9. La fiesta (I)

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- ¿Qué te parece este? - preguntó Wen.

- Muy formal.

Estabamos en mi habitación esperando a que viniera Maica y tratando de encontrar algún vestido que le gustara a Emily. Ya estabamos todas vestidas menos ella.

Wen iba con un vestido rojo precioso, llevaba un cinturón fino negro, adornando la cintura y llegaba hacia un poco más arriba de las rodillas, con unos zapatos negros de tacón a juego. Era un vestido simple pero era muy bonito. Yo, por otra parte iba también muy simple, llevaba un vestido de palabra de honor de color rosa claro, y llevaba una cinta en la cintura de un rosa más oscuro para adornar un poco el vestido, mis zapatos eran de color tostado.Yo llevaba el pelo ondulado y suelto mientras que Wen y Emily lo llevaban recogido.

- Creo que te gustará este. 

Me acerqué a mi armario y saqué un vestido negro de tirantes que me regaló mi tía las navidades pasadas, llevaba la espalda descubierta en forma de corazón y era un poco más arriba de las rodillas.

- Me encanta. - dijo Emily mientras cogía la percha del vestido. - ¿Dónde has tenido todo este tiempo guardado el vestido? - preguntó con la boca abierta.

- Me lo regaló mi tía. - dije sin darle mucha importancia. - No lo rompas ni lo manches o te mato.

- No tranquila. - dijo con una risa antes de que sonara el timbre.

- Wen. - dije yo. - Ayúda a Emily a abrocharse el vestido y voy yo a abrir la puerta, seguro que es Maica. 

Baje las escaleras lo más rápido que pude, intentando no caerme con los tacones y abrí la puerta.

- Pensabamos que no vení... - paré de hablar al ver que no era Maica, sino Cameron. - Hola. - dije con una sonrisa.

Delante de mi se encontraba Cameron más guapo que nunca. Llevaba unos vaqueros negros ajustados, una camiseta blanca con cuello de "V" y una chaqueta de traje negra. Llevaba el pelo hacía atrás y se había afeitado.

- ¿Me dejas entrar? - dijo con una sonrisa al ver que no le quitaba la mirada de encima. Estaba realmente guapo.

- Sí, claro. 

Cameron paso por mi lado y su aroma se filtró en mis fosas nasales, olía a One Million. Me mordí el labio inferior mientras agachaba la cabeza para que no me viera, esa colonia hacia que tuviera pensamientos que no debería tener. 

- ¡Scott! - gritó Cameron. - ¡Estoy aquí bajo!

- ¡Ya voy! - gritó mi hermano desde su habitación.

- Estas preciosa, Ronnie. - dijo Cam acercándose a mi. - Muy preciosa. - notaba como mis mejillas me quemaban la cara, seguro que estaba roja.

- Tú tampoco estás nada mal.

- Yo nunca estoy mal. - dijo guiñándome un ojo.

- Eres un creído. - dije dándole un leve empujón en el hombro.

- Lo soy porque puedo. - dijo acompañado de una leve risa. - ¿Me has visto bien?

- Claro que sí. - admití. - ¡No! Es decir, no. Tú... eres... es decir... - Cameron me miraba con una sonrisa esperando a que acabara de hablar y entonces sonó el timbre.

Salvada por el timbre.

Esta vez, cuando abrí la puerta y vi a Maica sonreí. Iba preciosa. Llevaba un vestido de sólo una manga por encima de las rodillas, blanco, totalmente blanco. No llevaba ni cinturón ni colgantes, sólo unas pulseras y una cinta de flores en la cabeza. 

- Estás preciosa. - dije abrazándola. - Por cierto, gracias. - le susurré en el oído.

- ¿Por qué? - me preguntó con una sonrisa.

Yo negué con la cabeza. Aunque no lo supiera, me había salvado de haberme puesto más en ridículo delante de Cameron. 

Maica y yo nos dirigíamos a la cocina y vimos bajando por las escaleras a las chicas y detrás a mi hermano. Scott también iba muy guapo. 

- ¡Maica! -exclamaron mis amigas al verla a mi lado. - Estás preciosa.

- Vosotras también. - dijo ruborizada. 

- Ronnie, ¿Puedes acompañarme a la cocina un momento? - me preguntó mi hermano.

- Claro. - contesté antes de llegar. - ¿Qué pasa? - dije una vez que estuvimos dentro de la cocina.

- ¿Quién era el chico ese con el que viniste ayer en moto del instituto? 

- Era Kyle.

- ¿Qué Kyle?

- El chico que ha organizado la fiesta esta noche.

- ¿Y hay algo entre vosotros? - bufé en mis adentros y rodé los ojos.

- No, Scott, no hay nada. ¿A qué se viene tanto interés?

- A que eres mi hermana. - dijo abrazándome. - Y no quiero que nadie te haga daño.

- No me lo harán, tranquilo.

- ¿Podemos irnos ya a la fiesta? - gritó Wen desde el comedor.

Mi hermano y yo salimos de la cocina y nos encontramos con los demás. Una vez que salimos de casa nos encaminamos hacia casa de Kyle. Yo no sabía dónde vivía pero Emily y Wen sí, ya que decían que él siempre que hacía fiestas las invitaba. 

Mentiría si dijera que no estaba nerviosa porque sí que lo estaba. Era la primera fiesta a la que iba y eso me causaba nervios, quería dar una buena impresión. Me aliviaba bastante al menos que Maica tampoco hubiera ido a ninguna, así al menos no me sentía tan rara en ese sentido.

Después de unos quince minutos, llegamos a casa de Kyle. Su casa era enorme, tenía un jardín gigante y parecía que tenía unas tres plantas aproximandamente. La música se escuchaba desde dos calles atrás, lo cual, cuando llegamos a su portal me daba la impresión de que el suelo se caería en algún momento dado. Entramos en su casa e inspeccioné el lugar, de no ser por la música y las doscientas personas que podrían haber allí, la casa tendría que ser acogedora.

- ¡Hola! - gritó Kyle cuando nos vio.

- Hola. - le saludamos los seis.

- Ronnie. - me dijo mi hermano. - Cam y yo nos vamos hacia allá, ¿vale? Tened cuidado y no bebais mucho.

- No tranquilo. - dijo Emily con la mejor cara de inocente que tenía. - Yo te la cuido.

- Eso espero. - dijo con una sonrisa.

Emily y Wen se fueron con Maica a pedir unas bebidas, pero antes de eso, Wen le susurró algo a Kyle en el oído que no pude escuchar por el volumen de la música.

- Ronnie. - dijo Kyle llamándo mi atención.

- Kyle. - dije con una sonrisa.

- Estás preciosa. - dijo con una mirada divertida.

- Me lo prometiste. - le advertí, su mirada no me traía nada bueno.

- ¡No me he metido contigo, ni te he hecho nada! - exclamó con una risa. 

Kyle se acercó a mi, cogiendome de la cintura y empujándome hacia él. MI cuerpo y el suyo estaban pegados, demasiado para mi gusto. Acercó su cabeza a la mía, no sé porque pero cerré los ojos al notar su aliento en mi oreja. 

- Todavía. - me susurró.

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