XIX: Reparar

773 127 10
                                    

Si alguien escuchaba mis sollozos y quejidos, realmente no me importaba en lo absoluto el verme como una desquiciada salida de un manicomio.

No podía evitarlo.

El dolor era indescriptible, quemaba en mi caja torácica como una llama incesante que parecía no tener manera alguna de ser apagada, y no hablaba de la llama del Espíritu que era maravillosa y reconfortante.

Esta era diferente, quemaba con la intención de lastimar.

Y lo tenía bien merecido, porque aquellas palabras plasmadas en tinta negra habían calado tan profundo en mí que pensé que iba a morirme; era sorprendente cómo él había logrado desglosar aquella cita del amor de forma que me desarmara, que lograra desmoronarme como una torre de Legos.

Abracé contra mi pecho la carta número quince, mientras que Apollo apoyaba su cabeza en mis muslos mientras chillaba por lo bajo, de seguro consternado por mi llanto y estado de ánimo. Esta era la gota que había derramado el vaso.

¿Qué estuve haciendo todo este tiempo? Con el amor de este hombre de Dios... que no pidió nada a cambio, ni siquiera se había insinuado tampoco, me respetó como nunca nadie lo había hecho antes y mucho menos intentó acabar la amistad que teníamos.

Fui yo, solamente yo había acabado con nuestra amistad por mis temores e inseguridades.

───Tengo que enmendar esto... ───Susurré entre respiraciones agitadas debido al llanto incesante, limpiando las lágrimas que estaban en mis mejillas.

Tenía que hacer algo, ya fue suficiente con esquivar y alzar muros con la excusa de protegerme, cuando Dios es el que me protegía de los peligros y males que nos rondan en este camino estrecho.

Me levanté decidida, sin ganas de mirar atrás otra vez y solo avanzar en el presente que daba el rumbo al futuro que Dios quería darme, y ya no volvería a vacilar al respecto.

Dudar era un insulto al Padre, y ya no lo volvería a hacer, y si la duda regresaba a mi mente no dudaría en ir de rodillas hacia el Señor para que aparte cada duda de mi ser. Así que, debía arreglar todo lo que había arruinado.

Y no me rendiría, no de nuevo.

El aeropuerto era un sitio aglomerado cuando las fechas de invierno se acercaban, personas iban de allá para acá con maletines y valijas repletas de ropa y demás artículos que seguro serían regalos para la época navideña

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El aeropuerto era un sitio aglomerado cuando las fechas de invierno se acercaban, personas iban de allá para acá con maletines y valijas repletas de ropa y demás artículos que seguro serían regalos para la época navideña.

Un ambiente alegre y agitado, pero para él era solo un día normal en donde ahora habitaba en una ciudad diferente, Chicago era una ciudad grande como Nueva York o la capital; si las cosas se hubieran dado de manera diferente entre él y Blake, tal vez no estaría con aquel estado de ánimo.

Estaría feliz, satisfecho y pleno al saber que había sido correspondido, pero era completamente diferente.

Dios era maravilloso, las fuerzas que le daba para continuar eran tan necesitadas que si no lo tuviera en su vida, habría caído en una depresión profunda.

Era la primera vez que se enamoraba de verdad por una mujer, con sus manías y defectos, Blake Duran era una mujer interesante y única que había atrapado su corazón, pero sus miedos fueron más grandes que el amor que él había podido desarrollar por ella.

Lo único que le quedaba era atesorar los momentos compartidos, ya que fueron preciosos al menos para él.

Se levantó finalmente de la silla en donde estaba, dejando de divagar en sus pensamientos para retirarse del aeropuerto y tomar un taxi hasta el apartamento que había comprado con anterioridad.

Iniciaría una nueva vida en Chicago, con un trabajo y un cargo más alto que el anterior que tuvo en su viejo trabajo, Dios daba muchas oportunidades y él las aprovecharía.

Pero... Blake fue la única oportunidad que se le escurrió entre sus dedos, hasta irse completamente.

¿Habría alguna manera de cambiar las cosas? No lo sabía. Sin embargo, sabía que Dios tenía el control de todo y que Él se encargaría, por lo que Leo solo debería ocuparse de servirle y de trabajar, amando cada día Su Presencia más que todas las cosas.

Había que buscar el Reino de Dios y Su justicia, para que lo demás fuese añadido en su debido momento.

───Gracias, Padre. ───Respiró profundo, parado en la salida del aeropuerto con una sonrisa pequeña.

Todo estaba bajo Su control, así que dejaría que las cosas marchasen al curso y voluntad de Dios.

Lamento la demora de verdad, solo me queda decirles que queda un capítulo que es el final y después el epílogo, gracias al Padre por Su amor, y a ustedes por ser leales a esta historia a pesar del tiempo que me he estado tomando para actualizar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lamento la demora de verdad, solo me queda decirles que queda un capítulo que es el final y después el epílogo, gracias al Padre por Su amor, y a ustedes por ser leales a esta historia a pesar del tiempo que me he estado tomando para actualizar. Gracias de verdad 🤍🤍🤍












¡Dios les bendiga!

ℕ𝕠 𝔸𝕡𝕝𝕚𝕔𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕄𝕚 🔛 novela cristianaWhere stories live. Discover now