XI: Comienza a gustarme esto

1K 187 64
                                    

—Blake...

La voz de mi hermana sonaba algo lejana, como un murmullo apabullado por el bullicio de una enorme muchedumbre en medio de la calle, mientras mis ojos se mantenían fijos en la pantalla de mi laptop tras leer el nuevo email proveniente de otra editorial a la que decidí enviar uno de mis escritos.

«Lamentamos informarle que su historia carece de sentimientos realistas para lo que estamos buscando. Tenga un bue día.»

Mordí mi labio inferior, sintiéndome patética por no lograrlo otra vez, ¿carecer de sentimientos realistas? ¿Estaba hablando en serio?

Estaba hartándome de todo eso, de que mi pasión por escribir y sobretodo para Dios se viera truncada de esa manera solo por no cumplir con tontos estándares de diferentes editoriales.

¿Tan mala era mi escritura entonces? No conseguía una respuesta concreta para ello, y comenzaba a sentirme fastidiada.

—Escucha, sé que ya debo irme a casa, pero quiero que sepas que tu talento es inigualable, hermana, y si esos bobos ejecutivos de las editoriales no ven eso, es porque son eso, unos bobos. –Sentí su mano palmear mi hombro, como un gesto de consolación para mi estado anímico tan bajo.

Sonreí con levedad, viéndola tomar sus cosas para irse, por lo que dejé mi laptop a un lado y me acerqué con ella a la puerta.— Gracias, supongo... solo necesito olvidar esto así que veré si Lana y Ciara quieren salir a comer algo o ver una película.

Alyssa sonrió con amplitud, aliviada de que esto no me tuviera tan derrumbada como pensaba.

—Esa es mi hermanita de siempre, cuídate mucho y llámame siempre que puedas, y si necesitas algo sabes que siempre estaré ahí para ti.

Sonreí ante sus palabras, sin importar que mi hermana estuviera casada y con planes de ser madre, ella siempre estaría para nuestros padres y para mí siempre que necesitáramos de su ayuda.

Aunque mi hermana fuese una demente a veces, ella era la mejor de todas.

Me despedí de ella cuando el taxi que la llevaría al aeropuerto había llegado, y me senté en los escalones del pórtico tras ver el auto marcharse, Apollo jugaba en el jardín delantero con uno de sus juguetes de goma.

En eso, mis ojos captan la figura de Leo salir de su residencia, y sonrió al verme fuera de la mía por lo que se acercó para tomar asiento a mi lado; no me molestaba en lo absoluto, me había acostumbrado a su presencia y a la extraña amistad que teníamos.

—¿Cómo te encuentras, Blake? –Preguntó observando el vecindario con una sonrisa, habían unos niños llegando de la escuela a esa hora. Estaba bastante animado.

Suspiré con una ligera sonrisa al escuchar su pregunta.

—Fui rechazada otra vez por una editorial, dicen que no transmito los sentimientos que escribo, como si no los viviera, y de seguro la otra razón que no dijeron es porque son historias cristianas. –Mascullé frustrada, recordando el email en mi cabeza.

Era injusto, completamente injusto. Estaba segura que si fueran historias eróticas, o de la comunidad LGBT, de seguro sí serían aceptadas al instante; no me malinterpreten, respeto grandemente a estas personas aunque no comparta lo que hacen, pero es muy injusto que por escribir historias cristianas no puedan tener el mismo reconocimiento como las de índole mencionadas principalmente.

Siento que las historias de contenido cristiano no estaban recibiendo el reconocimiento que deberían.

Leo miró hacia la calle de nuevo, tal vez notando mi bajo estado de ánimo.- Entiendo, comprendo lo frustrante que es cuando no aceptan una idea o sugerencia de tu parte que puede ser beneficiosa.

ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristianaWhere stories live. Discover now