué patética—. 
     Él tomó la primer carta y comenzó:
     —"Hoy de nuevo me sentí en completa soledad. Mi padre y mi madre prometieron que me llevarían al pueblo, pero a la hora de irnos se arrepintieron y dijeron que sería la próxima vez.
     Estoy empezando a perder la esperanza de salir algún día"—. 
     Akaza examinó una vez más la carta, extrañado por su contenido. Hitori, por su lado, estaba estupefacta. Esas palabras le eran muy familiares, como si de su propia boca hubieran salido. 
     —¿Hitori estás bie...?—.
     —"Él te salvó"—. 

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Where stories live. Discover now