My little angel (Ricky Olson y tu) (+18)

Capitulo I

Ricky

El suave y frio viento recorría mi cuello haciendo que un escalofrío caminara sobre mi piel. No había ningún rayo de sol, estaba tan gris y en las plantas reposaba el rocio de la lluvia.
Había pasado toda la tarde tomando fotos de la naturaleza, no importaba si terminaba con un resfriado pues esto era lo que amaba después de la música.
Jaime quien estaba en la entrada solo observandome, pareciera estar enfadada por el hecho de que pongo mucha atención a otras cosas excepto a ella.
Al principio me apoyaba en esto, solo que después de tiempo fue perdiendo luz para ella, tanto que odia que la fotografie.

Volteo a verla cruzada de brazos y me da una especie de sonrisa. Camino hacia ella y le doy un pequeño beso, aunque no sintiera nada.
Ella aparta la vista de mi y toco su mano con mis dedos.

—¿Sucede algo? —pregunto con la esperanza de no desatar otra de nuestras peleas. Odio dormir en la sala, aunque sea más usual de lo que quisiera.

—Nada —responde con simpleza.— saldré con unas amigas, quizás no debas de esperarme para dormir...

Yo asentí y me sonrió. Ella plantó un beso en mis labios agradeciendo quizás por que no pregunté nada, siguió repartiendome besos, no quería separarme. Quizás ella era difícil y muchas veces he dudado de lo que sentimos el uno sobre el otro, pero quisiera tener algo de su afecto.
Ella rodeó mi cuello con sus brazos y yo la atraje más hacía mi cuerpo.
Sus besos eran apasionados y parecía no parar, después de un momento me empujó hacía la pared y nuestras reparaciones chocaban entre sí, pero después de un momento ella decidió detenerse en seco.

—Se me hace tarde, tengo que alistarme—me dio una sonrisa y se dio la vuelta para irse.
Rodee los ojos, no era la primera vez que hacía esto hasta el punto en el que solo tenía que conformarme.

Pasó la tarde y solo me dispuse a ver televisión, no había ninguna llamada o algún mensaje. Quizás mis amigos estaban ocupados teniéndo una tarde perfecta con sus novias perfectas, en cambio yo pasaba las tardes en un sillón o recorriendo la ciudad si terminaba enojado con Jaime.

Comencé a beber vino directo de la botella hasta quedarme dormido, odiaba sentirme de esta forma.