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Emoción. Esa palabra era suficiente para describir lo que estaba sintiendo. Pero también estaba un poco nerviosa. Sentir el peso de la vista de todos sobre mí era algo que realmente no me gustaba, aunque aun no las tuviese sobre mi pronto llegaría mi turno. Avancé un par de pasos. Ni siquiera me percataba de la fila moviéndose; la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí. Este era el momento que siempre había soñado. Finalmente me iba a graduar de la universidad.

– Eunna Han.

Escuché al rector llamar mi nombre y me acerqué a él con una amplia sonrisa. Cuando me entregó mi preciado título universitario escuché los aplausos de todos los presentes, pero solamente me importaban dos personas y al verlas levantarse de sus asientos la sonrisa se me ensanchó aun más. La mirada llena de orgullo de mis padres fue lo que hizo que mi felicidad estuviera completa.

Debo admitir que cuando me ofrecieron la beca para estudiar en Inglaterra me emocioné, pero igual me asusté un poco. Nunca antes había estado fuera de Corea por tanto tiempo, y menos sola. Pero realmente me fue muy bien aquí. Me gradué con una media de 4.5, y con el idioma no tuve problemas. Dominaba bastante bien el inglés antes de venir aquí. Y conocí personas increíbles. Jamás iba a olvidar estos tres años que pasé aquí.

Quería congelar este momento, porque desgraciadamente no iba a durar para siempre. Ahora es cuando realmente le doy rumbo a mi vida. Cuando regrese a Corea comenzaré a trabajar en el negocio de la familia. Mi padre es dueño de Han´s, una de las marcas de ropa más conocidas en el país, y con gran reconocimiento mundial. Mi madre era su principal diseñadora. Ambos tenían muy buen sentido de la moda, el cual yo heredé por supuesto, pero a mamá siempre le gustó diseñar, crear vestidos, trajes; y desde pequeña me inculcó ese gusto. Por eso elegí estudiar diseño.

Ellos regresaban hoy, pero yo quería quedarme aquí en Londres un par de días más. Caitlin, mi mejor amiga, y yo queríamos celebrar nuestra graduación juntas, ya que no sabíamos cuando volveríamos a vernos. Ella era mi compañera de cuarto en la UCL, pero con el tiempo nos volvimos cercanas. Resulta que ella me entendía perfectamente cuando hablaba en mi lengua natal. Después de todos los dramas que ha visto acabó obsesionada con la cultura de mi país; y cuando comenzó a escuchar el Kpop quedó fascinada. La iba a extrañar muchísimo cuando me vaya.

– ¡Muchas felicidades a todos los graduados! – exclamó el rector luego de haber entregado todos los títulos, dando fin a la ceremonia.

***

– ¡Oh cariño! Estamos muy orgullosos de ti – me dijo mi madre mientras me abrazaba.

– Gracias mamá.

– Realmente me gustaría que pudiésemos celebrarlo en familia, pero si prefieres quedarte aquí – me dijo mi padre con una sonrisa triste.

– Te prometo que no me quedaré mucho. Es solo que no sé cuándo volveré a ver a Caitlin. Quiero pasar un poco más de tiempo con ella antes de regresar. Realmente la voy a extrañar.

– Lo sé – me dijo resignado y me abrazó.

En ese momento sentí mi teléfono vibrar con un mensaje de Caitlin. Me estaba esperando en el aparcamiento.

– Es Cate, me está esperando. Ya debo irme.

Los abracé nuevamente y me volví para irme en la dirección opuesta.

– Te avisaremos cuando estemos en el aeropuerto – me gritó papá.

– Y me llaman cuando aterricen. ¡Los quiero! – les lancé un beso y me di la vuelta.

Cuando llegué al aparcamiento no me fue muy difícil encontrar el auto de mi mejor amiga, ya que ella estaba parada junto a la puerta del conductor. Caitlin no era una chica que pasaba fácilmente desapercibida. Era una rubia preciosa, con el cabello dorado y los ojos azul brillante, y tenía porte de top model. Además de eso era muy carismática e inteligente. Cuando nos conocimos simpatizamos enseguida, no era difícil llevarse bien con ella, teniendo en cuenta su personalidad. Al saber que tendría una compañera de cuarto coreana casi muere de la emoción. Como dije, le encantaba todo lo que tenía que ver con mi país. Incluso hablábamos en mi lengua natal de vez en cuando, la dominaba muy bien.

