☆41☆temp.2

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Y ahí estaban, los dos adolescentes en el callejón, cinco bañado de sangre viendo sus uñas mientras ocho se reía en voz baja de el

—oye, se puede escuchar tu risita molesta —hablo el algo molesto

—ese es el punto —habló ella moviéndole un cabello de su pelo— el punto es que sepas que me rio de tu sufrimiento

El la miró estupefacto mientras ella le besaba la nariz asiendo puntillas de pie, lo que le pareció tierno

El iba a hablarle, pero se escucharon resonar unos tacones contra el piso, y no, no eran los de ocho

ya basta tórtolos, no coman pan frente a los pobres —habló aproximándose la encargada haciendo que ocho rodara los ojos

—pues lárgate y no nos mires —le hablo ella sonriéndole

La mujer la miró con la misma sonrisa falsa, hipócrita, pensó ocho

—¿lo tienen? —habló esta ves para cinco, quien le entregó la bolsa con el pez sin mirarla

—¡A. J! —dijo la mujer soltando el maletín, agarrando al pez y riéndose en su cara con una sonrisa maliciosa —estás empezando a llenar esos pantaloncillos ajustados —acotó ella mirándolo mientras él se ponía nervioso por la mirada penetrante de ocho sobre su reacción

Ocho cuando cinco la miró, le dio una sonrisa con los dientes apretados, y el ya no quiso saber nada más

—carajo —susurró el chico mirando al piso, Dios, si que estaba jodido

—oigan porque tan callados —preguntó la mujer— pensé que estarían saltando en una pata

—pues no sé si nos viste cara de los estupidos payasos de circo, pero la gente normal no hace eso —dijo ocho sarcásticamente

—pues dos niños que viajan en el tiempo y matan personas no entran en el rango de personas normales —hablo esta mordazmente— falta que empiecen a vender droga

Y ante esa referencia, ocho rio sarcásticamente

—igual siempre creí que Pablo Escobar era un ejemplo a seguir —soltó sarcástica

—bueno, pues a mi no me gusta —soltó cinco metiéndose a la conversación— tanta matanza, asesinar, ya no lo haré más

Su mirada pasó de ocho a cinco, quien al parecer lo dijo enserio sorprendiendo a ocho en el proceso

—¿que? ¿Debería tomármelo enserio? —preguntó la mujer sin un poco de melancolía sacando un pañuelo, lamiéndolo y pasándolo por la sangre derramada en la cara de cinco, mientras ocho se quedaba parada mirándola con rencor

—lo que hice fue por mi familia —habló cinco defendiéndose— para salvar el mundo

—solo falta que diga; para salvar el mundo de los chicos malos, y ya es Peter Parker —susurro ocho y cinco la mira mal

—vamos, ahórrense el drama asesino sensiblero, ¿si? —habló tocándole la nariz al chico justo donde ocho lo había besado, poniéndolo más nervioso— ahora, como acordamos, esto hará que tú y tus hermanos puedan volver al 2019 —el chico agarró la máquina

—y aquí el balde de agua fría —susurró ocho esperando que la encargada diga algo más

—pero tienen 90 minutos —hablo con una sonrisa retomando su camino yéndose lo más rápido posible

Cinco miró a ocho estupefacto, por segunda o tercera ves en la tarde, y empezó a reprocharle a la mujer

—oye, nunca hablamos de un límite de tiempo

𝐒𝐚𝐫𝐜𝐚𝐬𝐭𝐢𝐜 -- 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐲 𝐨𝐜𝐡𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora