Único

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El imponente ser de luz caminaba con sus descalzos pies por sobre la desértica arena del inframundo, sus blancas alas se arrastraban tras él con elegancia, dejando un brillante camino dorado tras ellas. Su blanca y larga cabellera caía por sus hombros hasta su cadera, su vestimenta era blanca y pura, parecida a una especie de armadura que lo hacían lucir aterrador, impresionante y maravilloso al mismo tiempo; como todo un arcángel debía verse.

La luminosa aura que rodeaba todo su cuerpo y alas era lo suficiente fuerte como para mantener a todos los demonios corruptor de maldad lejos, pero no lo suficiente como para alejar a los demás demonios no corruptos. Aún así, podría hacer su aura más poderosa si se veía en amenaza.
Prefería usar su aura en aquel lugar, que gastar su energía para aniquilar a algunos demonios que parecían no entender su verdadero rango en la jerarquía.

Caminó por la suave arena hasta llegar a las empinadas y gigantescas escaleras de aspecto antiguo, decidiendo extender sus hermosas y majestuosas alas en todo su esplendor para comenzar a ascender por ellas, llegando a la cima en cuestión de segundos sin siquiera despeinarse un poco por la fuerte ventisca, su rostro tan neutro y sereno, como un ser imperturbable en medio del mismísimo infierno. Que era exactamente lo que era.

Cuando las grandes puertas de la fortaleza gótica fueron abiertas de par en par, el arcángel supo que el ángel caído había estado esperando por su llegada.

-YoonGi -el señor del inframundo lo llamó como bienvenida, YoonGi hizo un pequeño asentimiento con su cabeza, caminando hasta la figura de inmensas alas negras, quedando quizás a tres metros de distancia.

-SeokJin -saludó de igual forma, su voz era grave y calmada.

-¿Qué te trae por aquí? -cuestionó mientras observaba directamente a los ojos del arcángel.

-ya debes saber que padre me envió - señaló de forma obvia. Jin solo hizo un asentimiento con su cabeza -. Padre quiere que apresures el entrenamiento de tu remplazo para que subas pronto.

Inmediatamente SeokJin observó con reproche a YoonGi, cruzando sus brazos por sobre su pecho.

-no es solo mi remplazo. Es mi hijo, y de tu padre también.

La expresión de YoonGi se mantuvo neutra todo el tiempo.

-Todos somos hijos de padre.

-sabes a lo que me refiero, YoonGi -le recordó, soltando una pequeña risa burlesca. -NamJoon sabe que aún no quiero dejarlo solo. Es débil y todos aquí lo detestan por ser el fruto de los más poderosos. Sienten celos. -argumentó con seriedad. Ambos seguían parados en el mismo lugar en la entrada, así como sabían que aquella visita no duraría más tiempo del necesario. -incluso sé que tú también lo estás.

El arcángel solo dejó salir una pequeña risa de ironía, sin negar realmente nada de lo dicho por el otro.

-creador quiere que subas con él y que tú remplazo esté listo para gobernar antes del siguiente eclipse solar. Ni un solo día más.

SeokJin abrió sus ojos desmesuradamente, para luego fruncir su ceño con profundidad.

-¡tan solo queda un año para ello! JiMin no a aprendido a usar sus poderes debidamente en dieciséis años de existencia, ¡¿como pretende que haga ello?!-exclamó. -¿Cómo va a defenderse solo?

-Debes hacer que aprenda a usarlos. Padre se encargará del resto. No dejará que nadie lo lastime. Lo sabes.


-lo sé. -el caído soltó un pequeño suspiro, la expresión de su rostro era afligida, pero no provocó reacción alguna en el otro ser de luz. -aún así... no estoy listo para dejarlo.

Black Swan »YoonMin« [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora