✯°•Capítulo Diez•°✯

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Felicidad

Por mucho tiempo, Hitori estuvo pensando y dando vueltas al plan que diseñó con las información de Akaza; Primero buscaría a los demonios que se liberaron para luego explicarles su cometido. Una vez que eso saliera bien, llevaría a Enmu con ellos para que lo libraran. De ese modo, y aún si algo salía mal, al menos él podría liberarse.
     Estaba muy consiente de todos los riesgos; Si Kibutsuji se enteraba del plan, no dudaría en asesinarlos de forma brutal. Pero ella no lo permitiría. Se movería con mucho cuidado para no ser descubiertos y si, por desgracia, llegara él a saberlo, lucharía incansablemente por que al menos Enmu lo consiguiera.
     —¿En qué piensas, Hitori? -Cuestionó él en voz baja—.
     Habían pasado más de diez meses desde que Hitori y Enmu se encontraron por primera vez. Todo ese tiempo no hicieron nada para liberarse. Simplemente vivieron.
      Y es que ella aún no quería llevar a cabo el plan. Tenía miedo de que las cosas no salieran bien y algo malo le sucediera, así que, aceptando su propio egoísmo, dejó tiempo libre para pasar con Enmu. Quería ser feliz al menos hasta que se cumpliera un año.
     —En cosas que me aterran...  -Evitó mirarlo a los ojos- En sueños—.
     —¿Has tenido algún sueño resaltable últimamente? -Enmu la miró con interés-.
     —Los sueños que he tenido son monótonos; La casa de aquel barrio, la niña que llora, esa escena en la ciudad y el muchacho que va a morir. Todo eso se repite—.
     Enmu la miró con tristeza. Los últimos meses habían sido maravillosos, pues Hitori y él habían permanecido juntos. Además, no se lo comentó a ella, pero había comenzado a tener peculiares sentimientos por Hitori desde ese día en la casa, cuando aquellos cazadores los atacaron y ella lo miró de una manera diferente. Ese día algo especial había sucedido, pero no podía contárselo.
     —Vayamos a esa casa, Hitori—.
     Lo miró muy sorprendida.
     —¿Al lugar donde te llevé aquella vez? No. Es peligroso, podrían haber cazadores en los alrededores todavía—.
     —Han pasado más de seis meses. Dudo que los cazadores sean tan persistentes—. 
     Observó a Enmu con una sonrisa resignada. También ansiaba poder ir a ese lugar, solo que no había tenido la fuerza de decírselo.
     —Muy bien. Vayamos—.
     En el camino ninguno dijo una sola palabra. No era necesario. El lugar al que iban ya albergaba un sentimiento el cual decía más que mil palabras.
     Al poco tiempo llegaron a la vivienda. Enmu pudo entrar con naturalidad, pero Hitori se sintió extraña al ingresar. Ese era un lugar normal para ella antes, pero luego de lo que sucedió con Enmu, le provocaba sensaciones muy extrañas.
     Estando en la habitación principal, se sentaron al centro de esta, mirándose fijamente.
     —Hitori, te noto extraña -Soltó al fin—.
     —¿De qué hablas? Estoy perfectamente bien -Respondió con nerviosismo—.
     —No, no es así. Sé que algo te sucede—.
     Ella estaba consciente de lo bueno que era Enmu para deducir ese tipo de cosas, así que no le sorprendió demasiado. Pero esperaba que lo ignorara.
     —Solo quiero que estés bien -Dijo ella en un susurro apenas audible—.
     El demonio desvió la mirada, ocultando sus mejillas levemente sonrojadas.
     —Hitori, yo te...   —.
     Interrumpiendo las palabras del varón, se escuchó una explosión a lo lejos.
     —¿Qué fue eso? -Dijo él- No será un ataque o algo peor —.
     —Fuegos artificiales—.
     Miró a Hitori con confusión.
     «Akaza me habló de ellos hace muchos años, cuando recién nos hicimos demonios» Pensó ella.
     —Vayamos a ver—.
     Enmu miró a Hitori con inseguridad. No sabía qué eran los fuegos artificiales o qué era lo que ella tramaba.
     —Vamos a un poblado humano, Enmu—.
     —¿Un pueblo humano? Pero no podemos, nos descubrirán y... —.
     —Olvidas que puedo cambiar de apariencia. Además, los cazadores de Demonios jamás esperarían encontrar demonios en un lugar infestado de gente—.
     Él bajó la mirada, aún sin convencer.
     —Puedo cambiar tu apariencia también. Además -Tomó las manos de Enmu entre las suyas y se acercó a él- sea cual sea la situación, no dejaré que nada te pase—.
    Su pálido rostro se ruborizó de un suave tono rosa, al tiempo que miraba con sorpresa a Hitori.
     —Confío en ti—.

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora