Día 12

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Gran Cañón, Arizona

Era demasiado pronto.

Demasiado pronto para tener consciencia y saber de quién era el cuerpo caliente que se presionaba contra el suyo. Demasiado pronto para sonreír antes de abrir los ojos porque Harry estaba dormido sobre su pecho y roncaba como un gatito.

Según sus cálculos, llevaba conociendo a Harry desde hacía doce días y eso no le parecía suficiente tiempo. La calidez que se encrespaba en su estómago, la protección que se arremolinaba detrás de sus costillas. Quería saberlo todo sobre Harry, quería que Harry lo supiera todo de él.

Y ninguna de esas dos cosas se acercaba a lo que se le permitía pedir.

Lo que se le permitía pedir eran besos juguetones y caricias mañaneras; pretender estar juntos de todas las maneras posibles.

Tragó y se sintió al borde equivocado del dolor. No quería ser él quien se quedase atrapado, no iba a ser él quien se quedase.

Acostado con la calidez de Harry sobre él, llegó a pensar que ambas cosas podrían haberse convertido en realidad.

No sin esfuerzo, Louis retiró a Harry de su cuerpo. Sus calzoncillos estaban colocados del revés, tenía la espalda arañada y su pelo era un completo desastre.

No ayudó el hecho de tropezar hasta chocar un dedo del pie de camino al baño, provocando un grito de sorpresa. Harry ni siquiera se movió y Louis se preguntó si debía ofenderse.

Decidió no estarlo.

Después de usar el baño se encontró a Harry profundamente dormido en su cama. Había enrollado su cuerpo alrededor de la almohada donde Louis había dormido, eclipsando completamente su lugar en la cama.

El reloj de la mesita de noche marcaba las siete pasadas y el ojiazul no quería ser la razón por la que tuvieran que volver a la carretera. Pasar una mañana de ocio con Harry estaba en el puesto número uno de su lista, las cosas que estaba seguro de que no tenía permitido tener.

A menos, por supuesto, de que lo robase.

Bordeó el borde de la cama para acostarse en el lado opuesto de donde se había levantado. Ajustó las sábanas y se apretó contra Harry; fundiéndose en la posición de una cuchara contra su espalda. Besó su hombro y dejó su cabeza caer sobre la almohada. Apenas cerró los ojos cuando la voz áspera de Harry irrumpió en la habitación.

—¿No estaba siendo una buena cuchara grande?

Louis mantuvo los ojos cerrados y fingió haber caído en un profundo sueño, pero Harry apretó su cadera contra él y, Louis no pudo ignorar eso.

—No una de mi gusto —sus labios se movieron en una sonrisa mal ocultada.

Harry se dio la vuelta como un gato atrapado en una funda de almohada, agitando la cama y propinándole dos rodillazos a Louis en el estómago con sus ridículas piernas.

Demasiado para una agotadora mañana.

—Buenos días —anunció al acomodarse de nuevo.

—Buenos días —solo necesitó mirarlo a los ojos para decirlo.

—¿Por qué te estabas escapando? —preguntó Harry al mismo tiempo que sus ojos recorrieron el rostro de Louis.

Una pequeña parte en su interior, se atrevía a decir que el rizado estaba observando cada rasgo del ojiazul, pero no estaba seguro de que aquello fuese cierto.

—¿A escondidas? —levantó las cejas —Me estaba meando.

—¿Pero ibas a volver a la cama?

Walk That Mile • [ls ; traducción]Where stories live. Discover now