PROFECÍA

20 4 0
                                    

Desperté. Abrí mis ojos, mire a todos lados y me percate que había vuelto al palacio de mi hermano mayor. Me puse de pie tomando todas mis cosas y me dirigí a su presencia.

—Al fin despiertas— mi hermano se levanta de su trono.

—¿Dónde está mi hija?— pregunto buscándola, como si estuviera aquí.

—Escucha hermano— toca mis hombros con ambas manos.

—¿Que le has hecho?— estaba confundido. Quería a mi hija aquí para largarme de una vez de este lugar.

—No podrás verla, no por ahora— me suelta y da media vuelta.

—¿A dónde la llevaste?— cuestiono guardando la calma.

—Ella está bien, la puse bajo el cuidado de las diosas que traicionaron al supremo. Está en el mundo mortal y no podrás verla sino haces lo que te digo— vuelve a su lugar.

—¿Qué hiciste qué?— pregunto un poco alterado.

—Tiene que aprender a controlar ese poder que le obsequiaste al nacer— me mira —Gracias por sacarlo de mi, se siente bien fuera de mí. Ya no escucho su voz, ya no tengo que esforzarme en no dejarlo salir porque ahora se ha ido y no regresará. Creo que tu hija podrá controlarlo, es la chica de la profecía después de todo— lo miro aún más confundido.

—¿De qué profecía hablas Eliot? Mi hija es un bebé, no hay tal profecía que la encadene— me acerco a él.

—Claro que la hay. Es solo que solo los altos mandos sabían sobre ella, era confidencial.

—¿Y que con eso?, Nada asegura que ella sea la chica de tu profecía.

—Claro que lo es— se levanta de su lugar.

—¿Cómo aseguras algo que probablemente sea falso?— contradigo.

—La profecía habla de un híbrido que posee un poder extremadamente oscuro— comienza a explicarme de que diablos se trataba la profecía.

—No puedes asegurar que mi hija sea ese hibrido— me acerco más a él.

—Claro que puedo. La profecía dice que esta chica salvará al mundo de la maldad que existe. Sabías que esto crece cada día y pronto devastara todo. No solo los demonios como mi padre eran malvados, también hay celestiales e incluso dioses que son corrompidos, pero en especial los mortales, esos bichos detestables son los primeros en ser corrompidos por la maldad— me mira fijamente.

—Mientes, ella no acabará con la maldad que corrompe a los mortales, es un bebé y no puede hacer eso.

—No ahora William. Piensa en todas esas vidas que salvará, piensa en que podrá ser ella quien salve a la humanidad, que salve a tu raza y a la raza de su madre.

—No te dejare hacerlo, ahora mismo me iré y no sabrás más de mi o de ella— le digo seguro de mí.

—No te dejare hacerlo, te he encadenado a mí, ahora tú eres el soberano de mi palacio y jamás podrás salir de aquí a menos que cedas el trono a alguien de con tu sangre, esas son las reglas. Síguelas y verás que pronto saldrás. Lo siento hermano, pero esa profecía debe cumplirse, incluso si mi vida o la tuya corren peligro tu hija debe vivir a toda costa— camina en dirección a su alcoba y sale de mi vista.

—¡MALDITO!— le gritó, mientras camino tras él. —¿Cuándo lo haz echo?— pregunto.

—Ayer mientras dormías— responde —No te preocupes, cuidaré bien de ella— comienza a caminar más rápido.

—Traigan a Michael— doy la orden un poco enfurecido. Regreso al salón y me siento en el trono que ahora me pertenecía.

—Me mando traer señor— entra al salón y se arrodilla ante mí.

EVILWhere stories live. Discover now