Y es que las ojeras
consumían
la poca humanidad
que su rostro reflejaba.
Y tal vez
ya no quería seguir luchando
por sobrevivir
en un mundo
lleno de muerte y sufrimiento y agonía.
Su alma se sentía
como una pesada mochila
que le estaba rompiendo los huesos.
Ya no le quedaban energías.
Estaba agotado.
KAMU SEDANG MEMBACA
Historias de vida. #Wattys2015
AcakAquellas personas que arrastran sus pedazos y le prometen a la Luna que harán lo posible para aguantar veinticuatro horas más. Nadie las nota. Pero existen. Y aquí se encuentran sus historias de vida.