✯°•Capítulo Ocho•°✯

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Confusión

La sola idea de Enmu recibiendo el mínimo daño la aterrorizó. Así que, sin pensarlo dos veces, corrió a toda velocidad de vuelta al interior de la casa, a la habitación en que lo había dejado.
     «Debe estar bien».
     Al llegar, observó una pared manchada de sangre. Suplicó al universo que no fuera de Enmu.
     Cuando recorrió con la mirada el resto de la habitación, vio a una chica y un muchacho, dormidos, ambos cazadores de Demonios. Al parecer habían enviado a tres cazadores al lugar para emboscarlos.
     —Hitori ¿Estás bien? -Cuestionó el demonio con voz muy baja—.
     Ella estaba perfectamente bien; Apenas la habían tocado, además, su poder de regeneración era el cuarto más impresionante entre las lunas demoníacas, por lo que no le quedó ni marca. Pero, ¿él estaba bien?
     Cuando miró a Enmu se encontró con lo que menos deseaba; Él estaba herido; Su hombro tenía un profundo corte sangrante y en su rostro había un rasguño también.
     —Te hicieron daño—.
     En ese instante, algo dentro de Hitori comenzó a arder. Una llama avivada por odio y furia se encendió a todo poder.
     «Ellos... Estas personas... Ellos le hicieron daño».
     Ante tan terrorífico estado, incluso Enmu la miró con miedo. Hitori estaba irreconocible; Jamás había estado tan furiosa en lo que recordaba de su vida como demonio.
     —Ellos morirán—.
     De la nada, el cazador que ella vio en la puerta volvió, tratando de clavar su espada una vez más en su cuerpo.
     —NO MOLESTES—.
     Luego de que el muchacho sacara la espada del pálido cuerpo de Hitori, ella se giró para mirarlo fijamente. Entonces el cazador sintió auténtico terror. El cabello de la fémina estaba volviendo a su largo y color normales, además, y estaba moviéndose de manera espeluznante. Pero lo más aterrador fue su penetrante y oscura mirada; Esos ojos rojos con el gravado "Luna Superior Cinco" lo miraban con un terrible odio y sed de sangre. Era tanta su ira que la parte blanca de sus ojos se había vuelto completamente negra.
     —QUÍTATE, MIERDA—.
     Tomó por el cuello al chico y comenzó a ahorcarlo. Pretendía dejarlo inconsciente, mas no asesinarlo. Él no había hecho nada que la molestara además de tratar de matarla, pero eso no le interesaba en el momento.
     Tras dejar sin sentido al chico que la atacó, Hitori se dirigió con pasos pesados hasta la pareja de cazadores que quedaron dormidos por la técnica de Enmu.
     —Ellos lo hirieron... —.
     En sus manos crecieron afiladas y oscuras garras que pretendía usar para desgarrar la piel de los jóvenes.
     Miró los dormidos cuerpos que parecían tener entre quince y dieciséis años. Quería destrozarlos, deseaba desprender cada centímetro de su piel como si de la cáscara de una fruta se tratara y desgarrar sus músculos y órganos internos para que sintieran un agonizante dolor. Pero en ese momento algo pasó.
     «Estos chicos son...».
     Sintió una extraña nostalgia y pena al ver a los chicos. Ellos le recordaban algo. No comprendía qué era, pero había algo provocándole compasión por ellos.
     Hitori, una Luna Superior, un demonio poderoso y desalmado, estaba sintiendo compasión.
     Desesperada, se quiso forzar a sí misma a matarlos, pero no pudo. Un sentimiento en su interior la estaba deteniendo, sintiendo empatia y pena por aquellos seres tan insignificantes.
     —ES HORRIBLE -Pronunció, al tiempo que tomaba su cabeza con enojo—.
     Enmu tomó la mano de Hitori, con la cual ella trató de acribillar a los cazadores, pero le había sido imposible.
     —¿Estás bien, Hitori? -Cuestionó él una vez más, usando una voz baja y cercana—.
     —Yo... Ellos te hirieron... ¿¡Tú estás bien!? Tu brazo y tu cara estaban heridos—.
     —Estoy bien. Ya me regeré -Señaló los lugares donde antes había heridas—.
     —Me hace feliz—.
     Las mejillas de Enmu se colorearon con un color rosa rojizo que se notaba mucho en su piel blanca.
     Hitori no pudo evitar mirarlo ensimismada, perdida en medio del mar azul que existía dentro de sus ojos.
     «Antes me gustaba mi estilo de vida rutinario; Cazar, comer, matar, dormir, hacer sufrir. Todo sola».
     —Enmu...   Lo siento -Dijo al tiempo que ponía la mano del demonio recargada en su mejilla—.
     Sintiendo el tacto de Enmu, logró tranquilizarse. Sus ojos volvieron a la normalidad y su respiración se calmó.
     «Pensaba que eso era lo mejor que había en el mundo y me sentía en un pedestal, teniendo aires de grandeza por mi puesto como Luna Superior. Mas fue etonces que comenzó a abrirse ese vacío que me hizo darme cuenta que realmente tenía Nada.
     Pero desde que Enmu llegó... Desde que él llegó a mí las cosas cambiaron. Él me hace sentir cosas diferentes; Sentimientos extraños que nunca antes experimenté.
     Sin embargo, aún no entiendo... ¿Por qué él?».
     Volvió a la realidad. Se percató de todo alrededor.
     Al ver la confundida y apenada expresión del varón, Hitori soltó su mano.
     —Falta poco para que amanezca. No nos queda tiempo. Vámonos—.
     «¿Por qué Tú me haces sentir así?».
     Sin mirarlo más, se dio la vuelta para dirigirse a la salida.
     —Hitori, yo te... —.
     —Hablemos después. Ahora debemos ir a un lugar seguro—.
     Por dentro, Hitori estaba hecha un desastre. Estaba triste y feliz... Deshecha y radiante... Demasiados sentimientos con los que no podía cargar.
     «¿Qué es todo esto que siento por ti?».

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Where stories live. Discover now