Capítulo 37: Jin Guangshan deberia copiar todas las reglas un millon de veces.

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Alguien había entrado a su habitación.

Jin Zixuan realmente no podía dar fe de eso eso. No era como si algo hubiera sido arrojado al suelo o volcado, era más como si alguien hubiera manejado con cuidado sus artículos personales, los hubiera tratado con cuidado, hojeó sus libros, abrió los cajones de su escritorio y luego lo alisó todo, lo volvió a colocar con precisión en su lugar. Su habitación parecía extraña, puesta en escena como la escena de una obra de teatro.

Giró en círculos, frunciendo el ceño. Todo era dorado o amarillo, los muebles estaban dorados, ornamentados y cubiertos de peonías, y había muchos muebles. A su madre nunca se le había permitido tener voz en la decoración de los aposentos privados del Heredero. Por lo general, la visitaba en sus habitaciones, en lugar de tener que lidiar con su negativa a abrir los ojos en los suyos, no le gustaba hablar con ella cuando tenía los ojos firmemente cerrados, era desconcertante.

De hecho, parecía muy chillón, después de estar en Gusu Lan, con sus paredes blancas y vistas a los árboles.

—¿Le pasa algo, joven maestro?—preguntó el mayordomo de su padre. El hombre sudaba profusamente, el rostro cubierto por una sonrisa que seguramente no podía sentir.

Regla setenta y ocho, setenta y nueve.

—Quiten esa mesa y ese juego de estantes, esta habitación está muy desordenada.

Las cejas del mayordomo se elevaron hasta la línea del cabello, su sonrisa se volvió aún más tensa.

—¡Nada ha cambiado en absoluto, joven maestro Jin, se lo aseguro!

—No obstante, quiero que se muevan. Y esas cortinas bloquean la ventana, haz que las bajen. ¿De qué sirve tener una ventana si no puedo ver a travez de ella? 

—Lo haré... ¿Joven heredero del clan? ¿Dónde le gustaría que se coloquen los artículos? 

—No me importa, en cualquier lugar que crea conveniente.

¿Cuál era el nombre del hombre?

—¿Cómo era tu nombre?

El mayordomo de su padre dejó caer el quemador de aceite ornamental que había recogido y miró hacia arriba, sorprendido y con la cara abierta.

—¿Tu nombre?—Jin Zixuan lo incitó.

Pavo real, dijo una voz desdeñosa en su cabeza.

Jin Zixuan cerró los ojos y los volvio a abrir.—Disculpe, ¿sería tan amable de recordarme su nombre?

—Jin Peizhi, heredero del clan.

—Gracias por ayudar en este asunto, Jin Peizhi.

—Este existe para servirte, heredero del clan.—dijo Jin Peizhi, y se inclinó profundamente.






—¡Ah, Zixuan, es bueno tenerte en casa!—Su padre le dio dos palmaditas en la espalda y luego lo sujetó por los hombros y le sonrió con los ojos húmedos. Él asintió con la cabeza como si estuviera demasiado abrumado por la emoción para hablar, Jin Zixuan se habría conmovido más si no hubiera visto a su padre practicando una bienvenida similar a su primo ZiXun en un espejo. Se preguntó cuántas veces su padre había trabajado en esa sonrisa para que fuera convincente, si había merecido más práctica que ZiXun.

Tendría que ver a ZiXun en algún momento. 

Mierda.

—Padre.—Jin Zixuan se inclinó profundamente.

•To have and to hold• [EDITANDO]Where stories live. Discover now