Joder, estaba disfrutando tanto esta etapa, estaba disfrutando tanto esto, amaba cada día, amaba cada momento junto al amor de mi vida. ¿quién lo diría? Tanta mierda que pasamos y finalmente lográbamos estar juntos y esperando a nuestro primer bebé.

-todo lo que ustedes deseen será un placer para mí- respondo- cuando vuelva a casa llegaré con el mejor pastel de chocolate para ustedes, bella.

Se mantiene en silencio unos segundos y después vuelve a hablar.

-¿está todo bien?- pregunta y solo me giro lentamente hacia donde está todo el desastre que su padre ha hecho.

No quería mentirle, no debía de hacerlo, habíamos acordado transparencia y confianza, pero, en estos momentos no quería decirle nada que pudiera alterarla, no quería ponerlos en riesgo de nuevo.

-lo está, bella- miento- solo tuve que venir a hacerme cargo de unos cargamentos.

-bien- responde- espero que todo se arregle pronto, para que regreses a casa con nosotros- sonrío de nuevo.

-es lo único que deseo en estos momentos, amour- suelto- tengo que irme, estaré de vuelta en un rato más.

-te esperamos.

-te amo bella mía.

-y yo te amo mucho más, amour- suelta, después de unos segundos terminamos la llamada.

Me acerco de nuevo a donde mis hombres se movían, Raffael estaba recargado en su auto mientras fumaba un cigarrillo.

-¿qué harás ahora?- pregunta mientras me acerco a él.

-ocuparme del hijo de puta que tengo como suegro- suelto mientras me recargo a su lado.

-¿Aline sabe...

-no- interrumpo.

-las mentiras no son buenas- responde- lo digo por experiencia.

-sé que no lo son- respondo- pero, no quiero decirle y preocuparla o que vuelva a tener una crisis- comienzo- no quiero que volvamos a pasar por un maldito infierno, suficiente tiene con la demanda.

-Dalila me dijo que eso se arreglará- habla y asiento.

-Aline me lo dijo también- continúo- solo que no quiero darle un motivo más para que este nerviosa o molesta- él me escucha- las emociones fuertes durante el embarazo pueden afectarle y no estoy dispuesto a arriesgarme a eso, no otra vez.

El solo recordar el maldito infierno que pasé cuando tuvimos la amenaza de aborto me da mal sabor de boca, no quería pasar de nuevo por eso.

Aline y yo habíamos acordado también dejar el tema de su padre a un lado por el momento, aunque, en estos momentos no era del todo posible.

-le he pedido a Dalila que se case conmigo- habla Raffael después de unos segundos de silencio, volteo a verlo mientras comienzo a sonreír.

-¿te ha dado su respuesta ya?- pregunto.

La sonrisa en su rostro me hace saber que ella lo ha hecho.

-me ha dicho que sí- responde- voy a casarme- suelta como si ni él mismo se lo creyera- vaya, no me lo creo aún- afirma lo que he pensado- es tan cagado, nunca creí que estaría así por una mujer.

Sonrío.

-bueno- comienzo- se llama amor, cabrón- respondo- y te has enamorado de Dalila así que es normal que estés así- continúo mientras miro a mis hombres trabajar.

-solo falta que el idiota de Agapios acepte que se ha enamorado de Acacia- suelta con cierta burla.

-él sabe que lo está, solo necesita decirlo en voz alta- hablo.

Asiente y solo continuamos fumando.

Habíamos terminado finalmente con todo, el almacén había quedado vacío y comenzarían a arreglarlo, por el momento no había nada más que hacer así que junto a Raffael decidimos volver a la mansión.

Subimos a nuestros autos y después de algunos minutos arranco mientras que el italiano comienza a seguirme.

Conducía con dirección a casa, estaba bastante concentrado en el camino hasta que recordé el pastel que Aline había pedido, estaba a punto de desviarme para ir a una de las mejores pastelerías pero justo al momento de hacerlo una camioneta se atravesó frente a mi haciendo que perdiera el control, lo siguiente que sentí fue solo como el auto comenzaba a rodar, podía sentir cada golpe y vuelta que este daba, mi cuerpo comenzaba a doler gracias a los diferentes golpes que se daban en mi cuerpo, podía sentir también como algunos pedazos de cristal se incrustaban en mi piel, todo comenzaba a doler, mi cabeza, mi cuello, mi torso, dolía todo mi cuerpo, fue hasta que finalmente el auto dejó de rodar, estaba todo de cabeza, quería moverme para salir de aquí pero me sentía débil, mi cuerpo no tenía fuerza alguna para hacer algo más al igual que un sueño comenzaba a invadirme y a apoderarse de mi, poco a poco mis ojos se fueron cerrando aún cuando intentaba mantenerme despierto, pero era en vano, nada funcionaba, fue así como finalmente el dolor desapareció y todo se volvió negro a mi alrededor.

Capítulo nuevo.

Nos leemos pronto.

-Neftali.

Tu nombre en mi pielWhere stories live. Discover now