19. Slowly

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Sadie

Llevábamos ya 4 meses en Hamburgo, y los chicos ya estaban más acostumbrados que nunca a trasnochar y a tocar hasta la madrugada en aquellos bares de la llamada Zona Roja de la ciudad. Yo por mi parte no la pasaba muy bien pues el señor Koschmider aún no me dejaba trabajar como modelo y seguía teniendo los horarios de antes, por lo que decidí que en vez de seguir tomando "Preludin", teniendo en cuenta que si lo tomaba al ritmo en el que lo necesitaría iba a tener problemas, comencé a tomar 8 tazas de café al día.

Ese día el señor Koschmider me excusó del trabajo del inventario en la tarde para ir al club a arreglar unas cosas del escenario. Ese noche tocaría el conocido Tony Sheridan, por lo que el escenario debía estar impecable, así como el club.

Al llegar vi a los Hurricanes en el escenario esperando a que llegara Rory.
A penas vi a Ringo salté a sus brazos.

- ¡Ringo!- exclamé enrollando mis piernas en su cuerpo.
- ¡Pequeña!- dijo el acariciándome el cabello.

Los Hurricanes sabían de nuestra relación, pero Rory y mis chicos aún no lo sabían, por lo que teníamos que ser precavidos con nuestras muestras de afecto. Lo bueno es que los Hurricanes eran como una tumba, porque si Rory se llega a enterar le puede decir a John y este va a tomar el rol de "hermano mayor" que en los últimos meses ha tenido conmigo.

- ¿Qué haces aquí, belleza?- preguntó él
- Tengo que arreglar algunas cosas para la llegada de Tony Sheridan.-
- Uh, Sadie, me dijeron que vas a ser la primera en conocerlo porque vas a guiarlo a la entrada.- dijo Lu Walters.

Reí mientras seguía abrazando a Ringo.

- Más o menos Lu, voy a ser la segunda en conocerlo, el primero será el señor Koschmider.- le respondí al bajista.

Se escuchó la voz de emoción de los chicos que hablaban entre ellos, mientras tanto Ringo estaba sentado en una de las sillas del público y yo estaba sentada encima de sus piernas besándolo.

- Te extrañé.- le dije.

El me sonrió y me escondió un mechón de cabello detrás de mi oreja. Luego, me miró por un rato, y por consiguiente puso una cara un tanto extraña.

- Sai, tienes unas ojeras terribles, ¿estás bien?- preguntó.

Me puse nerviosa pues Ringo no sabía que yo estaba tan llena de trabajo, así que no le podía decir que el efecto de este, más los preparativos logísticos de la llegada de Sheridan, me habían mantenido despierta por 2 días consecutivos. Sabía que si se lo decía me diría que debía de no trabajar tanto, y eso era lo peor que alguien me podía decir pues, necesitaba trabajar. De todas maneras le dije una parte del problema.

- Es sólo que no he podido dormir mucho, por esto de que viene Tony Sheridan, he tenido más trabajo de lo habitual.- dije nerviosa.

Mi cuerpo comenzó a temblar, oh no, no otra vez, no aquí, no enfrente de Ringo.

- Sai, ¿estás segura?, ¿estás temblando?-

Mi cuerpo estaba tembloroso la mayor parte del tiempo últimamente, a veces lo podía controlar pero otras veces, cuando estaba sola, me temblaba más fuerte y entraba en, lo que años más tarde supe, era un ataque de pánico.

Sin saber absolutamente nada de salud mental en ese tiempo, aún, lo único de lo que si tenía certeza era que la única forma de controlarlo era sintiendo presión sobre mi cuerpo.

- Ringo, Ringo, abrázame, ¡ahora!- le exigí

Ringo me miró sorprendido por la fuerza de mi voz pero lo hizo.

- Más fuerte, tienes que apretarme.-
- No te quiero hacer daño.-
- No lo harás, es más evitaras que yo me haga daño.-

Ringo no me cuestionó más, cosa que agradecí, y lo hizo. Comencé a sentir como mi respiración se iba calmando y la sensación de que estaba a punto de morir iba disipando.

