#Ganadora: Serena Sparkss

68 7 0
                                    

Era otro día, una nueva oportunidad para cambiar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Era otro día, una nueva oportunidad para cambiar.

Mi habitación estaba ordenada, había alimentado al gato y mi padre estaba durmiendo como un bebé, pero al igual que ellos, podía reventar en cualquier momento.

—¡Hailey! —Me llamó, con suerte se encontraba hasta el tope de la basura esa que encontré ayer. Shabú, una de esas metanfetaminas— ¡Hailey!

Bajé a toda prisa las escaleras que conducían a la fonda en la que he trabajado toda mi vida. Se sentía extraño saber que esta sería la última vez que pisaría este lugar. No quería volver a estar aquí en mi vida.

Desde ese momento, mientras cargaba mi mochila con mis cosas y la carta de mi madre, mi vida no volvería a ser la misma. Yo me encargaría de eso.

Fui a la estación, pero en ese momento lo vi. Mi padre estaba en la puerta como si fuera a buscar a su puñetera hija de la escuela.

—Joder... —Murmuré, la señora de al lado pareció escucharme.

Mientras mi padre preguntaba por mí, aunque no sé quién le haría caso con la pinta que daba, yo me subía al tren sin marcha atrás.

Al sentarme vi a una señora embarazada cuidando de 2 niños.

Vale, si no puedes cuidar a tus hijos mejor no los tengas ¿No crees?

Al llegar a mi parada me bajé con prisa, allí me esperaban Juan y Guido.

Juan, mi primo y Guido, su perro. Me recibieron felizmente, aunque no estaba segura de que les alegrara mi visita.

—Gracias por todo Juanito, de verdad no sabes lo mucho que me ayudas en estos momentos —Le dije mientras le abrazaba.

Al llegar a su casa dejé mis cosas en la que sería mi habitación durante las próximas semanas.

No piensaba quedarme mucho tiempo, en cuanto pudiera, me iría a mi propio lugar.

......

—Siguiente —Dijo una señora con rizos rojizos, tenía los ojos marrones y siempre cargaba una puñetera sonrisa cada vez que venía.

Faltaban dos personas y luego seguía yo.

¿Qué si estaba nerviosa?

Pues claro tío ¿Quién no lo estaría en una entrevista? Y más con todos estos universitarios.

—Siguiente —Dijo la Mérida. Entré al salón y me senté frente al escritorio.

—Señorita Lerman, según este documento usted ha trabajado con empresas pequeñas, mencione algunas y que era exactamente lo que hacía.

—Disculpe, pero ahí lo dice clarito —Le aclaré.

—Lo sé, pero quisiera saberlo de su propia boca.

—Bueno... —Le empecé a contar todo acerca de mi función en el restaurante y en otras empresas como supermercados o farmacias aunque solo eran de medio tiempo. Mi especialidad era el marketing y no solo eso, sabía hacer páginas Web, sabía de diseño gráfico y todo eso por mi cuenta. Jamás toqué un pie en la universidad, lo intenté pero no me aceptaron.

Me dijeron que me llamarían, así que estaba en modo de espera en los próximos 7 días.

Hasta que por fin volvieron a contactar conmigo.

—Señorita Lerman, gracias por su tiempo pero la verdad ahora estamos bastante llenos, le agradecería que siguiera en contacto por si acaso alguien se enferma y necesitamos un reemplazo.

Le cerré la llamada después de un hipócrita gracias. Era obvio que no quedaría, con todos los títulos que cargaban los otros. Aunque estoy segura de que no saben ni la mitad de lo que yo sé y...

Ahí se me prendió el foquito.

Joder ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Empecé mi propio negocio. Iba a hacer mi propia aplicación que fuera de ayuda para crear sus propias aplicaciones y, aunque ahora no estaba eso de moda, yo haría que se pusiera de moda.

Y empecé, al principio fui trabajando en pequeños locales como había hecho toda mi vida ya que necesitaba mantenerme. A los meses ya pude alquilar me una casa, era increíble todo lo que estaba logrando aquella aplicación. A penas fue lanzada tuvo un gran impacto en mi región.

Fui llamada para entrevistas y hasta salí en el periódico, me había convertido en una figura pública y lo mejor era que todo fue por cuenta propia.

Estaba tan jodidamente bien mi vida que me olvidé de todos mis problemas anteriores, hasta que aparecieron en la puerta de mi casa.

—Papá... —Murmuré— ¿Qué haces aquí?

El me abrazó y se echó a llorar. Ahí me di cuenta que detrás de él había una niña pequeña.

—Cambié, esta vez sí cambié hija mía —Dijo cuando se despegó— Tu partida me hizo recapacitar, si mi propia hija no me quería algo en verdad estaba mal.

Ah y no pudo cambiar mientras yo estaba con él. Lo mejor que pude hacer fue irme de esa vida.

—Hija... —Esta vez no fue mi padre quien lo dijo, reconocí aquella voz al instante.

—Ma... Mamá —Tartamudé, ella nos había abandonado a penas mi papá empezó a beber y como mi mamá se había ido, mi papá comenzó a drogarse. Era un estúpida cadena y como siempre yo era la que estaba en medio.

Me explicaron todo, mi padre la contactó y juntos salieron adelante. La niña que estaba con ellos era mi hermana Lucía, la tuvieron hace dos años. Ellos se seguían encontrando mientras yo creía que nos había dejado, ellos seguían juntos y no me querían decir nada. Eso me molestó, por parte de los dos, pero lo bueno era que mi madre había vuelto y esta vez tenía mi vida hecha. Ellos ya no podían arruinarla y ya había cumplido todas mis metas. Ahora tenía un nuevo propósito, proteger a mi hermanita a toda costa. No dejaría que ella pasara por toda la mierda que pasé yo, esperemos que esta vez si hayan recapacitado los dos y sean mejores como ellos dicen.

Se mudaron en una casa cerca de la mía, mis padres habían conseguido trabajo y mi hermana había entrado a preescolar. No podía estar mejor mi vida, irme de verdad que fue la mejor opción. Ahora lo único por hacer es vivir mi vida a mi manera, alocadamente.

Fin. 

 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Desafíos de Chick LitWhere stories live. Discover now