11. Domingo de amigas.

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- Ronnie. - alguien empezó a moverme el hombro delicadamente. - Ronnie, vamos despierta. - dijo la misma voz empezando a empujarme un poco más fuerte. - ¡Ronnie! - gritó finalmente.

- No grites. - murmuré abriendo los ojos. Que dolor de cabeza. - ¿Qué hora es? - pregunté una vez que me di cuenta de que era Maica la que me había despertado.

- Son las dos de la tarde. 

- ¿Cómo? ¿Ya? ¿Cuanto he dormido?

- Viniste a casa sobre las cinco de la mañana o por ahí. 

- No me acuerdo de nada.

Y era cierto. No me acordaba de nada. Mis recuerdos de la noche anterior estaban muy borrosos y eso me frustraba, quería saber que había pasado durante la fiesta y no recuerdo nada. 

- ¿De nada? - dijo Emily entrando en mi habitación.

- ¿Qué hacéis todas en mi casa? - pregunté confusa.

- Venimos a ver como estabas. - dijo Wen, que entraba detrás de Emily. 

- ¿Pasó algo anoche? - preguntó Maica.

- No lo sé. - dije sentandome en mi cama con las piernas cruzadas. - Lo último que recuerdo es que Maica me pidiera las llaves para venir a casa. 

- Pues eso fue sobre las tres menos veinte. 

- ¿En serio? - grité. Mierda. La cabeza me retumbaba. - No me puedo creer que no recuerde lo demás. 

- Bueno pero no pasa nada. - habló esta vez Wen. - Estás sana y salva. ¿Tienes la regla, no?

- Me tiene que venir la semana que viene o dentro de dos semanas tal vez. - les dije sin importancia. - ¡Oye! - grité cuando caí en lo que se referían. - ¡No hice nada de eso!

- ¡No te acuerdas! - gritó Wen. - A diferencia de otras. - miró a Emily con una sonrisa pícara en la cara. 

- ¡Oh dios! - grité. De eso si que me acordaba. - ¿Te has tirado a mi hermano? Eres repugnante , Emily. - exclamé con cara de asco. - Anda, se útil y ve bajo a por una pastilla para mi dolor de cabeza.

- ¡No me he tirado a nadie! - gritó con una risa. - Pero eso sí... - se levantó y ando hacia la puerta con una sonrisa. - ... besa que te cagas. - salió corriendo, se escuchaban los pasos que daba al bajar las escaleras.

- Que puta cerda. - murmuré. - Voy a hablar con Scott. - dije al mismo tiempo que me levantaba.

- Esta en casa de Cameron. - me informó Maica. - No ha venido aún. 

- ¿Has estado aquí todo el tiempo? - le pregunté, sentándome de nuevo. 

- Quería saber que estabas bien. - me dedicó una sonrisa. - Es decir, es la primera fiesta a la que íbamos tanto tú como yo, y no me gustó mucho dejarte y venirme a tu casa sola mietras estabas en la fiesta. Me sentía culpable de haberte dejado allí con Cameron.

- Espera, ¿estuve con Cameron antes de que te fueras? - le pregunté sorprendida.

- Y después también.

- Menos mal. - dije aliviada. - No me ha podido pasar nada estando con Cameron.

- Si, bueno. - habló Wen. - Al menos estás bien.

 Emily volvió con un vaso de agua y un puñado de pastillas para todas. Al parecer a todas les dolía la cabeza todavía. Estuvimos hablando de la fiesta básicamente. Maica nos contó que no bebió mucho, pero al no estar acostumbrada a beber, cuando llegó a casa vomitó y todavía le dolía bastante el estómago. Wen, por otra parte, se pasó toda la noche con Brad. No hemos querido entrar en detalles. Y Emily, bueno, su noche se resumió en bailar y comerse la boca con mi hermano. Muy repugnante y desagradable, por cierto.

Me sentía bien conmigo misma por recordar gran parte de la noche pero al mismo tiempo estaba preocupada. Había bebido bastante y no recordaba nada de lo que pasó desde que Maica me pidió las llaves hasta que llegué a mi casa, -que por otra parte no sé ni como llegué- y eso me hacía enfadar. Las imagenes que recuerdo son divertidas y me lo pasé genial, excepto una.

- Vi a Barbara y a Kyle besándose. - dije en mitad del silencio que se formó en poco tiempo.

- No me sorprende. - habló Emily sin darle importancia.

- Se veía venir. - dijo esta vez Wen.

- Yo también lo veía venir. - comentó Maica

- ¿En serio? - pregunté sorprendida. - ¿Por qué soy la única que no lo veía venir?

- Eres inocente. 

- Maica, tú no eres la más indicada para hablar de ser inocente. - exclamé acompañada de una risa.

- ¡Yo no soy inocente! - gritó mientras reía. - Soy tímida.

- Sí claro. - rió Emily con ironía. - ¿Por qué has puesto esa cara al decirlo? 

- No lo sé. - y realmente no lo sabía. - Es que, les vi ahí, morreandose* en mitad de la fiesta y me dieron ganas de vomitar. 

Mis amigas empezaron a reír, y yo también lo hice.

- Es normal. - dijo Wen. - Anda que ella también. - habló mientras ponía voz de madre decepcionada. - Morrearse en mitad de la fiesta. ¡Qué vergüenza!

- ¡Cuidado que tenemos aquí a la monja! - gritó Emily con una risa. - ¡Pero si tú hiciste lo mismo, pedazo de zorra!

- No es lo mismo, lo mío fue con mi novio. - dijo con una sonrisa.

- A saber lo que hiciste con tu novio. - dije yo divertida. - Yo no voy a cuidarte a los hijos, te lo dejo como dato.

- Me los cuida Maica. - dijo orgullosa acompañada de una sonrisa.

- Ni de coña. - contestó Maica con una risa.

- Conmigo no cuentes tampoco. - habló Emily.

- Tranquila. - dijo despreocupada. - Cuando quiera matarles, te los llevaré a ti. 

- ¡Retira eso! - gritó Emily tirándose encima de Wen mientras las demás reían. 

La tarde estuvo muy bien. Fue el primer Domingo que pude comentar sobre la fiesta que tuvimos y eso me hacía sonrir por dentro. Ya no era la marginada del grupo; y Maica tampoco. Eso sí, a la próxima, intentaré beber menos, porque las imagenes siguen borrosas en mi mente y yo quería saber que había pasado anoche.

Morrearse* : besarse.

Dedico capítulo a el quinto comentario xx

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