17: Hazte responsable

339 44 28
                                    

No tuve opción ni palabras, sea la excusa que ponga, el mundo se empeñaba en demostrarme que debía hacer lo que él quisiera.

Incluso, si eso me costaba la vida.

El doctor Lee volvió después de mi charla con Roswell, se veía agotado, pero al fin tenía mi diagnóstico oficial.

—¿Están listos para oírlo, señores? —preguntó.

Observé de reojo a Ros, ambos estábamos preparados.

—Sí—acepté, volviendo hacia el hombre.

—Es lo que temíamos. Hablé con el otro médico de género y también coincidió que generaste una dependencia a aquel Alfa—dijo, suspirando al igual que yo. Noté de reojo que la respiración de Ros se volvió pesada—. Pero antes de comentar sobre la gravedad del caso, ¿Cómo te sientes ahora, Jeremy?

Me sentía deprimido, enormemente deprimido, pero sabía que eso era por el mero hecho de enterarme sobre mi realidad.

—Estoy bien, ya no siento ningún tipo de dolor como antes—conté.

—Y... ¿Eso se debe a que viste al Alfa aquí? —inquirió. Quedé boquiabierto, sorprendido de su pregunta. Dudé un momento si decirle la verdad ¿Era una información valiosa? 

—Eh... sí, estuvo conmigo unos pocos minutos—admití con lentitud. Mi corazón se detuvo, tenso ante lo que dijera el hombre.

—Eso era lo que necesitaba—agradeció, para terminar de anotar en su carpeta y observarme decidido—. Jeremy Breslin, tu Omega generó una dependencia alta hacia ese Alfa. Debido a tu largo tiempo en estado de dolor y terminando aquí, en el hospital por emergencia, no es de sorprender que esto vaya a ser grave en algún futuro.

Asentí, derrotado. Llevé una de mis manos a mi pecho, sobre mi corazón. Antes había estado latiendo con ganas, sufriendo cada uno de mis colapsos mentales, pero ahora estaba calmo.

Ya había asumido nuestro final.

—¿Qué puedo hacer, doctor? —pregunté, en un intento de encontrar una salida.

—Pues, como ya le dije con anterioridad, una de las opciones es volver con ese Alfa y que se queden juntos, pero si es imposible... Lo mejor es mantenerse alejado y sin ningún tipo de incentivo, olor, recuerdo, lo que sea. Tu Omega lo recordará por cada gesto, aunque sea minúsculo y sufrirá por ello. Dentro de eso, solo queda el dominarlo o perder contra él—concluyó. Ros se levantó de su silla, observándome entristecido.

—¿Esto tiene un tiempo en específico? ¿Cuándo sabrá que lo superó? —inquirió.

—No es fácil de determinar, pero creería que "ganaría" después de cuatro meses sin algún signo o síntoma de dolencia. De la misma forma, aunque creas que hayas ganado, si llegas a verlo lo más probable es que colapses...

Suspiré, sonriendo levemente. Haga lo que haga, piense lo que piense, iba a terminar en el mismo camino.

—¿Eso es todo? —pregunté. El doctor me observó, asintiendo finalmente.

—Le podré dar de alta, pero si empieza a sentirse mal o algo por el estilo, venga, intentaremos con mi equipo hacer de todo para estabilizarlo—aseguró.

—Gracias, doc—agradecí con lentitud.

No había nada más que decir, por lo que el médico de género se despidió. Los minutos no fueron muy presentes, puesto que no tardó en llegar el chico enfermero y darme el alta.

Podía irme a casa.

—Vamos a hacerlo, ¿no? —me preguntó Ros, deteniéndose en frente de su auto.

RiotDove le storie prendono vita. Scoprilo ora