– ¿Por fin, se van hoy tus padres? – me preguntó en lo que ambas entrábamos al auto.

– Si. Su vuelo sale a las tres de la tarde.

– Qué bueno que hayas decidido quedarte unos días más, porque ya sé cómo vamos a celebrar nuestra graduación – me dijo con una sonrisa cargada de entusiasmo. ¿Ahora que se le habrá ocurrido?

– ¿Y qué tienes en mente?

– Nos vamos al Wembley.

– ¿Eh? – pregunté confundida. – Pero si a ti no te gustan los deportes. Además, ¿no dijeron que va a estar cerrado todo el fin de semana para un evento?

El Wembley era el mayor estadio de football del país, y uno de los más grandes del mundo. En todo el tiempo que estuve aquí nunca había ido porque realmente no me interesaban mucho los deportes y, hasta donde sabía, a Cate tampoco.

– Precisamente a ese evento vamos. Abre el cajón.

Abrí la cajuela del auto y, sinceramente, me sorprendí un poco con lo que encontré, pero realmente no me extrañaba. Después de todo, era Caitlin de quien estábamos hablando. Dentro había dos entradas para el concierto que daría ese grupo de Kpop que tanto le gustaba a Cate en el Wembley este fin de semana, BTS. Lo que me pregunto es cómo pudo conseguirlas.

– ¿Es en serio? – ella asintió emocionada. – ¿Cómo las conseguiste?

– Ahh. Tengo un contacto – dijo y me guiñó un ojo.
Suspiré y negué con la cabeza.

– No lo sé Cate.

– Oh vamos, anímate – me dijo haciendo pucheros. – Va a ser nuestro último fin de semana juntas. Tenemos que pasarlo en grande.

– Pero sabes que no soy fan de ese grupo.

– Realmente no te entiendo. Eres coreana y no te gusta el grupo musical coreano más famoso del mundo. Ya es bastante raro que ni siquiera te gusta el Kpop.

– Si me gusta. Solo que no tanto como a ti.

La verdad es que, a pesar de ser coreana, no me gustaba mucho el Kpop. Al menos no el de hoy en día. Me gustaba más es pop internacional, artistas como Ariana Grande y Taylor Swift. Pero si he escuchado canciones de grupos de Kpop. Me gustaban incluso algunas de BTS, pero tenía preferencia por los grupos antiguos. Mi favorito era CNBlue.

‒ Por favor Anna. Solo por esta vez.

Sonreí ante la forma en que me llamó. Cuando un coreano viaja a un país donde se habla inglés, como Inglaterra, debe utilizar un nombre inglés para identificarse ya que eso ayuda a facilitar la comunicación. Me gustaba el nombre Anna porque se parecía mucho al mío, así que decidí utilizarlo. Caitlin solía llamarme más por ese nombre que por mi nombre real.

‒ Recuerda que no sabemos cuándo volveremos a vernos.

‒ Está bien, lo voy a pensar. Pero no te prometo nada.

‒ Al menos lo vas a pensar. Eso me da esperanzas ‒ dijo con una sonrisa.

Una parte de mi quería ir al concierto con Cate. Es cierto que estos serán nuestros últimos días juntas en mucho tiempo. Pero la verdad es que no me gustaba mucho ir a ese tipo de conciertos. Las fans del Kpop eran demasiado… ¿intensas? Si, esa era la palabra. Y mucho más las de ese grupo. Aunque es cierto que los chicos cantaban y bailaban muy bien, y eran muy guapos además. Los había visto un par de veces y realmente eran guapísimos, pero que va, no me agradaba para nada estar en ese tipo de ambiente. Igual lo iba a pensar, por Cate.

‒ Por cierto, ¿por qué no vamos a tomar algo esta noche?

‒ Vale, suena bien.

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