Después de unos 10 minutos, me calmé por completo.

- Sai, no te pongas mucho trabajo encima, no te está haciendo bien.-
- Ringo eso no es una solución, tengo que hacerlo, si no junto plata y mi abuela un día decide que o vivo sola o me hago monja, necesito tener dinero.- respondí

Ringo me miró, y solo asintió.

- Bueno, los chicos y yo te ayudaremos a arreglar todo, para que termines más rápido y puedas tomar una siesta.-

Le sonreí.

- Gracias Rings, no se que haría sin ti.-

El solo me miró con ternura y me dio un beso en la mejilla.

- Ok, Hurricanes, vamos a ayudar.-

Después de 1 hora, estaba todo el club impecable.

- Wow, chicos, muchas gracias.- le dije amable.

Impresionantemente Rory aún no llegaba.

- Bueno linda, nosotros esperaremos un rato más a Rory, ¿por qué no vas a ese sillón a dormir y te despierto en 30 minutos cuando lleguen los Silver Beetles?- propuso Ringo
- Ok.- acepté.

Y bueno, eso hice me quedé dormida hasta que finalmente llegó el famoso Rory, junto a los chicos, mis chicos.

- ¡Hey!, disculpen el retraso, empecemos de una vez.- gritó Rory.

Aquello hizo que me despertara de golpe.

A penas divisé a George vino a abrazarme.

- Sai, siento que no te he visto en años.- dijo

Yo le sonreí, a pesar de que no me sentía muy bien, estaba mareada y tenía nauseas, pero probablemente era porque me había levantado muy rápido.

- ¿Qué hora es?- pregunté
- Ya son las 8, en una hora llega al club Tony Sheridan.- me dijo George emocionado.

¡Las ocho!

- ¡ Tengo 40 minutos para arreglarme!- grité.

Le tomé la mano a George y corrí hacia el camerino.

- Ayúdame a ponerme el vestido.- le pedí a George mientras me desvestía.

Por ese entonces sólo pensaba en George como un hermano prácticamente, por lo que no tenía inconvenientes con desvestirme en frente de él. Bueno, todo esto a pesar del tiempo en que le enseñé a besar.

- Sai, este vestido se ve ajustado, ¿cabrás en él?-

Lo miré haciéndome la ofendida.

- Geo, ¿no has visto acaso mi cuerpo?- cuestioné

Nos reímos y me ayudó a ponerme el vestido y cerrarlo.

El vestido me lo había dado el señor Koschmider y era de la tienda. Era verdad que era ajustado para la época, pero bueno, era una adolescente, ese era mi momento de usar ropa ajustada.

Luego de maquillarme fui a recibir a Tony Sheridan, quien no quitó su mano de mi cadera hasta que tuvimos que entrar.

Lo permití solo porque el señor Koschmider me pagaría 20 libras por esa noche, y con esas 20 libras estaba cada vez más cerca de poder ser una persona independiente que no se tendría que preocupar nunca más de su horrible y conservadora abuela.

Todo iba bien, Tony Sheridan entró y comenzó a cantar con Los Silver Beetles, mis chicos.

De repente me empecé a sentir terrible otra vez, comencé a hiperventilarme y pensé que moriría, y al parecer se notaba bastante porque Ringo, quien estaba a mi lado, me preguntó si pasaba algo malo.

- Ah... voy a... mo- morir.- dije tratando de respirar.

En un momento tenía tantas dificultades para respirar que fue perdiendo la consciencia.

Y lo único que podía escuchar era al Señoe Koschmider ayudando a Ringo a intentar calmarme.

- Respira lentamente, lentamente.-

Y de un momento a otro todo se volvió negro.

𝘀𝗲𝘅𝘆 𝘀𝗮𝗱𝗶𝗲 ↝ 𝙩𝙝𝙚 𝙗𝙚𝙖𝙩𝙡𝙚𝙨Where stories live. Discover now