LÁGRIMAS DE CODEÍNA ☆ Trap Arg.

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3 ☆  No sabes como me duele...

"No decir tus sentimientos y guardártelos te puede joder, pero
Rebelar tus sentimientos a tu entorno puede ser desbastador."

Todos nos pusimos de acuerdo para irnos al parque para despejarnos e hablar. La mitad se sentaron en un banco, la otra mitad y yo en el suelo, haciendo un intento de circulo, un poco mal hecho. Desgraciadamente, después me di cuenta que estoy al lado de Tomás.

Cuando lo volví a ver en aquel parque, venir hacia mí con pasos leves... Se me giró completamente la vida. Me sentía decepcionada porque él consumía sustancias ilegales, y ni él ni mi padre nunca me dijeron nada.
Éramos mejores amigos, desde que tengo memoria, desde que tenía cómo tres años.
Pero supongo que siempre dejamos un oscuro secreto para nosotros solos.

—¿Tely?¿Te pasa algo?—Susurran en mi oído, dándome un escalofrío por toda la espalda.

—¿Huh?—Giro la cabeza por donde provenía ese susurro.

Es el rubio.

—¿Que haces aquí?—Pregunto mirándolo confundida.

—Acabo de saludar a todos y te vi con la mirada perdida, mirando al Cerreo—Lo mira disimuladamente, con los ojos entrecerrados—¿Te gusta?—Pregunta, con un tono de sorpresa, pero si rostro me transmite confusión.

—¡Claro que no!—Grito sin darme cuenta y todos me miraron. Giraron sus cabezas, mirándome, sin entender lo que está pasando.

Que vergüenza...

Al segundo todos siguieron a lo suyo, cómo si no hubiera pasado nada.

Me he sentido aliviada. Odio ser el centro de atención. Pero por otra parte me siento  observada todavía, como si tuviera aún unos ojos posados en mí. Miro a mis lados y me encuentro a Tomás mirándome de abajo a arriba. Parpadeo varias veces.

Cruzamos miradas, haciendo que conectaran.
Siento algo revolverse por mi estómago, una sensación que hace mucho tiempo no la sentía.

Sacudo mi cabeza, cerrando los ojos rápidamente, haciendo que nuestra pelea de miradas terminara. Me tuve que levantar de allí.

—Me tengo que ir—No sé como mierda me entendieron, si dije aquellas palabras con una rapidez increíble.

—¿Adónde vas?—Me pregunta Mauro, triste— Tenemos que-

Le interrumpo. No tengo la mente ahora como para pensar en esto.

—Tengo que irme, es urgente—Tengo un maldito nudo en la garganta.

Salgo corriendo de allí, sin rumbo. Hasta que me detengo en una esquina y choco mi espalda contra la pared, exhausta.

Un brazo rodea mi cintura, otra mano aparece para rodear mi cuello también, sin hacer mucha fuerza, sólo lo mínimo para evitar moverme.

—Que bueno verte de nuevo, Alethse—Su cálido aliento choca contra mi oreja, haciendo que me dé un escalofrío, pero esta vez por todo mi cuerpo. Sin pensarlo, dejo salir un aliento caliente del fondo de mi garganta.

¿Quién creen que sea?
Se puso bueno esto ah

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