✯°•Capítulo Uno•°✯

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Vacío

El invierno había llegado, acarreando con él las más frías noches del año. Era la época perfecta para los demonios.
     Miró el pueblo que había estado atacando por varios días; ahí devoró a más de veinte personas en sólo una semana, así que de seguro los cazadores no tardarían en ir a buscarla, por lo que decidió que era momento para retirarse de ese lugar.
     «Mi estómago está muy lleno. Pero hay algo que se siente vacío» pensó.
     Desde algún tiempo atrás, una extraña sensación de vacío interno la había estado atormentando. Trató de llenarlo con comida, alimentándose excesivamente. Pero eso no funcionó. Intentó también llenar el vacío con sangrientas batallas que le invadían de adrenalina y emoción. Pero eso tampoco la llenó. Seguía faltando algo.
     Eso había comenzado unos trece meses atrás, a través de sueños. Ya que, aunque los demonios no necesitaban dormir para descansar, a ella siempre le gustó dormir. No por el descanso, sino por los sueños. Aquellos escenarios ficticios que tanto le fascinaban.
     Sin embargo, en esos sueños fue que llegó su peor desgracia; Llevaba meses soñando con una extraña silueta, algo que la llamaba, un ente que le suplicaba ayuda, alguien que la necesitaba y ella le necesitaba.
     No podía descifrar quién era o porqué le miraba en sus sueños. Pero la intriga no la dejaba en paz.  Y, además de la silueta, veía en sueños escenarios y situaciones que jamás había vivido, pero que le resultaban familiares y nostálgicos, lo que era muy extraño.
     «Debo dejar este lugar de una vez. Encontraré otro pueblo más grande, donde devoraré muchos más humanos. Así, puede ser que finalmente me sienta completa».
     Estando a punto de marcharse del lugar donde armó una masacre, algo la interrumpió.
     —¡Q~Quédate dónde estás! -Exclamó una voz flaqueante, al mismo tiempo que algo atravesó un milímetro de su piel—.
     Volvió su mirada hacia atrás, donde pudo encontrarse con un cazador de demonios tratando de atravesar con una espada su cuello.
     —Pff, qué patético -Miró aburrida al muchacho-. Ni siquiera eres un pilar y aún así te atreves a enfrentarme—.
     Con solo un movimiento de su mano, la espada salió disparada y con ella su espadachín.
     —Tus superiores son unos desalmados por atreverse a enviar a un debilucho como tú para enfrentarme. ¿Es que no sabes quién soy? Te diré: ¡Mi nombre es Hitori, una de las doce lunas demoníacas!—.
     En el rostro del cazador se dibujó una expresión horrorizada al escuchar ese nombre.
     —No te preocupes, mocoso. Me harás muy feliz con tu joven y dulce carne -Sostuvo su rostro muy cerca del de ella-. Además, tus ojos azules me encantaron, así que seré amable y te mataré de una manera no dolorosa—.
     No dudó en descuartizar el cuerpo del varón en menos de un segundo, manchando cada centímetro de sus manos con un cálido líquido rojo.
     «Pero qué desgracia. Ni este joven cazador ha podido llenar el vacío de mí, Hitori, la quinta Luna Superior al servicio del gran Kibutsuji Muzan».

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Where stories live. Discover now