8.El Ganador de la Apuesta.

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Cuando llegamos al gimnasio Emily y yo estábamos muertas de la risa, Ryan había chocado contra un poste cuando vio pasar a un chico de cabello rubio y corto, con grandes músculos, los tres nos habíamos quedado viendo al espectacular espécimen masculino que teníamos enfrente pero Ryan se había quedado embobado y no había visto el poste que había enfrente.

-Ya cállense, no fue tan divertido. - dijo Ryan molesto.

-Si lo fue!! - contestamos Emily y yo al mismo tiempo mientras nos seguíamos riendo.

-Son las peores amigas del mundo. -bufo molesto mientras entraba al gimnasio.

El señor Mason estaba en la recepción como siempre, cuando nos vio sonrió y se quitó sus gafas.

-Me gusta la expresión de sus rostros muchachos, vivir con alegría es muy importante. - dijo con una pequeña sonrisa.

-Si supiera porque se ríen - murmuró Ryan molesto.

-No importa la razón, una sonrisa sincera siempre es bienvenida - le contestó el señor Mason.

-Gracias por esas bellas palabras señor - dijo Emily, luego ella miró a Ryan. -¿Vez?, siempre hay que sonreír, anímate, fue divertido. - le dijo ella.

Ryan sonrió un poco y se fue a empezar a entrenar. Emily y yo lo íbamos a seguir pero el señor Mason nos detuvo.

-Chicas, el vestidor de chicos esta fuera servicio, una tubería se rompió y ahora está un poco inundado, mañana vendrán a reparar eso, pero por hoy mande a los chicos al vestidor de chicas, les prometo que sólo será por hoy, es un día muy flojo, sólo hay como tres chicos ahora entrenando. - dijo mirándonos preocupado.

-No, no se preocupe, entendemos, no pasa nada. - conteste tranquila, Emily asintió de acuerdo con mis palabras.

-Sólo será por hoy, lamento quitarles su espacio, no lo hubiera hecho si no fuera necesario.- dijo el señor Mason apenado.

-No hay problema - dijo Emily.

Fuimos en dirección a los vestidores de chicas, no había nadie, todos estaban entrenando, el señor Mason tenía razón, sólo había como tres chicos en el gimnasio, hoy habían faltado muchos, generalmente son como unos veinte o treinta a lo mucho. Emily dejó sus cosas en su taquilla y luego se fue a saltar la cuerda, yo me quedé en los vestuarios intentando abrochar mi cadena donde traía mi llave, pero me parecía imposible, el broche era muy pequeño, no alcanzaba a verlo bien, la cadena no era muy larga y mi vista era limitada.

-Fea. -susurró alguien de repente en mi oído, provocándome un susto de muerte. Tire la cadena con mi pequeña llave al piso del susto que me di.

-Mierda, Dylan!! Casi me da un infarto, idiota - le dije mirándolo con el ceño fruncido mientras recogía mi cadena junto con la llave del piso.

-Que delicada. - murmuró divertido mientras pasaba a un lado de mi y metía sus cosas en una taquilla, después la cerró con una pequeña llave igual a la mía.

- Esto es una mierda - dijo mirando la pequeña llave en su mano - No tengo donde cargar esta cosa

-Dímelo a mí - murmure distraída mientras de nuevo trataba de abrochar la cadena con la llave de mi taquilla a mi cuello.

-¿Qué haces? –  Me pregunto Dylan curioso.

-Guardando la llave te mi taquilla, ¿Donde la guardas tu? – Le pregunté distraída todavía, estaba concentrada en cerrar el pequeño broche de mi cadena. Hice la nota mental de conseguirme una cadena más larga para simplemente pasármela por la cabeza y listo, así no tendría que pelear con esta cadena todos los días, no importa cuánto me guste llevarla, necesito una más larga.

Tentación - En proceso de correcciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora