ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristiana

Epílogo

Sonreí por última vez frente al espejo, con mi hermana y mi madre terminando de arreglar los detalles del vestido; siendo sincera, no me imaginé nunca dentro de un vestido de novia, mucho menos me imaginé casándome.

Pero ese día había llegado, el día en donde iba a contraer matrimonio con el hombre que Dios puso en mi vida, para compartir los años venideros.

Cuando las personas que me conocían se habían enterado de mi boda, hubieron tantas reacciones distintas que englobaban la sorpresa; la verdad es que hasta yo misma creí que nunca iba a casarme, pero estaba allí en un vestidor terminando de colocarme el velo para así salir.

───Preciosa, como toda una hija de Dios. ───Halagó mi madre que ayudaba a levantar el velo junto a mi hermana.

Alyssa no hablaba debido a que lloraba y balbuceaba, provocando que me riera de vez en cuando ya que no podía entender ni una palabra de lo que decía.

Solo sé que ahora caminaba en dirección a la entrada de la iglesia para llegar a donde estaban los familiares y hermanos reunidos, en espera de que empezara la ceremonia; mi padre me recibió en las puertas, sumido en lágrimas de felicidad al ver a su hija menor en un vestido blanco de novia.

Me agitaba el corazón al verlo así, porque sé las veces que pensó que yo nunca tendría una boda o siquiera un prometido, pero Dios había hecho Su obra.

───Me siento muy feliz, hija, sé que siempre respeté tus decisiones, pero nunca quise que el miedo fuera el motivo de las mismas... y sabía que tu decisión de no enamorarte era por el miedo a ser lastimada, sin embargo nuestro Dios cambió las cosas y mírate ahora, enamorada y feliz. ───Expresó con voz emotiva, provocando que sonriera entre ojos llorosos.

El maquillaje se iría al traste si lloraba... así que era un esfuerzo muy grande.

───Gracias, papá... por tu comprensión y amor conmigo, en verdad gracias. ───Susurré abrazándolo con fuerza, pensando en el soporte que había sido junto a mi madre todos estos años.

Y fue entonces que al enroscarme en su brazo con el mío, nos adentramos a la iglesia notando cómo todos se colocaban de pie al instante al verme.

Fue entonces que mis ojos lo vieron a él, luciendo guapo en aquel traje de novio y con lágrimas incipientes en sus ojos, lágrimas de emoción con aquella sonrisa cálida que causaba estragos en mi ser.

No pude evitar sonreír devuelta, porque habíamos llegado hasta aquí y permaneceríamos así por el resto de nuestras vidas, o hasta que Cristo llamara a su iglesia.

Lo único que sé que al posarme a su lado, me sentí la mujer más maravillosa del mundo, porque él era maravilloso y todo lo que nunca esperé.

Mi boca no dudó en dar el sí.

Porque ya el miedo no mora en mí, sino el Espíritu Santo que me da las fuerzas y la convicción de dejarme amar por Leo como hombre de Dios que él era.

Y así sería por los siglos de los siglos.

Oficialmente esta novela llegó a su fin, espero que les haya gustado 🥺🤍

¡Bendiciones!