Capítulo 6: Un Príncipe En Mi Casa

171K 10.8K 2.6K
                                    

Me quedé a la espera de una respuesta.

—Tenemos que hacer el ensayo ¿no? — Respondió enigmáticamente.

—Que tierno eres por querer ayudar — dije sarcástica —, pero no necesito tu ayuda. Puedo hacerlo sola.

Él se cruzó de brazos.

—Eres un caso perdido. Te enojas si no colaboro y te enojas si lo hago — dijo con fastidio —¿Quién te entiende?

—Eres un pesado.

—Y tú una estúpida fastidiosa.

—Suficiente, ya me cansé de ti — Exclamé mientras empezaba a cerrar la puerta.

Dylan puso una mano en ella, evitando que la cerrara por completo.

—Créeme, yo estoy más fastidiado de ti que tú de mí. No creas que me gusta pasar tiempo contigo, pero quiera o no estoy atado a ti... así que ahora cerraras la boca y haremos el trabajo.

—No me digas que hacer, y tampoco creas que es lindo pasar tiempo contigo —Añadí abriendo la puerta por completo y haciéndome a un lado para dejarlo pasar —. Terminemos esto rápido.

Él entro a la casa y cerró la puerta.

—Queda claro que eres la mejor anfitriona del mundo.

Puse los ojos en blanco, decidí no llevarle la corriente y mejor camine a la cocina con Dylan detrás de mí.

—Y a todas estas... ¿Cómo sabes dónde vivo? — Inquirí.

—Pueblo pequeño. Todos saben dónde viven todos —Fue su contestación.

—Acosador — Canturrie.

—Eso quisieras, Gnomo.

Siempre que nos vemos, de alguna manera terminamos insultándonos y discutiendo por cualquier tontería. Deberían darnos un premio por ser los inmaduros más grandes de la historia. No soy de las personas que van por la calle y le grita a todo el mundo, pero con él simplemente es imposible, es tan... exasperante y fastidioso que simplemente no puedo evitar explotar.

Dylan tenía razón, estábamos atrapados el uno con el otro nos guste o no. Teníamos que encontrar una manera de no sacarnos los ojos antes de entregar este o cualquier otro trabajo que tengamos que hacer juntos en el futuro.

Una vez en la cocina, abrí el refrigerador y saqué una jarra de limonada.

—¿Quieres algo de tomar? — Ofrecí. Estaba escogiendo pertenecer al bando diplomático.

—Lo que sea está bien — Contestó dejando caer al suelo su mochila y sentándose en uno de los taburetes de la barra —¿Qué te parece si hacemos una tregua, Gnomo? —Ofreció con aire pensativo.

Lo miré mientras servía limonada en dos vasos.

—¿Qué clase de tregua?

—Llevar las cosas en paz. Prometo que tendré paciencia contigo si tú prometes no ponerte malhumorada, gritona y la defensiva conmigo.

Bufé a lo que dijo

—¿Yo soy la que se pone de mal humor?... me parece que estas mal.

—No, yo no estoy mal. Tú eres una insoportable que todo el tiempo está discutiendo todo lo que digo.

—No, no y no. El único con problemas eres tú, todo el tiempo estás enojado y pareces traer un letrero en la frente que dice "Aléjate o te golpeo".

—Tal vez solo sea contigo, eres realmente insoportable en ocasiones —Refutó.

—Por favor, no llevo mucho aquí y ya me di cuenta de cómo todos se alejan de ti... no creo que la insoportable sea yo.

Tentación - En proceso de correcciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora