31. Consejos de papá.

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- ¡No! - grité apartándole. - ¡No puedes besarme! Déjame en paz, ¿lo entiendes? Olvídate de mi. - grité antes de marcharme.

Kyle giró su cuerpo para cogerme del brazo, pero se mareó y se sujetó del pomo de la puerta.

- ¡No puedes dejarme! - gritó enfadado. - ¡Esto no es así, no puedes dejarme! Te lo prohíbo.

- Ah, ¿no? - le desafié. - Mírame.

Subí al coche y cerré la puerta de un portazo. No miré a Emily, pero apreté los puños enfadada. Entendió que ahora mismo no quería hablar, así que solamente arrancó y puso la radio.Una vez estuvimos fuera de su calle, solté todo el aire que había retenido y me puse a llorar.

Le amaba, más que a nadie en este mundo. Pero no iba a dejarle que me besara, no quería perdonarle. No iba a ser tan patética como para dejar que me chafara de esa forma. Si dejaba que me besaba y volvía con él, sólo le demostraría lo débil y estúpida que era, y eso prefería guardármelo para mi. Estaba enfadada, muy enfadada. No podía dejar que volviera a pasar todo esto. Lo tenía claro. Se acabó. Adiós a contestarle los mensajes y/o leerlos, a mirarle cada vez que le veía por los pasillos, cogerle las llamadas, ayudarle. No. No más. Ahora, las cosas iban a cambiar.

Cuando llegue a casa, Emily quiso quedarse, pero le dije que estaba bien, (cosa que no era verdad), que se fuera a descansar.

- Emily. - la llamé antes de que se subiera al coche. - Gracias por todo, de verdad.

- Sabes que no me las tienes que dar, patito. - dijo riendo mientras subía al coche.

- Y, Emily. - la llamé de nuevo. - No le digas nada a las demás, prefiero que esto se quede entre tú y yo.

Mi mejor amiga asintió con la cabeza, me hizo una despedida con la mano, arrancó y se fue a casa. Cerré la puerta de casa, y subí las escaleras para ir a mi habitación. Cuando entré en mi habitación y encendí la luz, vi a mi padre sentado en la cama. Fruncí el ceño y me acerqué.

- ¿Papá? - pregunté. - ¿Qué haces aquí?

- Te estaba esperando.

- ¿A mi? - asintió. - ¿Para qué?

- Bueno, sé que siempre nos hemos llevado bien cariño, y cuando eras pequeña me lo contabas todo. Pero desde que ha empezado este curso, es como que te veo muy distante con todo el mundo...

- No estoy distante. - le interrumpí. - Sólo he tenido unos pequeños problemas.

- ¿Problemas? ¿Con quién? - preguntó con curiosidad. - ¿Con tu hermano? Porque hasta hace un mes no te hablabas con él. ¿Qué pasó? - pegó varias palmadas sobre la cama, indicándome que me acercara, y así lo hice. - Ronnie, cariño, confía en mi. Sabes que no te voy a juzgar.

Y ahí estaba el problema. Siempre me había llevado bien con mi padre, y sí, se lo contaba todo siempre, confiaba más en él que en mi madre, y es raro. Pero no podía decirle nada a mi padre, no podía decirle que me habían grabado en una fiesta teniendo sexo con mi ex novio, que para el momento de la fiesta no era mi novio, sino un chico que me caía fatal, y tampoco puedo decirle que Scott dejo de hablarme por ese mismo motivo y además, hablaba de mi como si fuera una zorra, y mucho menos iba a contarle lo de las notas.

- Papá, no fue nada. - mentí. - Tú también discutías con el tío cuando eras joven. - le di una sonrisa forzada. - Además, ya está todo arreglado, no te preocupes.

- Cariño. - su voz era más dulce que de costumbre. - No te cierres, confía en los demás. Sólo hablas con Emily.

- Es mi mejor amiga.

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