Capítulo 29: Pobre iluso engreído (editado)

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-No importa lo que me digas Sara, no hablaré con Tomy.- ella se encogió de hombros.

-Bueno, le prometí a Tomy que hablaría contigo, que te diría lo que pasó y que hables con él pero no le prometí que te insistiría, así que mi trabajo aquí está hecho.- se acomodó mejor en el asiento mirando a todos lados.

Habían pasado tres días desde la última vez que vi a Tomy en La Plaza y he estado ignorando sus llamadas, sus visitas a mi casa o cualquier encuentro que podamos tener por casualidad, lo que significa: encierro total en mi cuarto.

Sólo salgo por las mañanas cuando tengo que ir a hacer las 60 Horas, cuando necesito comida en mi estómago (que usualmente es todo el tiempo, pero me las arreglé para llevarme toda la comida que en mis manos quepan a mi cuarto) y también cuando necesito higienizar mi cuerpo.

Miré alrededor de la pequeña cafetería nueva que abrió por el vecindario en la que estamos ahora mismo, un local cerrado y pequeño pero sirven muy bueeeenos sandwiches. Sus jugos tampoco están nada mal.

De repente una figura parada en el mostrador se me hizo conocida, estaba de espaldas así que no lo pude reconocer bien hasta que una chica se le acercó y él la rechazó amablemente. Entonces supe quién era.

-¡Hey, Rudy!- vociferé -¡Por aquí!

El aludido volteó a mirarme y en su, ya no regordete, rostro se formó una hermosa sonrisa. Recogió su jugo y su sandwich del mostrador y a continuación se sentó junto a nosotras.

-¿Qué cuentan, chicas?- dijo a modo de saludo.

-Yo estoy bien.- respondió Sara, luego hizo una seña con el dedo hacia mí -De ella no estoy muy segura.

-Yo puedo responder a eso, gracias.- le dije sardónica -Estoy tan bien como se pueda estar llevando 3 días, 8 horas, 27 minutos y- hice una pausa para mirar el reloj de mi teléfono -44 segundos sin ver a Tomy, pero ¿quién los cuenta?

Sara rodó los ojos con cansancio y Rudy se escondió detrás de la mordida de su sandwich para no contestar a la pregunta que hice, de la cuál tampoco esperaba una respuesta. Sólo lo dije porque ¡estoy nerviosa!

De verdad quiero a Tomy y no quería que termináramos así, fui cegada por los celos y la furia pero ahora ya no puedo retroceder el tiempo y pararme un poco a pensar mejor las cosas. Sé que tengo la opción de ir a hablar con él pero soy una cobarde por no querer hacerlo ya que sé que inmediatamente Tomy se me presente en frente me tiraré a sus brazos y perderé toda mi dignidad como la boba enamoradiza que soy.

¿Enamoradiza? No, yo todavía no estoy enamorada de Tomy.

¿O sí?

Por otro lado, el que haya encontrado a Tomy muy campante hablando, riendo y bebiendo una malteada con "Natasha" justo después de haber tenido nuestro momento pequeño-apretujón-de-nalgas me da razón suficiente para estar enojada con él.

Es justo que no quiera dirigirle la palabra, se lo tiene bien merecido.

Otro rostro conocido entrando por la puerta del local me hizo salir de mis pensamientos y sin saber lo que hacía ni fijarme en nada ya le estaba haciendo señas a Dulce para que se acercara.

Dulce me vio y me saludó, volvió a girar para hablar con ¿la puerta? No, no es la puerta. Es Alan.

Y ahí es cuando me di cuenta del error que había cometido. Rudy está aquí, Dulce está aquí y está acompañada de Alan.

Esto no se ve muy prometedor.

-¿A quién le haces señas?- preguntó Rudy con el ceño fruncido, giró la cabeza hasta donde estaban Dulce y Alan y apretó los puños imperceptiblemente al verlos juntos.

La Lista de Clary [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora