Capítulo XXIII

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HOLA A TODOS!!!

ALGO TARDE, PERO YA ESTÁ AQUÍ :)

ESTE ES ALGO MÁS LARGO QUE MI MEDIA, PERO ES QUE NO PODÍA DEJAR LA ESCENA FINAL A MEDIAS!!!

ME ALEGRA VER QUE SEGUÍS COMENTANDO A PESAR DE LA BREVEDAD DE LOS CAPÍTULOS JAJAJAJA

EN FIN, QUE PASÉIS UNA BONITA SEMANA Y ESPERO QUE OS GUSTE!!

¡¡¡¡¡BESOTES ENORMES!!!!

***

Cerró los ojos elevando el rostro para que los rayos del sol pudieran entibiarle la piel.

No se había dado cuenta de lo que echaba de menos el poder estar disfrutando del aire libre y de una tarde como aquella. Ciertamente, Green Park no era igual que los prados que rodeaban Gloucester, había demasiadas personas, demasiado ruido de charlas y relinchos, pero haciendo un esfuerzo casi podía olvidar que se encontraba en Londres rodeada de mansiones y que en cambio estaba rodeada de naturaleza salvaje.

Aspiró y expulsó el aire muy lentamente. Tendría que venir más a menudo para conseguir relajarse. Su vida había cambiado muchísimo en poco tiempo y la verdad es que estaba feliz como nunca pensó que llegaría a estarlo. Se había acostumbrado tanto a tomar todas las decisiones y a su solitaria vida que el saber que podía contar con otra persona en la que poder apoyarte y pedir opinión era bastante reconfortante y si a eso se le añadía que estaba locamente enamorada....

Miró alrededor al oír gritos y ladridos provenientes del escandaloso grupo de niños que jugaban intentando elevar una cometa. Un poco alejados se encontraban Minny y Aaron charlando pero sin quitarles ojo a los pequeños que parecían que habían encontrado con quien jugar. El niño y la niña se parecían como dos gotas de agua aunque había diferencias notables entre ellos como el color del cabello. El de él era negro y el de la niña de un rabioso pelirrojo. Podían tener la edad de Thomas y los tres perseguían, correteando de aquí para allá, a David que era el encargado de mantener la cometa en el aire. Los perros tambíen parecían felices pero Liseth se preocupó de que empujaran sin querer a alguno de los pequeños. Aún su estabilidad no era demasiado buena y aunque caían y se volvían a levantar como si nada, una demostración de cariño demasiado efusiva por parte de uno de los perros podía hacerles daño. No se preocupaba demasiado por su hijo, sabía que no le pasaría nada, pero los otros niños....

Suponía que las mujeres que se encontraban a pocos metros de ella eran las madres de al menos ellos por el pelo rojizo. Definitivamente sí, ellos eran hijos de la distinguida pelirroja, no había duda. La mujer miraba sonriente como se divertían los críos mientras contestaba a su acompañante. Más allá se encontraba una muchacha que suponía que formaba parte del servicio de las damas.

Volvío su atención a las mujeres. Eran muy elegantes y se arrepintió de nuevo de no haber pensado antes de salir. Su vestido era de buena calidad pero nada comparable a los tejidos y encajes que ellas llevaban. Suspiró resignada. Nada podía hacer en esos momentos y ahora solo le quedaba disfrutar de la tarde.

Se levantó de la manta en la que estaba sentada cuando vio que Thomas empujaba a la niña para tirarla al suelo. Ella lo miró atentamente, sin llorar como había esperado que hiciera, y entonces su hijo la ayudó a levantarse, o más bien trató, porque los dos terminaron revolcándose en la hierba. El otro pequeño pareció entenderlo como un juego y se tiró encima de ellos haciendo que los dos perros los lamieran dejándolos completamente empapados. Cuando llegó a su lado y consiguió tenerlos a todos de pie. Las risas eran generalizadas y ahora era ella la que estaba siendo atacada por dos lenguas babosas.

Saga Londres 3 " Atrapado en ti "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora