PRINCESA HEREDERA

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CORI
Desperté sobre la dura cama. Había olvidado por completo que me encontraba en este lugar, también olvide que tuve que ver a Michael de nuevo y que de ahora en adelante lo tendría que ver muy seguido. Todo aquello me molestaba, pero por más que intentara evadirlo el siempre estaría ahí.

Me puse de pie vi que al otro lado de la habitación se encontraba un pequeño maniquí, el cual tenía puesto un hermoso vestido color rosa salmón, largo hasta los pies, de tirantes y un poco descubierto de la parte del pecho. Era un poco amponado que, a mi parecer, era perfecto para una celebración. Me acerqué hasta donde estaba y comencé a tocarlo.

Después de varios segundos, dos mujeres entraron por la puerta —¿Quiénes son ustedes?— pregunte.

—El soberano ha pedido que vengamos a alistarla para la ceremonia que se hará en su honor— responde una de ellas.

—Está bien— ellas se acercan a mí y me sientan en un banco pequeño.

Recortaron las puntas que sobresalían de mi cabello, me lavaron la cara y luego pusieron un aceite de caléndula para que se hidratara un poco, lavaron mi cabello y retiraron el aceite de mi cara; después de eso afilaron mis cejas quitando los vellos que sobresalían de ellas y comenzaron a maquillarme, aplicaron una sombra del mismo color que el vestido, delinearon mis ojos y también pintaron las pestañas, pusieron un gloss y con eso dieron por terminado el maquillaje.

Me pidieron que me pusiera el vestido y después de que me lo puse peinaron mi cabello —Puedo hacer que crezca con mi transformación, pero cambiara de color, ¿lo hago o lo dejamos como esta?— pregunte y ellas se miran entre sí asienten y hago que mi cabello crezca y cambie de color. Al hacer esto mis ojos se pintaron de color rojo, pero a ninguna de las tres nos importó y ellas continúan peinándome de una forma tan extraña pero tan hermosa. Al finalizar de todo eso una tercera mujer entro con una tiara de plata, con un par de pequeños diamantes incrustados en ella.

Al terminar de alistarme las tres mujeres salieron —Espera a alguien que vendrá por ti para escoltarte hasta el salón principal donde se llevara a cabo el evento— explica una de las mujeres, yo asiento y el guardia que custodiaba mi habitación cerró la puerta.

Yo me dirijo al espejo que se encontraba en la habitación y me miro, me veía tan diferente que no parecía que yo fuera aquella mujer que mostraba el espejo.

Pasaron alrededor de unos diez minutos y tocaron la puerta de la habitación —El guardia que la escoltara está aquí— habla el demonio que custodiaba mi habitación.

—Salgo en un segundo— camino hacia la puerta, la abro y salgo de la habitación. Jamás me imagine quien sería el demonio que me llevara al salón principal, pero ¿Por qué de entre todos ellos tenía que ser Michael?, como ya lo había dicho, no podía evadirlo, después de todo mi padre le asigno cuidarme en cualquier lugar que me encontrase. —Vámonos— comienzo a caminar al frente de él.

El comenzó a caminar al lado de mí y luego me dio un par de indicaciones —Camina erguida, mira hacia el frente y no agaches la cabeza por ningún motivo. Coloca tus manos así— me muestra cómo hacerlo —pero sobre todo cuando estés en presencia del soberano tienes que hacer una reverencia para así demostrar respeto— yo continúo caminando como el me lo indico.

Al llegar al salón principal un demonio anuncio mi llegada y todos los presentes guardaron silencio —Su alteza real, la princesa heredera— todos me miran y se inclinan mientras yo camino por el pequeño pasillo. Al llegar a la presencia de mi padre, hice una pequeña reverencia tal como Michael me dijo, mi padre se levantó del trono y me hizo tomarlo del brazo para llevarme al lugar donde me sentaría yo. Cuando mi padre regreso al trono, el mismo demonio, que minutos antes me había anunciado, comenzó a hablar de nuevo —Su alteza real dirá unas palabras— todos los presentes se callan y miran hacia donde él se encontraba.

—Espero que se encuentren muy bien y también espero que se estén divirtiendo. Como se, todos ustedes a excepción de algunos cuantos no sabían de la existencia de mi hija, porque si hubieran sabido antes tal vez ustedes no la aceptarían y sé que de todos modos no la aceptaran porque ella es un hibrido. Soy su soberano, pero dentro de poco ella será la cabeza de este reino y ustedes tendrán que servirle. El día de hoy, después de diecisiete años y medio de estar encerrada dentro de cuatro paredes en el mundo mortal, mi hija, por fin regreso a casa para tomar el lugar que le corresponde. Espero también que este banquete sea de su agrado, sin más que añadir que lo disfruten— terminado su discurso regresa al trono y se sienta a mirar a los demás, ellos por su parte comienzan a bailar al ritmo de la música.

Al paso de varias horas el ambiente comenzaba a ponerse aburrido asique me levante de la silla en la que estaba sentada y me dirigí al pequeño balcón que se encontraba del otro lado del salón.

Me dispuse a tomar mi forma, pero fui interrumpida por un demonio ebrio —Así que, ¿tú eres la princesa heredera?— se acerca a donde me encontraba, yo asiento y luego vuelve a hablar —Pues no lo pareces en absoluto, eres incompetente y aparte de todo eso eres una maldita hibrida, ¿Quién de los aquí presentes te respetara si no tienes sangre pura?— pregunta haciendo que me enfureciera.

Tomo mi forma y me acerco a donde él se encuentra —¿Quién pidió tu opinión?, ¿Quién te crees para venir y hablarme así?, ¿Eres acaso mi padre?, que yo sepa solo él puede hacerlo, él puede decirme que hacer, él puede insultarme y menospreciarme, ¡UN MALDITO DEMONIO DE BAJO RANGO COMO TU NO TIENE DERECHO DE DECIRME LO QUE ES MEJOR PARA MI!— le doy un golpe en el estómago, eso hace que todos los presentes nos miren fijamente. Él toma su forma e intenta darme un golpe, pero es detenido por Lucas.

—Debes respetar a la princesa heredera. Llévenlo al calabozo— da la orden a un par de demonios que se encontraban custodiando, ellos asienten intentan llevárselo, pero los detengo.

—Deténganse ahí— ellos no tienen otra opción más que hacerlo —Puedo lidiar con él, no es el primero en tratarme como una basura y sé que no será el último— todos me miran fijamente y las lágrimas comienzan a bajar de a poco. —Estoy harta de todo esto, desde que llegue aquí me han tratado como alguien que no soy.

El demonio se acerca a mi oído —Será porque eres una maldita ramera que pretende quedarse con todo esto—un golpe cayó sobre su rostro y este a su vez cayó al suelo, yo me abalanzo sobre él y le implando tantos golpes como me fue posible.

—No me vuelvas a llamar así nunca más— comienzo a golpearlo cada vez más fuerte —Yo no elegí venir aquí, me obligaron a hacerlo y sabes que, ¡YO ODIO SER LA PRINCESA HEREDERA!, ¡ASI QUE RENUNCIO A ESE PUESTO!— me pongo de pie y vuelvo a mi forma humana, doy vario pasos hacia el balcón.

Intento irme, pero detrás de mí se escucharon aplausos que un demonio hacía —Felicidades— doy media vuelta para ver de quien se trataba.

EVILWhere stories live. Discover now