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october 31, 1956
inmensas nubes grises cubrían el cielo en aquella tarde en liverpool, una brisa fresca amenazaba a los habitantes con traer lluvias o tal vez una tormenta. era un ambiente agradable para los amantes de aquel clima, pero también el colmo para las mentes agobiadas o dolidas.
mentes como la de love, la chica cargaba consigo cientos de pensamientos negativos gracias al horrendo y pésimo día que la vida le había otorgado, ese ambiente no la ayudaba en absluto. era tanta la cantidad de angustia, rencor y desilusión para aquel pequeño cuerpo; sentía que caería inconciente en cualquier momento gracias a ello. pero no, en ese momento se encontraba dando una caminata para intentar despejarse hasta de sus propios pensamientos debido a que no tenía a nadie con quien expresar todo lo que llevaba dentro de sí.
el gruñido y la sensación de su estómago reclamando alimento la detuvo, miró a su alrededor en busca de algún restaurante barato hasta dar con uno. se acercó, pero al fijarse en el precio se dio cuenta inmediatamente de que no tenía ni la mitad de ese dinero en su bolsillo.
dinero; necesitaba alguna fuente para ganar suficiente efectivo para alimentarse a sí misma. ¿aceptarían a jovencitas de dieciséis años como mesera en alguna cafetería o en algún otro empleo? no tenía idea, tampoco podía acudir a algún familiar debido a que los había dejado en su pueblo natal para formar una mejor vida con sus padres en liverpool. los planes de la familia taylor no habían salido como esperaban.
—¿qué vamos a hacer sin su dinero? —logró escuchar del otro lado de la calle. aquella voz juvenil captó su completa atención, ella estaba pensando exactamente esas palabras antes de que el chico pelinegro las dijera.
el jovencito estaba acompañado de un pequeño, el menor le arrojó una bolsa de papel directo al estómago y se fue del lugar furioso. al parecer esa pregunta había logrado enfadarlo por algún motivo.
el chico recogió tal bolsa y se quedó parado en su lugar por algunos segundos, inmóvil. se sentó en una banca de madera que daba vista a un pequeño lago frente a él. con los codos sobre sus rodillas y sus manos sosteniendo su mentón simplemente observaba algún punto en el paisaje sin prestarle absoluta atención, love frunció el entrecejo después de ver al joven pasar la manga de su suéter celeste por debajo de sus ojos. fue entonces cuando descubrió que estaba secando algunas lágrimas.
ella detestaba ver a las personas llorar, de alguna manera lograba sentir las emociones de las otras personas y se acercaba a ellos para demostrar que no estaban solos; conocía perfectamente ese maldito sentimiento de soledad y prefería consolar a las personas así como quería que alguien lo hiciera con ella.
