capitulo 12

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Habían pasado mucho en tan pocos días, cada quien realizó cosas interesantes en esas dos semanas, todos, tanto como estudiantes de Ketsubutsu y de UA lograron mejorar físicamente y mentalmente para estar preparados para cada circunstancia que se le presentara, ya sea de combate o rescate, se podía apreciar que el trabajo entre ambas academias había dado frutos; uno de los resultados más resaltantes había sido que Bakugo mejoro, solo un poco, su actitud explosiva; alumnos de Ketsubutsu como Tatami aprovechaban mejor sus singularidades, y hubo un gran desempeño en actividades cognitivas donde inclusive mineta había sacado una buena calificación; todos los maestros y directivos estaban satisfechos, la idea de Aizawa y sr Joke en hacer clases compartidas puso la semilla para que fuera regada y en un futuro retoñaran grandes héroes pilares de la sociedad; pero exceptuando el desempeño académico también habían ocurrido otras cosas pero más en la privacidad.

Shindo en ese tiempo había logrado hacer un lazo amistoso con Bakugo, se convirtió en su psicólogo personal, y se quedaban hasta tarde hablando, no todo el tiempo fueron temas de problemas y de cosas personales, algunos días eran conversaciones más llevaderas, sobre videojuegos o mangas que habían leído; como aquella noche, donde se habían quedado hasta tarde juagando videojuegos, ambos tenían hambre asique salieron de la habitación  a las dos de la mañana a prepararse emparedados y envés de preparar la comida terminaron jugando con los alimentos, el resultado del juego fue un pelinegro lagrimeando a por de haberse comido una cucharada completa de salsa de sriracha y  un cenizo agarrándose el estómago porque se estaba ahogando por haber reído tanto; sin duda fueron buenos días, aunque claro, ya tenía que terminar, este era el último día en que los alumnos invitados estarían en UA ya que a la mañana se irían, lo que implicaba que el pelinegro también se retiraba.

Los ambientes se sentían decaídos, nadie quería despedirse de sus nuevos amigos, pero ya el entrenamiento compartido había llegado a su fin y no podían darle más larga, por eso todos estaban en su habitación compartiendo con sus inquilinos esa última noche, haciendo una pijamada “súper híper mega suprema” como había dicho Kaminari. Bakugo y Shindo no eran la excepción, ellos también estaban compartiendo el último tiempo que les quedaba.

-entonces ¿ni un cafecito? – comento divertido el pelinegro girando su rostro al menor para regalarle una leve sonrisa. Bakugo le respondió con un bufido divertido, sabia a que se refería ya que vivía diciéndole que no se verían después de esto “nunca, ni para tomarse un cafecito”

-no lo sé idiota – se echó para atrás recostando su espalda en la cama y colocando sus brazos atrás de su cabeza como apoyo – talvez – también giró su rostro chocando miradas con el contrario mientras le regalaba una sonrisa – después de todo me hará falta un buen psicólogo gratuito, en estos tiempos hay muchos bastardos que por solo escucharte te quieren sacar todo lo poco que se tiene de dinero – y con esas palabras hubo un momento de silencio hasta que ambos estallaron a carcajadas.

-debería yo también empezar a cobrarte entonces, estoy haciendo este trabajo gratis – también se dejó caer hacia atrás haciendo como Bakugo, colocando sus brazos como almohada. A esa distancia podía apreciar con detalle el rostro del menor y un sentimiento que no supo comprende se apodero de el “creo que extrañare ver tu cara de constipado” y ese pensamiento le saco una sonrisa “y tambien estrañare ver tu cara cuando estas feliz o relajado” y en eso la mente del pelinegreo empezó a divagar en todo lo que había guardado en su cerebro del de mirada carmín tras esos dias.

Nunca se lo diría a Bakugo pero el pasatiempo que le gusto más en esas semanas había sido quedarse observando todo lo que katsuki tenía para ofrecer al mundo, en las practicas apreció la destreza y agilidad en el combate, movimientos como si de un gato se tratara, todo armónico; durante las pruebas de inteligencia se enterneció al ver como se mordía los labios y fruncía el ceño y la nariz mientras buscaba respuestas a la incógnita; se sinoptizaba al verle moverse con confianza y naturalidad en la cocina mientras preparaba comida deliciosa; se contentaba al ver como sonreía o reía de manera sincera, aunque no fuera la risa más delicada, para el si era muy bonita, además que le gustaba el hecho de ver al cenizo tapándose la boca intentando no reír porque le apenaba su propia risa; y también, aunque el mismo se recrimino y reprendió mentalmente por haber hecho eso, se quedó mirando a Bakugo mientras se bañaba apreciando su cuerpo y su muy buena curvatura, cadera levemente anchas que la de otros jóvenes y una cintura curiosamente estrecha, además de mucho color rosado en todos lados, como en las clavículas, hombros y codos.

"deja de mirarme idiota" [ Shindobaku ]Where stories live. Discover now