#Ganadora: milytrinch

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Podía sentir el encierro que refugiaba en mi esencia

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Podía sentir el encierro que refugiaba en mi esencia. Jamás creí que la vida me golpearía tan fuerte o mejor dicho, aquella persona que decía amarme.

Antes, todo encajaba en una vida perfecta (o eso creía). Tal vez estaba ciega y no logré abrir los ojos en ese momento. Me encandilaba su ternura, su cuidado, sus palabras dulces que tenían de único fin llevar un cuchillo escondido.

Hasta que el cuchillo me atravesó.

Y el dolor se intensificó, las palabras dulces no eran más que un simple disfraz que nunca observé.

Palabras hirientes y gestos inhumanos.

Fui una rosa con espinas. Poco a poco, día a día podía sentir como cada nuevo pinchazo surgía hacia mí, en mi alma, mi cuerpo y mi mente. Pinchazos que me recorrían de pies a cabeza, pinchazos que generaban lágrimas, pinchazos que atravesaban como el cuchillo de un asesino.

El temor y la incertidumbre se apoderaron de mí como si fuera un animal encerrado en una jaula. Sin salida, sin nada, en un oscuro y profundo pozo del cual no existían esperanzas.

Fui una rosa con espinas, espinas que fueron destruyendo mi alegría, mi forma de ser, mi pasión, mis ganas de mostrarme ante el mundo, mi manera de vestir, de bailar, de cantar. Mi manera tan mágica de ser.

Si supieran lo que logran destruyendo a una mujer...

Soy un arma de esperanza, soy un ser que necesita florecer, una selva misionera, llena de vida y naturaleza, llena de aprendizajes y enseñanzas. Un completo rosedal.

Un rosedal donde entró una bestia, una bestia que destruyó todo. Una bestia que me prohibió la libertad, una bestia que su único fin es lastimar.

Una bestia que me encandiló con falsas actitudes, una bestia que me hizo de su propiedad sin respetar, una bestia que poco a poco fue arrancando flores para clavar sus miserables espinas.

En el preciso momento de cada nuevo pinchazo, de cada flor marchita, una nueva lágrima caía sobre mi interno jardín.

Todas las flores con las que crecí, poco a poco se iban despidiendo porque las grandes lluvias las atormentaban, no las regaban.

Una noche de plena tormenta, el paisaje cayó del todo.

Un rugido de fuerza podía vibrar desde mi interior, un odio inmenso hacia aquella bestia que todo lo arruinó.

Las nubes grises, el viento fuerte soplando sobre mis cabellos, mi jardín interno destrozado.

Volvía la bestia agresiva, enojada, con la necesidad de seguir arruinando lo que ya no existía sobre mi persona, donde mi cara estaba llena de manchas y mi cuerpo se encontraba desgastado, casi muerto.

Cerré los ojos con fuerza, el corazón latiendo y el pánico de que hoy sería mi fin.

Pero un rayo partió fuertemente sobre la bestia.

Y en ese preciso momento, una pequeña flor iluminada resucitó sobre mi jardín interno.

Podía sentir como poco a poco mi paisaje regresaba a mi alma, como todo se reconstruía nuevamente, como florecía sin previo aviso.

Y las nubes grises se esparcieron, y una luz cálida reflejó sobre mi rostro una esperanza, un nuevo comienzo, un renacimiento.

Las tormentas más poderosas casi siempre llevan nombre de mujer, una fuerte historia que jamás creía contar, por alguna razón.

Una fuerte tormenta que tuvo su fin.

Una fuerte y poderosa tormenta que llevaba el objetivo de hacerme renacer para ser libre otra vez. Y fuerte, mucho más fuerte que miles de tormentas y bestias juntas.

*** 

milytrinch

milytrinch

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