✯°•Capítulo Doce•°✯

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Al alcance

Nuevamente apreció el frío panorama que la llegada del invierno ofrecía.
     Le sorprendía lo mucho que había cambiado todo desde el último invierno que vio pasar. No sólo porque ese año hacía más frío, sino porque hubo muchos cambios en su vida. El otro año estuvo vuelta una fiera en busca de saciar el vacío en su ser. También recordaba que en aquellos días aún actuaba de una manera increíblemente despiadada. No le importaban en lo más mínimo las vidas que arrebataba. Fueran niños, adultos o ancianos, no le remordía la conciencia. Recordaba que sólo se detenía de comer una cantidad exagerada de mujeres por respeto a la ideología de su más cercano compañero, sin embargo, aún así las consumía.
     «Me siento diferente…  Me siento bien».
     Hitori aún estaba feliz y emocionada por la noche del festival que pasó junto a Enmu. Aquél día fue de los mejores en su vida como demonio.
     Sin embargo, por su mente se paseaban demasiados pensamientos que la mantenían inquieta; Los demonios en libertad, la casa abandonada, sus sueños, las palabras de Akaza, la frase que Enmu dijo esa noche...      Lo que más le angustiaba era que ya se había cumplido más de un año desde que conoció a Enmu, por lo que debía empezar a buscar su libertad.
     Tenía una vaga idea de lo que habría por enfrentar, sin embargo, confiaba en los agudos sentidos que poseía para rastrear objetivos. Después de todo, Akaza le había hecho el favor de conseguir información sobre los demonios liberados. La suficiente para poder buscarlos, al menos.
     Sintió un escalofrío al pensar en las posibilidades que existían de fallar, pero no se dejó intimidar por ellos. En ese momento el único enemigo que la atrasaba ella era misma, y no se dejaría dominar.
     «Muchas veces somos nosotros mismos quienes nos saboteamos. Nos excusamos al culpar a otros, sin darnos cuenta de que en realidad somos quienes nos detenemos de alcanzar nuestras metas…   Bueno, yo no me dejaré arruinar mis sueños».
     Lo había decidido desde hacía mucho tiempo, no descansaría hasta encontrar a los demonios; Durante el día aprovecharía para planear y mejorar sus estrategias, además de pasar algún tiempo junto a Enmu y comer. Y en las noches buscaría sin parar por donde fuera, aprovechando ese tiempo para cazar algo de paso.
     El plan estaba perfectamente ideado, y quizá hasta conseguiría que Akaza la ayudara más. Solo faltaba estar acompañada por la suerte.
     —Tendré éxito y seré libre junto a Enmu—.
     Tal como planeó, estuvo días enteros buscando a aquellos demonios. A veces ni siquiera veía a Enmu ni comía por sus incesantes búsquedas. Buscó alrededor de dos meses sin éxito. Y ese período de tiempo no fue sencillo; Aunque no quisiera, había veces en que debía devorar una cantidad exagerada de personas para mantener su rango y fuerza como Luna Superior. También debía estar pendiente de su entrenamiento físico y su cautela. No podía permitirse tener ni el más mínimo fallo.
     Pasado un tiempo de iniciada su búsqueda, Akaza comenzó a ayudarla con información. La mantenía al tanto de testimonios que escuchaba de algunas de sus víctimas y de Demonios que interrogaba, por lo que ya tenían una idea de las zonas en que podían localizarse. Eso facilitaría mucho su misión.
     —Esta zona recidencial me parece la más prometedora -Susurró para sí misma, mirando perdidamente un papel con garabatos de mapas—.
     En ese momento, mientras descansaba en la vieja casa que hacía siempre de su refugio, recordó que llevaba dos semanas sin dormir y cuatro días sin comer. Pero eso no le restaba energía, después de todo, el sueño no lo necesitaba y la última vez que comió fue la generosa cantidad de once personas. Sin embargo, había algo que sí la hacía sentir decaída; Llevaba una semana sin ver a Enmu.
     Desconocía si estaba bien o mal, pero confiaba en su fuerza, por lo que se apaciguó su angustia. Mas el hecho de no verlo y no estar con él le traía el recuerdo de aquel solitario sentimiento que hacía un año no presenciaba.
     Lo que más la carcomia era lo mucho que extrañaba su compañía.
     «De alguna manera creo me acostumbré a tenerlo cerca; Escuchando las historias que me cuenta con tanto entusiasmo, enseñándole técnicas de pelea, viendo cómo me sonríe tan cálidamente...».
     Despejó rápidamente su mente, pues no quería ser invadida por pensamientos innecesarios en ese momento tan importante donde faltaba sola una pieza para terminar de armar el rompecabezas.
     «Necesito dejar de pensar en él por ahora».
     Comenzó a caminar sin rumbo alguno por la casa. Todo era ya bien conocido por ella, ya que luego de pasar tanto tiempo ahí había aprendido bien la estructura y cosas de la casa.
     Pero había un lugar que aún desconocía. Una habitación a la que jamás se atrevió a entrar. 
      No sabía a qué se debía el sentimiento de pánico que la arribaba al tratar de entrar en ese cuarto. Sin embargo, sentía que era momento de enfrentarlo, pues creía que ahí tal vez encontraría algo que le sería de ayuda. 
     «En esa habitación se esconde una pieza esencial».

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang