Capítulo 6, Temporada 3

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— ¡Dafne!—paro y yo abrí mis ojos para verle—Sabes... sé que tal vez te estoy azotando con mucha fuerza, pero que me estrujes los testículos de ese modo no mejora en nada la situación al contrario la empeora. ¿Quieres dejar de intentar destrozarme las pelotas y permitir que te de los últimos nueve con serenidad?—caray, fue en sus testículos donde mis uñas se clavaron, ni me había dado cuenta. Con razón me pegaba cada vez más fuerte.

Los solté, apenada. Los restantes cayeron sin prisas y sin rabia, no me sentí tentada a romper las reglas. Suspire de alivio al sentir a mi boca libre de su mordaza, froto mis nalgas indicándome que habíamos terminado.

Caminaba por el despacho sin parar de tocarse, saco una toalla del cubo con hielo derretido para enfriar la botella de champaña.

La dejo caer sobre mi enrojecido trasero y con ella lo cobijo cariñoso, curando el ardor.

—Siento lo que sus testículos, no me di cuento de lo que hacía...—se agacho para callarme con un beso.

—Está bien. Lo hiciste muy bien, buena chica—podía notar la carga de excitación en su voz, me acerco el sillón liberando mis muñecas para que apoyara brazos, hombros y cabeza cómodamente.

Estuve en esa posición embelesada con su mirada lasciva sobre mi mientras se masturbaba sentado en el sofá de tres plazas hasta que recordé que el Bulgaro sentó se despreciable culo en este asiento.

— ¿No quiere que le ayude con eso, amo?—me regalo una sonrisa torcida.

Se puso de pie manipulando sus pantalones con una mano sin dejar de complacerse con la otra.

—Puedes venir a darle un beso de consolación a mis pobres pelotas—dejo el escroto al aire.

Yo fui gateando felina hacia él, sujetándome de sus muslos, lamiendo y succione con ganas todo su escroto en especial la pequeña línea justo en medio. Lo vi hacer caras de placer y me sentí curiosamente complacida, extrañamente excitada.

— ¡Así, justo así!—tomo una de mis manos para que relevara a la que le masturbaba, tomo mi rostro entes sus manos— ¡No pares y mírame!—le sostuve la mirada mientras me observaba con ternura y deseo.

Estaba tan excitada que ya no conseguía soportarlo, las yemas de mis dedos se mojaron cuando instintivamente buscaron mi erguido botón bajo mi falda para acariciarlo—No quiero perderme ni un detalle cuando me corra en tu preciosas carita—esas palabras me enloquecieron de ansias.

—Amo, penétreme, por favor—sin previo aviso se hizo a un lado y me estampo contra el mullido cojín del sillón detrás suyo.

— ¡Levántate la falda y separa las piernas!—lo obedecí con gusto, mi humedad y palpitante cueva moría de deseos por acogerle. Lo vi ir a su escritorio en busca de algo— ¡También sepárate las nalgas y ve relajando el esfínter!—regresaba a mí con un condón y un frasquito de lubricante en las manos.

Puse mis manos en mis nalgas ya ni doloridas ni calientes y me resigne a ofrecerle el orificio que él deseaba tomar, no el que yo quería darle.

Poniéndose de rodillas tras de mí se forro los dedos índice y central en el preservativo, empapándolos con lubricante. Torciendo mi rostro hacia un lado acariciaba mis labios con los suyos y su lengua me invadió simultáneamente a sus dedos. Me estaba encantando el tacto de sus agiles dedos masajeando y estimulando les terminaciones nerviosas de ese orificio. ¿Qué no sabe que tengo muchas más terminaciones nerviosas en mi vagina? Mi botón estaría encantado de recibir esa atención.

Retorciéndome de placer, ya solo necesitando de un pequeño empujón para el éxtasis pretendí escabullir una mano a mi sexo pero él lo noto enseguida.

— ¿Quién te ha dado permiso para hacer eso?—con ambas manos me estampo una contundente palmada en cada nalga.

— ¡Ay!—devolví la mano fugitiva a su lugar.

—Hoy estas muy rebelde para mi gusto—tomándome por el interior del muslo me dio la vuelta, sentando mi trasero justo al borde.

Los antebrazos bajo mis muslos los sostuvieron y separaron mis piernas. Con ayuda de su mano encauso a su miembro en la dirección correcta—Tendré que mostrarte que manda aquí—acto seguido arremetió contra mi esfínter dilatado y humectado que lo recibió sin dificultad.

Estando mis rodillas a la altura de sus codos y sus manos aferrándose firmemente a mis caderas, la potencia de sus estocadas me sacudían entera, en especial a mi clítoris golpeado con violencia por su pelvis.

Me trepe a sus hombros cuando las vibraciones me hicieron desbordarme. Satisfecha lo bese, pensando que también lo había conseguido. Pero precipitándome boca abajo sobre el sofá y deslizando bajo mi falda unos dedos invasores que se sacudieron trastornantes en mi interior, me hizo saber que esto apenas iniciaba.

¡Qué alivio que la puerta blindada no deja pasar el sonido!

Hola, mis Pequeñas Inmortales!!! Feliz año, ojala que este año se lleve al virus por donde vino y traiga muchas cosas buenas!

Hablenme un poquito de sus metas para este año. Una de las mias es por supuesto seguir repuplicando y finalizar con bien esta historia nuestra. ¿Y sus metas?

Hasta el domingo. 

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoKde žijí příběhy. Začni objevovat