Consumida

341 74 32
                                    

Narra Emily

Yo no podía hacerlo, mi cabeza no dejaba de darme vueltas, no podía dejar de pensar en dónde podía estar Tom ahora y que estará haciendo, seguramente se canso de mi porqué soy una inútil, soy una completa inútil que no puede caminar por si sola.

Desperté gracias a que sentí como Will dejaba un beso en mi mejilla, me moví un poco y él estaba sentado en la orilla, sonrió ampliamente y me abrazo.

— Buenos días - susurre -

— Buenos días mami - Emma habló -

— ¿Tom ya llegó? - la mire y negó -

— Papi no está.

— Hmmm está bien... Crees que puedas ayudar a tu hermano a bajar las escaleras.

— Si.

Ambos salieron de la habitación, solté un gran suspiro y trate de lavantarme para luego sentarme en la silla, me dolía todo pero tuve que aguantar el dolor. Hice lo que tenía que hacer y después salí al corredor para ir a las escaleras... Tal vez esto sería lo más difícil, bajarlas.

— Señora - habló Celia - no puede bajar las escaleras, será mejor que se quede en su habitación y le traere el desayuno.

— Pero quiero ir con mis hijos.

— Él señor Hiddleston dijo que se quedará en cama, solo él puede moverla para bajarla.

— ¿Ya llegó? - la mire -

— No - negó - lo dijo desde el principió.

— Quiero estar con los niños.

— Lo sabemos pero si se llega a lastimar no quiero ni imaginar cómo se pondrá él.

Al final termine quedandome en la habitación, estaba frustrada por todo esto. Leah fue quien me trajo el desayuno pero no tenía demasiado apetito, tenía que comer solo porque era necesario para el bebé.

Tome mi teléfono desesperada y llame al número de Tom.

Llamada;
— Lo sentimos, el número al que intenta llamar se encuentra apagado o fuera del área de servicio, por favor intentelo más tarde.

Arroje el teléfono a la cama y pase mis manos por mi cabello, maldije a mis adentros y quería llorar.

Narra Sebastian

Estaba en el departamento, Emily me había dejado preocupado desde que me dijo que Tom no estaba en casa, no sabía dónde estaba.

El timbre de la puerta se escucho, camine a ella y la abrí, era Amanda.

— Buenos días - sonrió y entró -

— ¿Qué quieres?

— Lo mismo de siempre ¿qué más querría de ti? - me miro - necesito dinero.

— Por Dios Amanda, ya te he dado suficiente.

— ¿Suficiente? - soltó una risa - mira esto.

Ella me dio un teléfono y tenía una imagen, era Tom, estaba sentado en una silla y tenía las manos sujetadas por detrás.

— ¿Qué es esto? - la mire enojado - estas demente Amanda.

— Si quieres que Tom salga ileso ya sabes que hacer.

— ¿Cuánto quieres ahora?

— Lo mismo, cincuenta.

— Te los daré pero suelta a Tom y déjalo en paz.

Susurros del corazón Where stories live. Discover now