treinta y uno

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narrador

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Cersei abrió los ojos con pesar, batiendo las pestañas de manera lenta y tranquila, dejando que sus pupilas se adaptarán a la luz de las velas que iluminaban de manera tenue la habitación.

Despertó poco a poco, agudizando sus sentidos, suspirando al escuchar el característico ruido lejano de la taberna, que se encontraba abajo.

Su cuerpo se sentía pesado y cansado pero fuera de eso nada le dolía o le quemaba... De hecho estaba en un ambiente cálido. La quimera sonrió al sentir el característico abrazo de su prometido sobre ella.

Harlequin dormía a su lado, reposando la cabeza sobre su pecho, soltando leves ronquiditos mientras murmuraba algo y soltaba una pequeña hilera de baba. Tenía los brazos alrededor de su cintura, el cabello revuelto y las mejillas tintadas.

Cersei se sintió muy feliz de despertar de esa manera, por lo que queriendo apreciar el momento se acurrucó un poco más hacía el cuerpo de su amado, moviendo la posición en la que se encontraban para ahora ella reposar la cabeza en el pecho de la pereza.

Admiró las facciones del castaño con devoción, notando que la "pubertad" le sentaba como anillo al dedo, definiendo su mandíbula y cambiando su aroma. Harlequin antes olía a flores y bosque, sin embargo ahora se veía envuelto en suaves notas de madera y lluvia, que relajaban a Cersei de sobremanera.

La ahora pelirroja acercó su puntiaguda nariz al cuello de su prometido, besándolo suavemente sobre la clavícula, para luego subir la mirada y ver al castaño sonreír entre sueños, haciéndola sonreír igualmente. De manera juguetona empezó a dejar un camino de besos por el cuello del ojinaranja hasta la clavícula, haciendo al contrario despertar.

King batió sus pestañas perezosamente escuchando una risa gloriosa de fondo. Sus mejillas se calentaron instintivamente mientras chocaba sus orbes con losde su prometida, aquellos que lo veían de forma profunda y con un toque diversión.

King suspiró, Cersei al fin había cambiado a su forma elfica, justo como Merlín lo había dicho. La quimera restregó su naríz con la de él con cariño. Llenando el corazón del rey hada de un sentimiento superior a todo.

El castaño tomó la mejilla perlada de la pelirroja. Acariciando la zona con suma delicadeza, antes de depositar un beso en los labios de la fémina. Ambos jóvenes movieron sus labios de forma lenta y cariñosa, hundiéndose en lo más profundo de ellos.

Embriagándose del sentimiento de no haberse perdido y estar juntos.

Tal y como debía de ser.

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— ¡Oe, Ban! — Llamó Meliodas desde la barra. Haciendo al zorro voltear aburrido. — Prepara algo para Cersei. — Ordenó, con una sonrisa, activando al pecado de la avaricia al instante.

Luego de una sesión de mimos, King había bajado por algo de comer para la quimera, quien aún no se sentía del todo dispuesta para bajar y escuchar el escándalo protagonizado por los borrachos clientes.

— ¿Cómo se siente? — Preguntó Meliodas al castaño. Realmente atento de alguna señal de negatividad, más se relajó al ver cómo el oso de la pereza sonreía más tranquilo que en la mañana.

Qᴜɪᴍᴇʀᴀ ▸ ᴋɪɴɢ «ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ»Where stories live. Discover now