veintiocho

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narrador

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Cersei revolvió su desayuno con un ligero sonrojo, recordando todo lo sucedido el día de ayer.

La pelirroja se había levantado abrazada al castaño y enredada a las sabanas de la cama. Con tranquilidad (sabiendo que el ojinaranja pecaba de sueño pesado) se deshizo del agarre y salió de la habitación.

Se arregló; con un baño y luego, se decidió por cambiar sus ropas a unas más ligeras, dejando atrás su chaqueta marrón, short y medias blancas para ahora portar una blusa sin mangas, una falda negra, medias oscuras y largas, además de dos botas bajo la rodilla negras.

Y vaya que el resultado le había gustado, resaltando el pecado de su orgullo, Cersei se dijo a si misma quedar exquisita.

Ahora la ojidorada estaba sentada en la barra de la taberna (la cual había limpiado un poco antes de hacer su desayuno) haciendo un repaso de todas las caricias, besos y palabras bonitas compartidas la noche anterior con su prometido.

— Uh, Cersei. No puedes dejar de sonreír, ¿Tuviste una buena noche? — Soltó burlón Meliodas paseando del otro lado de la barra.

Cersei (que sabía a que se refería) rodó los ojos endureciendo el gesto, haciendo al rubio ponerse alerta en espera de un golpe. Sin embargo, después de unos segundos, la pelirroja suavizó su cara y sonrió divertida.

— Es muy temprano para golpearte. — Se limitó a decir, terminando su desayuno y bebiendo un poco de jugo.

— Wow, Ban dijo que estarías de buen humor hoy, supongo que no estaba equivocado.

La quimera se atragantó con la bebida mientras el ojiverde empezaba a reír.

— Voy a matar a ese idiota. — Murmuró dejando de toser y viendo mal al pequeño rubio. — Y a ti también si mencionas algo.

— Así que no respetan mi preciada taberna y la usan para hacer cosas in...

Meliodas calló cuando Cersei se inclinó sobre la barra para taparle la boca.

— ¡No hicimos nada!

Los ojos dorados brillaron con sinceridad, Meliodas sonrió con debilidad y quitó las delgadas manos de su boca.

— Lo se, lo se, solo estaba jugando.

Sei suspiró derrotada, dejando que su corazón volviera a su ritmo normal.

— Iré a despertar a King, luego bajo para arreglar el desorden. — Dijo ella viendo las botellas de cerveza regadas por la taberna, junto a algunas personas durmiendo en las mesas.

Meliodas sonrió agradecido y Cersei se retiró.

Cuando la pelirroja entró a la habitación observó el cuerpo del castaño aun durmiendo.

Qᴜɪᴍᴇʀᴀ ▸ ᴋɪɴɢ «ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ»Onde as histórias ganham vida. Descobre agora