Capítulo 7: En vuestra unión estará la victoria.

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Capítulo 7: En vuestra unión estará la victoria.

DAYAN

Todos nos quedamos hipnotizados con aquella desconocida, pero a la vez extrañamente familiar. No era que la conociese, solo que sentía que debía saber quién era, aunque no fuese así.

- ¿No tenéis la sensación de que la conocéis? – dijo Adalia.

- Sí. – contestamos los tres a la vez, lo que me hacía pensar que todos nos sentíamos igual.

Nadie parecía percatarse de su presencia, nadie la miraba y la reunión seguía en marcha sin ni siquiera enterarnos. Era como estar en un mundo aparte, como si fuese un sueño y todo sucediera a nuestro alrededor y nosotros solo fuéramos meros observadores. ¿Y si era eso, un sueño? ¿y si en realidad nada de esto estuviese pasando? ¿acaso eso era posible?

La mujer se levantó de su silla y empezó a andar hacia nosotros muy lentamente, parecía deslizarse por el suelo. Era alta y algo más mayor que Oliver, entre treinta y cinco o cuarenta años, pero se conservaba igual de bien que él. Sus piernas eran largas y musculadas, su torso era estrecho pero con unos claros abdominales. Vestía con un abrigo largo y fino que le llegaba hasta los pies. Una capucha le cubría la mitad de la cara y nos impedía verla el rostro hasta que no estuvo lo suficientemente cerca.

La voz de Gadreel llegaba algo distorsionada a mis oídos. Seguía hablando de fechas en los que los luchadores de otras comunidades podrían venir, cuando aquella mujer se deslizó la capucha hacia atrás y nos dejaba ver su rostro. No era excesivamente guapa, pero no se podría decir que era fea. Sus ojos eran de un tímido verde, su cabello era largo y de un castaño muy claro, casi rubio. Pero lo que más te llamaba la atención de su rostro, era una extraña cicatriz que la cruzaba  desde la oreja derecha hasta casi la barbilla, rozando su carnoso labio inferior.

Nos miraba desde la parte de abajo del pequeño altar en el que estábamos subidos, ni siquiera abrió la boca cuando empecé a oír su voz dentro de mi cabeza.

“- Sois los elegidos para el nuevo equilibrio, pero no os será fácil encontrarlo. En vuestra unión estará la victoria. – su voz sonaba melodiosa y a la vez autoritaria. –Y para empezar, debéis encontrar el libro que os une.

En cuanto terminó de decir la frase, una imagen se posó en mi cabeza. Era cuatro dibujos que simbolizaban los cuatro elementos. Una línea los unía formando un círculo perfecto, pero dentro la tierra se unía con el aire y el fuego con el agua.

La imagen de ese símbolo no se me iba de la cabeza y eso me impedía ver a mí alrededor, pero en cuanto la imagen desapareció, los jefes de las comunidades volvieron a aparecer ante nosotros, los sonidos llegaban de forma nítida a mis oídos y aquella mujer desapareció de la sala.

- Pero, ¿qué…? – oí que decía Kai en un susurro.

Miré el rostro de Isaura y tenía el ceño fruncido en señal de incomprensión, Adalia buscaba a la mujer por toda la sala y Kai se echaba las manos a la cabeza y se tocaba la sien como si le doliera.

KAI

Gadreel seguía hablando a mi lado, pero ni siquiera era capaz de entender que decía. La imagen de aquel símbolo no se me iba de la cabeza, sabía que de una bonita manera ya se habían unido la tierra con el aire, pero ¿qué significaba que yo me uniese a Adalia? Era obvio que había una conexión especial entre nosotros, algo que no tenía con Dayan ni con Isaura, pero esa conexión no era la misma que tenían mis otros dos hermanos entre ellos.

La cabeza me dolía de tanto pensar y podía notar la inquietud de Adalia a mi lado. Con mucho esfuerzo, me quité las manos de la cabeza y me incorporé para mirarla. Estaba inquieta buscando a la mujer, pero en cuanto notó mi mirada, me la devolvió con furia.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora