Walk That Mile • [ls ; traducción]

Día 14

Sedona, Arizona

Louis lo sintió cuando Harry despertó.

Comenzó con un suave movimiento en sus brazos, luego como una fresca ráfaga de aire cuando el rizado se levantó de la cama. Volvió a poner las mantas sobre Louis y el calor fue casi suficiente para volver a dormir. Escuchó a Harry en el baño, la cisterna del inodoro y el grifo del lavabo.

Esperó mientras escuchaba los pies de Harry sobre la alfombra. Esperó a que Harry se deslizase bajo las mantas, pero no sucedió.

Poco a poco, Louis abrió los ojos para encontrarse con la espalda de Harry. Estaba sentado en el borde de la cama, de cara a la pared y la cabeza entre las manos. El solo hecho de verlo, hizo que Louis se estremeciera de impotencia; inseguro de qué hacer. Cuando Harry se dio la vuelta, cerró los ojos como un cobarde.

Hubo algo de movimiento cuando Harry se metió bajo las sábanas de nuevo. Louis esperó a volver a sentir su cálida piel, mas de nuevo, no ocurrió nada.

Abrió los ojos de nuevo y encontró a Harry acurrucado en el borde de la cama, con las sábanas envueltas a su alrededor, de espaldas a Louis.

Muro la brecha entre ellos, cuestionando qué es lo que había hecho para que Harry no pudiera cruzar la línea divisoria. Extendió su mano lentamente, acariciando con sus dedos el omóplato de Harry.

Cuando este se estremeció sintió mil cuchillos atravesarlo.

—¿Sí? —preguntó en voz baja, mirando por encima de su hombro.

—¿Está todo bien? —preguntó con voz pesada debido al sueño.

—Sí —repitió, excepto que aquella vez no fue pregunta sino una respuesta final.

Volvió a arrastrar su mano y miró fijamente la espalda del rizado, despertando ahora que sus alarmas estaban punzando a lo largo de su columna vertebral. Todavía era de noche lo podía ver por la falta de luz de las ventanas, pero se sentía muy despierto.

Harry no se movió y Louis observó la constante caída de su respiración, se preguntaba si había vuelto a dormirse. Se quedó a la deriva, pero no paró de mirarlo hasta que le picaron los ojos.

No pudo averiguar lo que había podido pasar desde que se fueron a dormir. Todo lo que sabía era que la distancia entre su cuerpo y el de Harry era interminable.

🛣️

Fue incómodo cuando el sol salió y a las nueve de la mañana se posó sobre ellos.

Incómodo fue la única palabra que Louis pudo usar. No hablaron más que un breve "Buenos días". Se turnaron para ducharse y hacer las maletas, devolviendo la ropa esparcida por la habitación y evitando el contacto visual.

Odiaba la situación más que a nada, pero no sabía qué decir o hacer para arreglarlo.

Empezó a pensar en formas de decirle a Harry lo que sentía de una vez por todas, para ponerle fin a la confusión que se escondía bajo su corazón.

Estaban haciendo la cama cuando el envoltorio del condón salió de las fundas, desgarrado al azar por el calor del momento. Ambos lo miraron como si fuera la evidencia de algo sucio. Harry lo agarró y sonrió.

—Esto fue útil, ¿no?

Louis se quedó sin palabras cuando se encontró con aquellos ojos verdes. No sabía lo que su compañero estaba diciendo o tratando de insinuar, pero parecía algo sucio y barato. Como si Louis lo hubiera usado.

—Gracias por lo de anoche —continuó, desmenuzando el envoltorio en su mano —El mejor polvo que he tenido en meses.

Louis inhaló tan bruscamente que creyó que algo lo había perforado. Se le secó la boca y le zumbaron los oídos. Su único consuelo fue que la sonrisa de Harry no se encontró con sus ojos cuando dejó caer su mirada. Louis observó la forma en que la máscara de esa mueca desapareció. Lo que quedaba era dolor; el mismo que se reflejaba en su rostro, no necesitaba que nadie se lo dijera para saberlo.