04: La envidia del mundo

328 51 32
                                    

Pero a pesar del buen momento que pasamos, al despertar me encontré solo.

—Era de esperar—me dije a mí mismo con cansancio, ¿por qué un Dorrance se sentiría obligado a compartir una cama después del sexo con un prostituto? Éramos todo lo contrario a unos amantes.

Repasé las escenas de hace unos minutos, justo en el momento que habíamos acabado, sintiéndome por las nubes con el cuerpo de Aage encima del mío. Me agradaba la calidez que trasmitía y las feromonas que empezó a liberar tras el acto, eran tan acogedoras que, junto con las hormonas liberadas por el orgasmo, lentamente empecé a caer rendido por el sueño.

No alcancé a darme cuenta cuando Aage Dorrance se retiró del cuarto.

Masajeé mi ojo derecho intentando despertar mi sistema aún soñoliento. Observé mi alrededor, fijándome especialmente en el reloj a un lado para decirme que solo habían pasado aproximadamente veinte minutos desde que me quedé dormido.

No perdí más tiempo y me dirigí a la ducha.

Me agradecí internamente al notar que no me dolía el cuerpo y que tampoco tenía alguna marca extraña como un moretón o mordida en mi piel. Mis ojos cayeron a mi trasero: se encontraba algo rojo debido a los golpes de nuestras pieles.

Nuestras pieles.

Mierda, había tenido sexo con Aage Dorrance.

Yo, un Omega recesivo sin ningún registro de alta cuna, me había acostado con uno de los Alfas Dominantes más famosos y conocidos en la actualidad. Mi Omega revoloteó con emoción en mi interior, emocionado ante la idea de haber sido poseído por un ser como ese, y más sabiendo que eran de los pocos Alfas Dominantes que vería en mi perra vida. Hm, creo que iré a buscar a Luke, estoy seguro de que estará más que emocionado por oír lo que tengo que decir.

Una vez ya aseado y vestido, cerré la habitación, dirigiéndome a la oficina de Verónica para entregar la llave.

—¡Clau, necesito mi reporte! —exclamó la mujer cuando me giré sin decirle alguna palabra.

—Eso será más tarde, ahora tengo que buscar a Luke—dije con una pequeña sonrisa burlona y escapé antes de que pudiera decir algo.

Al llegar a la zona de descanso busqué entre el montón de cabezas a la antorcha humana, pero no pude localizarla.

—¿Dónde estás maldito? —solté entre dientes.

Noté como un pequeño grupo del personal se fijó en mí, hablándose entre ellos sin quitarme la mirada. Curioso, me acerqué para preguntarles sobre Luke.

—Hola chicos—saludé de forma casual—, ¿han visto a Luke? Ese chico Beta, algo pequeño y pelirrojo como fuego.

Algunas de ellas parecían nuevas. Era común en el recinto que el personal cambiara constantemente, por lo que no mantenía grandes amistades por mucho tiempo.

—¿Luke? Hmmm... —empezó a decir una chica—, ¡ah! Hace un tiempo fue a atender a un cliente, pero no estoy segura de cuándo vuelva.

No pude evitar fruncir mis labios, molesto, ¿Cuánto tardará? Puede que unas dos a cuatro horas dependiendo del cliente y hora de ingreso, ¿debería preguntarle a la recepcionista?

El grupo volvió a verse hablando entre susurros frente a mí, hasta que una finalmente habló.

—Eh, Claude—murmuró otra chica, algo insegura.

—¿Qué pasa? —pregunté. La chica pareció titubear por unos segundos, incluso parecía algo atontada.

—¿Estuviste con un Alfa? Es que... tienes un olor muy fuerte, pero... atrayente.

RiotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora