Capitulo 30: El inicio del fin

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Capítulo 30: El inicio del fin

Si alguna vez Azael agradeció tener una oficina insonorizada fue en ese momento porque además de los que estaban ahí nadie más escuchó el disparo.

El lugar, a diferencia de minutos antes donde todo era un caos hirviente, se quedó en silencio. Nadie dijo una palabra. Azael ni siquiera se atrevió a moverse para quitarse el cuerpo inerte de Dante de encima.

Y Nicol...

Nicol no dejó de apuntarle con el arma.

Con los brazos temblorosos y los ojos llenos de lágrimas mantuvo su atención en el hombre sobre Azael.

El pánico en Azael sólo aumentó cuando vio la sangre que cada vez más manchaba su camisa blanca como un río infinito.

Finalmente cuando vio como el color se alejaba del rostro de Nicol y el temblor en su cuerpo se hacía más y más notable Azael se alejó lentamente de Dante hasta dejarlo acostado boca abajo en el suelo, la sangre saliendo de alguna parte de su cuerpo como una cascada interminable.

La camisa de Azael estaba indudablemente manchada.

Se acercó con miedo hacia Nicol que no había alejado su atención de Dante como si estuviera en una especie de trance.

—Nicol— le susurró suavemente tratando de llamar su atención pero ella mantuvo su agarre en el arma sin notarlo.

Tenía que quitarle esa pistola.

—Nicol— la llamó de nuevo— mi amor dame eso— dijo tratando de quitarle el arma de las manos— dámela— le suplicó con voz baja y suave.

Lentamente su agarre en el arma se fue aflojando y Azael pudo quitársela.

Le tomó el rostro con cuidado para hacer que lo mirara.

Nicol lo miró y Azael pudo percibir el terror en sus ojos. Ella no había planeado en ningún momento hacer eso, probablemente hacia sido un impulso, lamentablemente fue un impulso que les costaría muy caro.

La atrajo lentamente a sus brazos hasta que pudo envolverla con su cuerpo, la sintió temblar contra su pecho.

—Lo mate— ella susurró.

Azael la abrazó más fuerte.

—Lo resolveremos— le dijo él tratando de infundirle confianza, una confianza que en ese momento ni siquiera él mismo sentía.

—Licenciado— le escuchó decir a David.

Azael se giró hacia él sin soltar a Nicol.

—Su asistente Helga, se fue, temo que ella quiera... Bueno— David miró el cuerpo invierte de Dante en el suelo y a Nicol envuelta en sus brazos. — bueno...

David no pudo completar la oración pero Azael entendió con temor que probablemente si Helga había visto todo no dudaría en ir a la policía. Ya habían quedado claras sus lealtades.

Azael suspiró tratando de encontrar una respuesta a ese enorme muro de problemas con los que se estaban topando una y otra vez.

Él pensó en culparse por todo.

Lo haría sin dudarlo un segundo, por Nicol iría al mismísimo infierno, pero ella tenía que vivir, vivir y ser feliz.

Sin embargo con Helga ahora afuera ella podría refutar su historia y aquello solo sería mucho más contraproducente.

Regresó su atención a Nicol que parecía temblar mucho menos.

Le tomó el rostro entre las manos para hablarle.

Una esposa para el CEO | Disponible en físicoWhere stories live. Discover now