Capítulo 63

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Maratón 7/9

Solo

¿Estás bien?- Esas fueron las primeras palabras que le dije a Miguel. Ese chico que casi se había roto el brazo trepando al pino de mi casa iba a ser, sin siquiera tener la más mínima posibilidad de imaginarlo, el hombre que amaría toda mi vida.

Tengo que ser honesto, al principio no me agradaba mucho. Miguel era ese chico impulsivo, enérgico y medio explosivo. Éramos niños y "no ir con el chico" era normal para nuestra edad. Pero aunque al principio no me agradaba, nuestra amistad se formó casi de inmediato.

Pasó el tiempo, ese chico que antes no andaba mucho con la cara se había convertido en un chico tranquilo y servicial. Pero la gente no cambia de repente y él no fue la excepción. Miguel había perdido a su padre que había contraído una enfermedad grave. Lo recuerdo mirando la tumba de su padre mientras dejaba una lágrima corriendo por su rostro ...

A partir de ahí, acercarme a él fue casi natural. Y estábamos tan conectados que pronto comenzamos a salir. Me lo había pedido en un parque que tenía en la ciudad, hasta me había regalado flores y aunque era simple, esta escena se quedó en mi memoria.

Si había algo que sabía hacer era explorar la región donde vivíamos. Cada día, tenía un nuevo lugar para visitar, un hermoso paisaje que siempre me inspiraba para pintar. Y lo hizo con ese propósito, me apoyó para que me hiciera pintor, aunque no me gustó la idea.

- ¡Guau! ¡Este lugar es hermoso! - dije mirando el enorme prado que nos rodeaba. - Apuesto a que debes estar cansado de escucharme siempre escuchar eso ...

- ¡Claro que no!- Estas son las palabras a las que siempre me dijo cuando me llevaba a esos lugares.

Terminé tirada en la hierba, él hizo lo mismo. La noche ya había llegado y el cielo estaba totalmente iluminado por varias estrellas y como vivíamos en el campo, ciertamente podíamos ver una cantidad casi infinitamente mayor que en la gran ciudad.

- Espero llevar este paisaje a la pizarra ... - comenté.

No dijo nada, solo se quedó mirando los puntos brillantes.

- Voy a ser una pintora famosa- dije de repente. Él me miró. - Siento que finalmente encontré algo en lo que soy buena, algo que me gusta hacer y sé cómo hacer. Quiero mostrárselo a la gente.

- Pero ... bueno, en un pueblo pequeño como este, me cuesta creer que te hagas famosa o al menos de la forma que quieres.

- No tengo la intención de quedarme aquí mucho tiempo ... Necesito saber hasta dónde puedo llegar. Pero sé que debo ir despacio ...

Solo me miró. En ese momento, no sabía lo que pensaba, pero creí que me apoyaría.

Empecé a vender mis cuadros en el centro de la ciudad y él me ayudaba de vez en cuando. Como la ciudad era pequeña, no pasó mucho tiempo antes de que me conocieran. Con el tiempo, incluso tuve mi clientela.

Pasaron algunos años, Miguel y yo decidimos casarnos. Incluso fue fácil obtener la aprobación de mi padre y conseguir una casa para vivir tampoco fue difícil.

Pero quería ir a la gran ciudad, quería mostrar mi trabajo al dueño de una exposición. El caso es que Miguel me convenció de que lo mejor sería quedarnos en la ciudad, al menos por un tiempo.

Bueno, ese tiempo pasó mucho más de lo que esperaba, y cuando me di cuenta de que tenía un hijo. Un niño llamado Arthur que tenía la cara de su padre sobre él. Fue el factor que retrasó mis planes de cambio. Confieso que los mejores momentos que tuve en mi vida fueron con ellos dos. Miguel era un gran padre, y había recuperado su enérgico camino infantil. Pero a pesar de que estaba rodeado por toda esta alegría, sentí un vacío dentro de mí. Sentí que mi objetivo, que el sueño que quería lograr, había quedado de lado.

Memoria PerdidaWhere stories live. Discover now