Capítulo 23: ¿Cómo llegamos? (2ª Parte)

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RECOMENDACIÓN: Respiren hondo en cada cambio de personaje... (Bueno, hagan lo que quieran, es que me siento mal por hacerlo tan largo :D)

Capítulo 23: ¿Cómo llegamos? (2ª Parte)

KAI

Como si de una sola mente se tratase, fuimos descendiendo la fuerza de nuestro elemento a la vez hasta quedar en nada. Nos miramos y miramos asombrados el lugar, sentía cierta añoranza por la última vez que estuve aquí, antes de que mis poderes se activaran y que todo cambiara definitivamente, ya que mi vida cambió en cuanto una fierecilla rubia apareció en ella.

- Lo hemos conseguido. – dijo Isaura mientras abrazaba a una sonriente Adalia.

- Eso parece. – dijo mientras recibía a Isa y la abrazaba también. – Es más bonito de lo que recordaba.

La última vez que estuvimos aquí, apenas nos fijamos en nada salvo en los tres desconocidos que nos acompañaban. Pero ahora, ahora todos nuestros sentidos estaban preparados para admirar cada detalle de este lugar.

El cielo estaba encapotado, las nubes aunque grises, no peligraban soltar agua. El prado parecía cortado con suma precisión, era un círculo perfecto y enorme. Un frondoso bosque delimitaba ese círculo y no éramos capaces de ver el final de él.

- Bienvenidos Elementos. – dijo una voz que parecía salir del interior del bosque. Miramos hacia el lugar donde procedía el sonido y el asombro se mostró en la cara de todos, era la profeta. – No, no soy la profeta. – dijo acercándose a la velocidad de la luz. – solo uso su rostro para que os sintáis más cómodos.

- Y… ¿Quién eres? – dijo Dayan con algo de duda.

- La magia, la creadora, como me queráis llamar… - Isaura se tensó y miró con desconcierto a la mujer que teníamos delante. – Sé que tenéis muchas dudas, pero creedme cuando os digo que no puedo contestarlas, es mejor que vayáis descubriéndolas.

- Entonces y sin ofender, - dijo Isa con un tono algo sombrío. - ¿para qué estás aquí?

- Para guiaros. – los cuatro la miramos algo impacientes y con mil preguntas que no podíamos formular. – Estáis en el lugar donde todo empezó, donde muchos otros elementos se activaron antes.

Y tras decir eso, empezaron a aparecer imágenes difuminadas de otras activaciones, de otros elementos. Todos vestían distinto, algunas mujeres iban con largos vestidos y ajustados corset, otras iban con una ropa más destartalada y los hombres siempre con trajes de pantalón y camisa, algunos con aires más antiguos, otros con aires más pobres… pero lo más sorprendente de todo, es que en todos los grupos siempre había alguna mirada oscura y siniestra, siempre había algún elemento del que debías desconfiar. Solo de pensar en que yo pude ser uno de esos, con mirada oscura y pensamientos sombríos, se me revolvía el estomago.

Por no mencionar, que todos eran muy parecidos a nosotros. Todos los “aguas” eran de pelo oscuro y ojos azules como los míos. Todos los “fuegos” en ocasiones mujeres y en ocasiones hombres, eran pelirrojos y con mucha fuerza en sus rostros. “Aires” siempre daban ese aspecto de tímidos. Y “Tierras” siempre fuertes y con ojos que parecían el reflejo del césped que pisábamos.

- Como veis, desde los inicios de los elementos, no se ha conseguido la perfecta unión de los cuatro. – dijo mientras mostraba a un grupo de jóvenes que parecían recién salidos de la época prehistórica, todos vestidos con pieles de animales y tapando lo justo y necesario.

Pero llevaba razón, no se veía la maldad de los sombras en ninguno de ellos, todos eran puros y sus caras se parecían a las nuestras cuando llegamos la primera vez, puro desconcierto.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora