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14 de febrero de 2019. Dogok-dong, Gangnam-gu, Seúl, Corea del Sur.

Usualmente uno pensaría que un catorce de febrero sería para celebrar con tu pareja o amigos, y más cuando donde vives tienen una especial tradición al respecto. Pero definitivamente Yeonjun no sentía ganas si quiera de moverse de la vacía habitación en la que esperaba que una de sus mejores amigas saliera de quimioterapia.

No era sencillo. Para nadie en realidad.

Sus horarios habían sido completamente alterados, agregando "guardia" a este y retirando el nombre de Yewon en casi todas las actividades.

Era deprimente, y tan solo había pasado una semana desde que comenzó el tratamiento.

Nadie quería festejar, la banda no quería tocar, la comida no tenía sabor, los niños escribían una nueva tarjeta de "mejórate" cada día. El club se había convertido en un lugar sombrío y triste a falta de Yewon, quien siempre lograba sacarles una sonrisa a todos, ahora solo era triste.

Era casi noche, por lo que pronto vendría la persona que remplazaría. Sabía que a Yewon no le gustaría verlo ahí cuando podría estar pasando el día con su novio, pero ambos sabían que ninguno de los miembros estaría tranquilo si solo dejaran a la chica sola en el hospital para ir a una tienda y comprar chocolates y peluches, y terminar contribuyendo al capitalismo.

La puerta del lugar se abrió dando paso a Yewon en silla de ruedas, siendo empujada por un enfermero. La chica suspiró pesadamente al verlo.

—Sigues aquí —dijo ella mientras era ayudada por el hombre y Yeonjun a subir a la camilla.

—¿Dónde más estaría? —preguntó el chico, aun cuando sabía la respuesta que ella daría. Yewon torció la boca.

—Con Kai —replicó—, es catorce de febrero. Día de los enamorados.

—Habrá muchos otros —contestó el mayor tapándola—. Yeonhee dijo que también le dijiste eso.

—Yeonhee debió estar con Tae hoy, como tu debiste estar con Kai y quien sea que viene debería estar con su pareja. —justificó ella, mirando a su amigo con desaprobación.

—Viene Sunghoon —dijo Yeonjun, claramente confundiendo a la chica—, es uno de los nuevos miembros —explicó— entró la semana pasada como miembro oficial junto a Dahyun.

—Oh. —ella bajó la mirada.

—Te agradarán, son buenas personas. —murmuró.

—Ya lo creo, sólo que... —Yewon dudó antes de voltear a ver a su amigo— No estuve en su ceremonia... —confesó algo triste.

—Hey —llamó el chico, sentándose en la cama y sosteniendo la mano de la mayor—, sólo espera un poco más Yewonie —el castaño besó la mano de la chica—, un poco más y saldrás de esta.

La chica asintió acurrucándose en el hombro del menor. Ambos sabían que esto sería complicado de superar, pero confiaban ciegamente en los médicos y el tratamiento.

Tal vez muy ciegamente.

—Si sabes que aunque este aquí para siempre no puedes frenar tu vida, ¿no? —dijo ella después de un silencio— Deberías ir con Kai.

Yeonjun suspiró una vez más.

—Sabes que no iré, Wonie —murmuró—. No puedo dejarte aquí. —la menor hizo una mueca pero no dijo nada.

Ninguno de los dos se movió por alrededor de una hora cuando un chico de cabellos negros y piel pálida cruzó la puerta con un pequeño oso de felpa café en manos. El chico usaba un cardigan azul encima de una playera blanca y unos pantalones beige, que combinaba con el azul del pequeño suéter del muñeco.

The Kids in the Dark - TXT AUWhere stories live. Discover now