|E l S e c r e t o D e L í a 1|

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Drake.

Lo miro a los ojos, sus ojos avellanos brillan bajo la tenue luz de la luna. Ambos manteniendo la respiración agitada. Alejó mis manos de su cintura, sus manos se alejan de mi barbilla lentamente. Miro el cielo, dándome cuenta de que ya no hay rastro de la última estrella fugaz.

—Mi deseo se cumplió, tenías razón. — le digo.

— ¿Estas bromeando? — pregunta, le miro el rostro antes de reírme con fuerza. Llevo mis manos a mi estómago, sintiendo dolor en esa área.

—No, no lo hago. No estoy bromeando. — admito, abre sus ojos a más no poder, antes de mirar a un punto tras de mí.

—Parece que la electricidad volvió. — dice. Miro a los lados, mirando la luz de su cuarto encendida, asiento varias veces antes de responder.

—Sí. Solo se iría hasta que pasaran las estrellas. — respondo.

— ¿Sabías que iba a ocurrir? — inquiere, la miro a los ojos antes de asentir con un movimiento de cabeza.

—Si. De hecho, se tenía calculado hace varios meses. — comento. — Muchos esperaban emocionados ver el cielo.

— ¿Los telescopios...? — no dejo que termine de formular la pregunta, pues me apresuro a responder.

—El mío lo tengo desde hace unos años. El otro lo compre hace poco.

— ¿Por qué? El otro está casi nuevo. — murmura.

—Porque lo compre para ti. — contesto, me inclino a dárselo, ahora tiene una mayor visibilidad de él. Tiene en letras cursivas su nombre en color morado brillante, junto con algunas decoraciones leves.

— Es hermoso, gracias Drake. — «No tanto como tú». Pienso, pero no me atrevo a decirlo en voz alto. Veo como lo sostiene entre sus dedos, tocando el tubo blanco.

—No es nada. Además, es porque nos sacamos una muy buena calificación en nuestro proyecto. Los mejores de la clase. — le restó importancia.

—Los mejores de la clase. — repite. — Espero que así continúes con español. Podría castigarse si no cumples con la tarea. — me advierte.

—Me gustaría ver eso, pero creo que será cuando me puedas alcanzar. — bromeó. Rueda los ojos.

—No vuelvas a hacer chistes sobre mi altura. — me dice haciendo una mueca. — ¿Cómo sabrías que podría ver las estrellas hoy?

—Por si fuera poco, cuando estás en casa haces mucho ruido y sueles tener todas las luces prendidas. — señalo. Asiente varias veces, conforme con mi respuesta.

—En eso tienes razón. — afirma. — En fin. Creo que debo volver, necesito terminar la tarea de historia y no encuentro la respuesta a la pregunta....

—Te puedo ayudar. — me ofrezco. La veo dudar unos segundos antes de aceptar. — Ahora bajemos.

La ayudo a bajar al balcón más cercano antes de bajar al suyo y ayudarla a entrar, es mucho más fácil bajar que subir.

— Ignora el desorden. — es lo primero que dice, haciendo un gesto con las manos. Indicándome que me acerque a su escritorio.

—Eres desordenada. ¿Quién lo diría? — bromeó.

—Eres el típico chico malo de las películas. — contraataca. — Ahora dime, ¿Cuál es tu pasado oscuro?

— No soy el típico chico malo. — niego.

Perfectamente ImperfectosWhere stories live. Discover now