22. Gracias.

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- ¿Qué te dijo qué? - gritó Emily desde la otra línea. - ¡No me puedo creer que te dijera eso!

- ¡Será cabronazo! - escuché a Wen por detrás. - Deberías haber venido aquí con nosotras hoy, Ronnie. Deberíamos hablar las cosas, tú tendrías que desahogarte.

- Está bien chicas, estoy bien. - murmuré. - Es sólo que no me puedo creer que me haya dicho eso.

- Yo tampoco.

- ¡Maica devuélveme el teléfono!

- ¡Emily deja de gritar y pon el mano libres!

- ¡Ya está! Ronnie habla.

Solté una risa antes de contestar.

- Chicas, estoy bien, en serio, sólo quiero hablar con Scott.

- ¿Cón Scott? - preguntó Emily. - ¿Para qué?

- Para preguntarle qué fue exactamente lo que habló con Cameron.

- Claro, ¿Y qué te hace pensar que te lo va a decir?

- No lo sé, sólo... - cerré los ojos y moví la cabeza de un lado hacia otro rápidamente, nerviosa. -... dejádme pensar. Os dejo, luego hablamos chicas. 

- Si necesitas algo nos llamas.

- Sí, claro.

Deje mi móvil en mi mesita de noche y me tumbé mirando el techo. Estaba enfadada, estaba cansada y confundida. Cerré los ojos y suspiré. EN estos momentos odiaba mi vida, odiaba todo lo que me estaba pasando. No entendía por qué Cameron me dijo que yo era una zorra, y mucho menos por qué estaba peleándose con Jackson. No sabía que habían hablado mi hermano y él sobre mí, y tampoco sabía por qué mi hermano estaba hablando de mi como si fuera una maldita zorra. Me pasé las manos por la cara y las bajé a mi cuello. Necesitaba dormir, pero no podía. Necesitaba hablar con Scott, y a pesar de que sabía que no era lo más inteligente que podía hacer, era lo que mi mente me pedía.

Eran las cuatro y media, Scott vendría en media hora. Tenía que pensar qué era exactamente lo que le diría, no podía gritarle, ni mucho menos insultarle. No al principio. Me senté con las piernas cruzadas en la cama y cogí el ordenador. Mataría el tiempo que me quedaba. Puse música, y entré en mis redes sociales un momento para comprobarlas. Volví a mirar el reloj; cuatro menos diez. Se supone que ya habría acabado el entrenamiento y estaría viniendo a casa, se supone. Ese era capaz de no venir a casa sin decirle nada a nadie. Recé interiormente, sólo me quedaba esto. 

Escuché el sonido de la puerta cerrarse e inconscientemente me levanté y baje a el piso de abajo. La mochila de Scott estaba en el pasillo. Me encaminé a la ventana que conectaba la cocina con el comedor y asomé un poco la cabeza, allí, vi a Scott plantado delante de la nevera.

Este es tú momento, Ronnie. No hay nadie más en casa, ahora puedes hablar con él.

Entré en la cocina lentamente, los latidos de mi corazón cada vez iban más y más rápido. Estaba demasiado nerviosa. Scott escuchó mis pasos y se giró, cuando me vio allí parada lo único que hizo fue girar la vista de nuevo a la nevera, y eso me puso más nerviosa.

- ¿Podemos hablar? - murmuré.

- ¿Sobre qué? - dijo con asco.

Cuando Scott me hablaba con ese tono de voz era como si alguien me clavara un cuchillo en el corazón. Empecé a respirar un poco más deprisa, y noté como mi pulso se iba acelerando.

- Sobre Cameron. - mi hermano soltó una risa. - ¿Qué?

- ¿En serio? ¿Llevamos semanas sin hablarnos y sólo me quieres hablar de Cameron?

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