Capítulo 24: Vamos por un helado (editado)

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—¿Cómo te fue hoy en la escuela, cariño?— preguntó mamá cuando la puerta se cerró detrás de mí al llegar a casa.

Estaba sentada en el sofá mientras ojeaba una revista. Levantó su vista hacia mí cuando me senté al lado de ella y le di un beso en la mejilla.

—Bien. Un poco loco sí, pero bien.— sonreí ligeramente y apunté con mi barbilla hacia su hinchado vientre —¿Y el embarazo?

—Va mejor. Ya no me dan arcadas por las mañanas y los mareos han disminuido.

—¿Y la comida?

—La comida sigue igual. Como más que una vaca gorda en el pasto.— nos quedamos ahí juntas hablando hasta que Casandra nos llamó para avisarnos de que la comida estaba lista —¿Cuándo empiezan los exámenes?

—La semana que viene.— me senté a su lado en la mesa y empecé a comer. Al poco tiempo bajó William y se sentó junto a nosotras.

—¿Qué hay de nuevo, terrícolas?

—Wow— exhalé —Ya venía siendo hora de que te dieras cuenta de que no eres un humano. Me alegra que al fin aceptes que eres un fenómeno.

—Ja-Ja, chistosita.— contestó sarcástico —Mamá ya conseguí un empleo, empiezo hoy. ¿Puedo volver a ver a Sara?

—¿Que tú qué?— preguntó ella asombrada. Entrecerró los ojos con sospecha —¿Dónde estás trabajando?

—De cajero en Pizza Hut.

—¿Cajero tú?— pregunté incrédula. William de cajero era una de las 5 primeras cosas en mi lista de Nunca Podrá Funcionar —Ni siquiera sabes cuál es la raíz cuadrada de nueve.

El tiempo de William en España no fue por matemáticas especialmente. Si apenas se sabe cuánto es 2+2 y es a causa de la canción de la tablita. William consiguió entrar en el instituto por la buena nota que tenía en deportes.

—Claro que sí sé, es tres.

—¿Quién te lo dijo?

—Tomy.— agachó la cabeza y comió de su plato de comida.

—Tenía que ser el nerd.— hablando del cuatro ojos, me dijo que lo llamara antes de ir a las clínicas —Bueno, yo me voy.— anuncié, al tiempo que me levantaba de la silla y dejaba mi plato en el fregadero —Tengo clínica esta tarde y todavía no me he cambiado el uniforme.

Ugh, odio mi uniforme. Consiste en un pantalón de tela negro con un polo-shirt gris, zapatos negros y calcetines grises. En el lado derecho del pecho tiene el logo del colegio y el nombre de éste en letras negras en el borde de la manga izquierda. Aparte de que es feo también da calor como ningún otro.

Por lo menos no hay que ir con el uniforme a tomar las clínicas, eso sería muy incómodo.

—Y yo tengo que ir a conocer el trabajo de William.— dijo mamá parándose de la silla. Will la miró con los ojos como plato mientras masticaba un bocado de comida.

—¿Que tú qué?

—Que iré a conocer el trabajo que te dieron. ¿A qué hora empiezas?

—A las 4, pero mamá no creo que sea...

—Pues sube a alistarte.— continuó ella, ignorando las protestas de William —Yo tengo que darme un baño relajante porque presiento que me va a hacer falta estar relajada y calmada cuando conozca a tu jefe y los demás empleados.

—¿Que tú qué?— preguntó Will de nuevo.

—¿Sólo eso sabes decir? Ay William, por Dios. Trata de decir otra cosa o pensarán que eres un retrasado.— negó con la cabeza y se encaminó escaleras arriba —Si me necesitan, estoy en el baño de mi cuarto relajándome.

La Lista de Clary [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora